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—Somos amigos pero te follaría si me lo pidieras, Yoon.

—¿Qué? —inquirió el mayor, luego de un rato, sin creerse lo que había oído.

—¿Qué? —le imitó el más alto, asimilando eso que había soltado así, sin más, después de tanto tiempo guardándoselo. ¡Genial, Hoseok!

—Hoseok dijo —intervino Seokjin, que había estado ahí desde hace un buen rato— que si tú se lo pidieras te follaría.

—Ah —suspiró—. ¡¿Que dijo qué?!

—Eso que oíste sordo, que el mayor del grupo soy yo —replicó Jin, riéndose de Hoseok por tratar de esconderse detrás del sofá de la sala—. Ahora me voy, se ve que tienen que hablar.

—¡No! Espera, hyung —rogó Hoseok—. No puedes dejarme así después de que me hayas hundido. ¡Traidor! —dramatizó, con una mano en el pecho.

El mayor se retiró, riendo en el camino a la cocina, planeaba contarle el chisme a los demás. Yoongi se acomodó en el sofá y quedó en silencio un momento que a Hoseok le pareció eterno y demasiado corto a la vez.

—Seok —llamó—, tenemos que hablar.

La verdad era que Hoseok tenía ganas de huir, salir a correr hacia el otro lado del mundo y más allá, pero sabía —y sí que lo aprendió esa vez— que escapar de una charla seria con Yoongi era suicidio seguro. Asintió y, rígido, se acomodó a su lado. El silencio se abrió paso otra vez. Y es que Yoongi tenía que procesar todo, porque no es fácil decir sí, al chico que vengo amando desde que lo conocí, repentinamente se le dio por ofrecerme tener sexo y oh, mi respuesta instintiva fue decir claro que sí (en su cabeza, por supuesto). Pero algo tenía que decir, y tenía que pensarlo a fondo, no vaya a ser que cuestione si es cierto o no, porque idiota no es, pero, ¿por dónde empezar? No tenía la menor idea de cómo llevar eso de ser correspondido por Hoseok, que hablamos de una de las maravillas del mundo.

—Hyung —musitó—, creo que es hora de decirlo —calló un momento en el que al más bajo se le había atorado el aire en el pecho—. Usted me gusta, y mucho.

A Yoongi el oxígeno de repente le faltó, por haber soltado el aire retenido tan de pronto. Si era difícil de asimilar la propuesta de sexo de hace un momento, ¿cómo podría aceptar más fácilmente que él le gustaba a Hoseok? Le gustaba a Hoseok. A Hoseok.

Las palabras se le quedaron estancadas en la garganta, incapaces de salir por la sorpresa, pero el silencio para el menor conllevaba otra cosa.

—Si usted no me quiere no se preocupe por eso —expresó, con una voz mucho menos alegre que de costumbre—. No haría un problema grave de esto, así que descuide —quiso consolarlo. Para el más bajo fue suficiente.

—No —negó, mientras acercaba al menor hacia sí, acariciando su espalda en el camino—. Tú me gustas. No. Te amo, Hoseok —confesó, mientras lo apretaba más, con cuidado—. ¿Sabes lo difícil que es asumir así como así que te gusto, cuando he estado amándote hace tanto tiempo? Tonto, es imposible que no te quiera, en esta vida y en las que existan. Y, además —prosiguió—, ¿qué es eso de no hacer un problema grave de esto? No quieras guardarte las cosas.

—¿Vieron? Les dije que si le mostrábamos a Hoseok esa publicación la imitaría inconscientemente —comentó el mayor, desde la cocina, a los demás que estaban viendo cómo ahora los dos miembros de la línea de rap se besaban como si no hubiese mañana—. Sabía que tenía razón, mis métodos son tan geniales —festejó, abriendo un paquete de papas fritas que ganó en la apuesta de si Hoseok haría que se confiese Yoongi o no. Los otros le miraron atónitos y, en el fondo, bastante desconfiados, ya se preguntaban si no usaría esas técnicas con ellos.

—Tendré más cuidado con lo que me muestra —dijo Taehyung, medio temblando en brazos de Jimin, quien se encontraba igual. El otro asintió, dándole la razón.

—No sean idiotas —les reprochó Namjoon—. Sólo lo hizo para juntarlos de una vez, esa tensión sexual daba miedo —aseguró.

—Hyung tiene razón —secundó el menor del grupo—, pero ¿con qué necesidad besarse así a estas horas del día, justamente en este lugar?

—Mejor veamos unas películas —sugirió Jimin, los demás asintieron y se retiraron a la habitación del mismo. Taehyung quiso robarle el paquete de papas fritas a Seokjin y éste le pegó.

—Y ustedes —gritó Jin— cuando terminen desinfectan el sofá, que ahí veo mis series.

Los menores rieron y los otros dos se separaron de inmediato, se arreglaron, y les siguieron para ver películas. Ya más tarde podrían continuar con lo suyo.


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qué verga es esto, sí, no sé

Friends  ⇢ SopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora