Única parte.

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-¿Alguna vez dudaste de quién eres?.- Rompió el silencio. Vapor cálido abandonaba su boca con cada palabra, fundiéndose con la lluvia fría de aquella noche vacía.

Dos corazones heridos, dos almas rotas haciéndose compañía.
Simplemente estando, simplemente siendo.
El reloj daba las 3:27 de la mañana cuando luego de dos horas de solo sentir en el césped bajo sus cuerpos, alguno decidió decir algo.

-No somos nadie.- Respondió con simpleza.

-Todos somos alguien.- Recibió como contestación.

-No, yo no soy alguien. Yo soy algo. O más bien, soy todo.- Lo miró con intensidad, quizás queriendo transmitir algo, quizás solo admirando, de cualquier forma, ya es tarde para querer interpretar.- Soy mi dolor, y también soy mi alegría. Las veces que sonrío al día, y a la vez las que lloro. Lo que me irrita pero también soy lo que me apasiona. Soy mis errores, mis decisiones, pero sin olvidar que también es parte de mi las intenciones con las que las realizo. Soy lo que olvido y soy lo que creo. Mis palabras, deseos, miedos e inseguridades. Soy este conjunto de cosas que no creo que puedan ser llamados alguien.

-¿Y cómo puede ser llamado entonces?-

-"Yo" me sirve bastante bien.

Otra vez decidieron callar. La lluvia pegaba su ropa a su cuerpo, el frío los paralizaba y la incomodidad era demasiada. Pero no hicieron nada, no se movieron en ningún momento, con las miradas todavía fijas al cielo. Porque entendían que tal vez aquella noche era la última en la que podían ser, porque solo estar ya no alcanzaba, no en aquel día específico, no a aquella hora determinada. No en ese momento.

-Yo sí pienso que soy alguien. Soy varios en realidad.- Finalmente retomó la conversación el contrario.- Soy ese que se contradice, el que ama el arte pero también el saber.
El que adora cuestionar cosas cuyas respuestas nunca podrá encontrar, pero por otra parte necesita y se apasiona por entender como son las cosas en realidad. Soy ese que busca llenar su vacío, y a su vez el que decide ampliarlo. Soy este niño frágil que se quiebra fácilmente. Pero no olvides que también soy el chico fuerte que intenta arreglarse por más que duela. Soy el que piensa, siente, ríe, llora, ama, etcétera. Soy el que está acá ahora, abriéndote mi corazón. El de hoy, el de ayer y seré el de mañana. El que quieras, el que necesites. Soy mucho más complejo que un simple "algo".

En la nada, a la deriva y divagando sin sentido, se encontraron. El agua seguía allí, la ausencia de calor y comodidad también, pero de alguna manera, olvidaron todo aquello. De alguna forma, se sintieron completos, por primera vez en mucho tiempo.

-¿Puede ser que no seamos lo que creemos?


-¿Puede ser que sí?


-Puede ser.


Esta vez, el silencio no se rompió de nuevo.
Ni ese día, ni ninguno. Y como si de algún tipo de pacto tácito y secreto se tratara, aquellas palabras se perdieron. En la lluvia fría, en la noche negra, en la persona a su lado, en el latido acelerado de dos corazones lastimados, que, quizás, comenzaran a sanar.

Tal vez después de todo no era importante qué o quién eramos, tal vez, después de todo, lo importante resultó ser el simple hecho de que fuimos.

Alguien, algo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora