Series nocturnas.

Waltz de media noche

  Figuras tan negras como la noche de ese primero de noviembre. El cementerio era su punto de reunión a la media noche, se adentraron cada vez mas hasta llegar a un claro que tenía, la luz de la luna llena les daba el espectáculo hermoso y macabro que ellos deseaban, unas figuras se colocaban en el centro del claro y comenzaron a sacar instrumentos musicales de casi cualquier tipo, el resto se ponía alrededor de ellos, todos comenzaban a quitarse sus capas dejando ver los relucientes ojos que todos poseían de diferentes colores, la piel se les erizaba por que sentían la energía del momento, sus ropas estaban ya listas para el baile que se llevaría acabo ahí mismo, los músicos comenzaban a tocar empezando por el violín y el chelo, la guitarra acústica les siguió y un piano portátil sonaba, la melodía empezaba hermosa mas sin embargo tétrica para el gusto de la gente, menos para quienes están ahí que la encuentran magnífica; el baile era fluido, todos estaban con perfecta sincronía, hombres cargaban a mujeres, mujeres danzaban con gracia, entre más bailaban, más integrantes se sumaban a ellos, pero los recién llegados no tenían un cuerpo físico, eran ánimas que deseaban disfrutar el baile con los que los habían convocado.

  Una de la mañana, dos de la mañana, tres de la mañana y hasta las cuatro de la mañana el baile seguía y seguía sin detenerse, pero los primeros rayos del sol daban la bienvenida al dos de noviembre y despedía a los convocados los cuales agradecieron a sus compañeros de baile recientes.

La despedida de ellos fue seguida por los de las siluetas los cuales se colocaron sus capas nuevamente y se retiraron, dejando aquel claro esperando al siguiente baile que se lleva acabo cada fecha especial para los que ahora se han ido, pero volverán.

 Cada noche del primero de Noviembre, la repetición del waltz era el mejor evento en las vidas, y muertes, de los participantes.