Capítulo Cuarenta y Nueve

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Antonio.-

Otra gran metida de pata que me hacía pensar si Danna y yo en realidad deberíamos intentarlo. Tal vez ella tenía razón... quizá yo también debería comenzar a valorar a quien tenía a mi lado, en este caso ¿Tamara?, quizá así Sofía regresaría más rápido a mí.

No, claro que no, por Dios, ¿qué estaba diciendo?, en mi interior yo sabía que en serio quería probar cómo era estar con Danna, aunque sólo fuese por un corto periodo de tiempo antes de que el que yo seguía considerando mi más grande amor y yo estuviéramos juntos de nuevo. Por eso mismo durante la siguiente semana no dejé de enviar las flores a la dirección de Danna, ella debía saber que mi arrepentimiento era sincero, sobre todo ahora que yo estaba realmente libre de cualquier compromiso o de cualquier mujer que creyera que lo nuestro iba en serio, como Tamara.

—¿Todo listo? —cuestionó Manuel pasando entre los autos en los que viajaríamos a la casa de su papá en Vallarta.

—Todo listo —afirmó Carlos en medio de un bostezo.

—Pregunté si todo estaba listo —repitió Manuel seguido del tono de un teléfono celular; todos los presentes nos miramos en silencio esperando que el tono se detuviera y luego Saúl se disculpó diciendo que era el suyo, sus brazos dejaron de rodear a Danna —por su propio bien— y respondió el celular rápidamente, no sin antes ponerle a ella la gorra que él había estado usando. La observé a través de los lentes de sol lucir adorable con esa gorra puesta, vestida con esos pequeños shorts blancos que mostraban la hermosura de sus bien torneadas piernas y el top de tipo marinero que combinaba perfectamente y dejaba ver el volumen de su pecho; sintiendo seca la boca repentinamente tragué saliva con dificultad.

—Puedo ver a través de tus lentes —canturreó Carlos a mi lado—, deja de parecer un pervertido a punto de babear —pidió fingiendo estremecerse.

—Deja de mirarme —respondí obligándome a separar la mirada de Danna

—Tampoco te creas tan importante, yo sólo señalo los hechos —contestó. Observé a Saúl a unos metros de ahí mientras parecía sorprendido por lo que fuera que estuviera escuchando al otro lado de la línea telefónica.

—Si no regresa en un minuto lo dejamos —avisó Manuel a Danna haciéndola sonreír. Yo más bien estaba por la opción de llevarlo, subir a una lancha y ya entrados en el mar, fingir su trágica caída.

Casi como si Saúl hubiera escuchado las palabras de Manuel regresó a nuestro improvisado punto de reunión y habló con Danna primero.

—¿Es... en serio? —la escuché preguntar.

—Muy en serio, quisiera que lo hubieran pospuesto, pero... lograron abrir un espacio y atenderme mañana —explicó él.

—¿Todo en orden? —cuestionó Andrea con una impecable sonrisa que aunque parecía amable, también parecía muy practicada.

—No, todo lo contrario —respondió Danna—, Saúl y yo no iremos

—¿Cómo que no irás? —exclamó Karly abandonando su conversación con Daniel—, tienes que venir, no puedes abandonarnos ahora

—Tranquilos —pidió Genaro interfiriendo—, ¿de qué se trata todo esto?

—Tengo una entrevista mañana para comenzar la universidad en Enero —respondió Saúl a Genaro.

—Eso es importante —concedió Marlen.

—Sí, pero, tú no tienes por qué quedarte preciosa —inquirió Saúl hacía Danna poniendo ambas manos sobre sus mejillas—, son tus amigos y... finalmente yo regresaré el mismo día que tú y si no vas estarás aburrida como ostra

Mentiras de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora