Un Amor Secreto ||Ezra Miller

07 - Huida

|• Huida •|

Luego de estar horas pereseando con mi amiga, me decidí en contarle lo de la cita.

—Lexa... Tobías me invito a salir.

La quede viendo, ella sonrió desde el ordenador resolviendo un trabajo de su facultad.

—¿Qué paso con Miller? lo olvidastes pronto... —vaciló.

Solté un sonido fe frustración.

—Tú sabes lo loca que me estaba poniendo con él, ahora... Ahora no se cuales son sus planes, hemos estado dos años en la misma aula y de pronto por un milagro se quedará conmigo. Y ¡Zas! me habla un día solo para pedirme apuntes y darme sonrisas demasiados bonitas. La cuestión es que... No se lo quiero poner fácil, quiero conocer nuevos chicos y que él vea que no es el único.

Todo lo tenía atascado y Lexa pareció comprender cada palabra y me dio una sonrisa simpática con abrazo.

—Eso significa que no te gusta y solo lo harás por hacerle parecer Miller que eres toda una perra ¿no? —inquirió con una ceja alzada mientras cerraba el ordenador.

Y eso es lo peor, que me gustaba Miller pero yo no sé si compartíamos ese mismo sentimiento, en cambio Tobías había sido tan lindo y divertido qué me sentía confundida.

—Estoy... Confundida —admití.

Su rostro fue de sorpresa y lo entendía estaba tan enamorada de Miller que de pronto aparecía otro y me olvidaba de él... Y eso sólo lo hacia pasar como un capricho.

—No has estado en ninguna relación Charlotte, llevas tiempo sin salir a una cita porque la última fue con el extraño de Philip que por cierto nunca me agradó.

Mi cita con Philip fue un desastre, me llevo a comer pizza. Ordenamos y nos sentamos a charlar sobre lo tipos de flores, ¿Se imaginan que clase de conversación? ¡Fatal! llegaron nuestra pizzas y yo quería salsa de tomate pero estaba algo apretado el frasco y no salía nada, entonces él lo estuvo apretando y apretando en mi pizza pero ni una gota.

—Ya dejalo Philip, no importa —le contesté incómoda.

—Ya casi sale —apretó mas fuerte y un chorro de salsa salió directo a mi camisa que de mala suerte era color claro. Tome mi bolso y sali hecha una furia de ese lugar. Al día siguiente me mando unos chocolates con una disculpa que decía si repetiriamos la "cita" cosa que no iba a pasar.

Reí ante el recuerdo que me habia provocado Lexa.

—Bien y entonces retomando lo anterior... Iremos a comer helado —Me encoji de hombros— Talvez se le ocurre algo más...

Hizo un mohín pensando.

—Esperemos que sí, yo saldré donde Louis que al parecer anda molesto con Harry... Por eso la cocina estaba un desastre se tiraron de todo.

Entorne mis ojos, en ellos sólo existía drama.

—Me iré a cambiar, te dejaré la cena lista —mientras caminaba hacia mi habitación.

—No será necesario, le diré a Louis que me preparé algo —grito y casi puede sentir como esbozaba una sonrisa.

Media hora después ya estaba lista. Cambié mi short por una falda a la mitad de la pantorilla, mi camisa de tirantes por una con mangas y botas. Tomé mi bolso y tenia una llamada perdida de Tobías, así que le mande un mensaje de texto.

«Ya estoy lista»
Fue lo único que le pude poner los nervios me estaban matando. Al instante vibro mi móvil.

«Me mandas la dirección de tu casa»
¿Es enserio? Vivo en un piso de la universidad, mi verdadero hogar esta en California.

«Que tal si vienes a la Universidad Clayton y yo te espero afuera »

«Okay »
Fue su repuesta, tome lo necesario y fui directo a la salida.

Estaba nerviosa, demasiado nerviosa. No... No podía ir. Así que detuve al primer taxi que paso.

Me monte por la parte de atrás y no sabía ni siquiera donde queria ir...

—¿Donde la llevo? —su voz sono algo ronca, como de un depredaror sexual ¡y yo con falda! si, soy algo paranoica.

Me removí un poco incómoda porque ni yo sabia donde ir, lo miré por el espejo del retrovisor y a pesar de lo oscuro que empezaba hacerse se notaba tenso.

—Yo... mmm... ¿me puede llevar al bar mas cercano? por favor —musite avergonzada pude ver fruncir su seño con la vista al frente, luego de unos minutos contesto.

—¿Desea un lugar tranquilo o alborotado? —Sonreí por su respuesta, estaba siendo más que generoso.

—Tranquilo, por favor —Fije mi vista en la ventanilla, estaba mas relajada no nos estabamos alejando mucho de la universidad y lo agradecía.

No sé, ni porque me estoy fiando tanto de este hombre.