—Que se llame Akito me hace querer darle todo el amor que tengo reservado para mis propios hijos —dijo Shigure al conocer al pequeño Akito Soma, hijo de Katsunuma Fuwa y Hatori Soma.
—A veces siento lo mismo —confesó el orgulloso padre—. De pronto me siento culpable por haber sido cruel con Akito y vengo a besar o acariciar a mi hijo para aminorarlo.
—Wah, eso suena tan mal que no sé en qué concepto de padre ponerte —dijo Fuwa desde la puerta donde tres Soma adultos y un Soma bebé estaban—. No debí haberte dejado elegir el nombre.
—Lo siento —hizo Hatori y la chica movió la cabeza en negativas mientras andaba hasta su marido para arrebatarle a ese pedacito de su amor.
—Te perdono solo porque de pronto me siento igual —confesó la joven madre y, después de besar los labios de su marido, se despidió de todos y llevó a su bebé a su habitación para alimentarlo.
UN AÑO ATRÁS
—Estoy nerviosa —dijo Fuwa sintiendo el aliento de Hatori en su cuello que recién había besado.
—No hay razón para estar nerviosa —aseguró Hatori deslizando sus palmas por la extensión de los brazos de la chica mientra hundía su rostro en el cuello de esa que amaba y se llenaba de su aroma—. Todo estará bien, te amo.
—También te amo —dijo la castaña y el joven buscó los labios que pronunciaron tan dulces palabras para agradecer con un beso.
Los besos lentos y profundos, así como las candentes y suaves caricias, fueron protagonistas de una magnifica escena de pasión que entibiaba el alma y enardecía el cuerpo de dos que se amaban.
—¿Lista? —preguntó Hatori y Fuwa asintió temerosa. Minutos antes había confesado que Akito, a pesar de haberla tocado, acariciado, mordido y torturado hasta el cansancio, jamás entró en ella. Así que esta sería la primera vez que sería tomada de esa manera por alguien.
»Te amo —volvió a decir Hatori, adentrándose en la mujer que deseaba fuera suya desde hacía tanto, y que protegería a toda costa a partir de ese momento y en lo delante.
Katsunuma apretó los dientes sintiendo que algo se abría paso dentro de sí, y gimió en la confusión de una nueva sensación.
No era placentero, no del todo, al menos. De su parte hubiera preferido que Hatori solo le acariciara como lo había hecho. Pero al ver la sonrisa de ese que amaba, una extraña sensación en su bajo vientre le hizo estremecer y disfrutar de lo que veía.
Cuando menos lo esperó sus gemidos no eran por desconcierto, eran por esa alucinante sensación de la fricción en su interior. La calidez era placentera, era sofocante y deliciosa. Su cuerpo se amoldó al del que la penetraba, y en cada estocada Hatori daba en el punto que hacía ver estrellas a la que era invadida.
Los gemidos pronto fueron jadeos por parte de ambos, la suavidad se tornó euforia y los besos fueron fuertes succiones y una que otra mordida.
Katsunuma nunca experimentó el placer que el dolor podía dar como justo en ese momento. Los dientes de Hatori en sus endurecidos pezones le nublaban la razón. Su cerebro se había vuelto loco, seguramente. No concebía que su cuerpo acalambrado quisiera más de algo que no podía soportar. Pero lo quería, y comenzó a pedirlo entre jadeos.
Hatori sonrió de nuevo, sintiendo la felicidad de sentirse necesitado también en el ámbito sexual y no solo emocionalmente, como había sido mientras vivían separados por Akito.
Sintiendo las uñas de su amada enterrarse en su piel, dejando marcas que nunca vio en el cuerpo del jefe de la familia, Hatori siguió en su labor de disfrutar del cuerpo de la que amaba mientras la volvía loca. O al menos eso es lo que sugerían sus delirantes murmullos y la manera desesperada en que se aferraba a él para que siguiera haciendo lo que hacía.
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UNA FRUTA EN EL ZODIACO
FanfictionKatsunuma Fuwa, tía materna de Tohru, llega a la casa de Shigure Soma para llevarse a Tohru con ella pero, debido a algunas extrañas circunstancias, ella termina viviendo en la casa principal de los Soma, convirtiéndose en el objeto de la discordia...