Capítulo 9

30 3 1
                                    

*En la cabaña*

Se encontraba una chica con los ojos entrecerrados apunto de dormirse, estaba cansada después de leer todos los libros sobre magia y entender un poco más. Al voltearse ve a Mangel atacando un ratón.

-¡Mangel no! ¡Ese puede ser el infectado!-dijo agarrando el ratón y empezando a examinarlo pero lo encontró en perfecto estado descartando su pata recientemente mordida por Mangel. Le curó la pata y cuando se recuperó, tomó forma humana. Un hombre de cabello castaño claro, ojos de un azul muy intenso y con una mirada de cansancio, a los ojos de Angie parecía de unos 26 años, como mínimo.

-¡¿Qué rayos?! ¡Eres un brujo!-dijo Angie asustada alejándose de él- Ni creas que tendrás mi alma... Vete.

-No exactamente, tampoco quiero tu alma, solo quería agradecerte y si te aterran los brujos, deberías tener mucho cuidado, puedo sentir que vives con uno.

-Michael es uno, pero él no me asusta... ¡Ese no es el caso!- buscó rápido con la mirada y agarró la escoba que estaba cerca y lo apuntó con ella-¿Qué eres y por qué te habías convertido en un ratón?

-Soy un vampiro, y ¿Puedes bajar eso? No te haré nada.

-Ni pienses que te voy a creer... Estuve leyendo, es una farsa que la mayoría de los seres mágicos usan para hacerles creer a otros que es muy poderoso.

-Para ser tan joven eres muy lista... ¿Cuál es tu nombre?

-Soy Yuri. Dame tu nombre también.

-Kenari Masamune -hizo una reverencia- Como dije, no pienso hacerte daño, solo quiero recompensar el que me hayas salvado de tu gato. Dime que hacer y lo haré.

-Pues... solo quiero que te vayas.

-Quieres seguridad lo puedo oler en ti- Se sentó en una banca que tenía cerca, seguía con la venda en el pie izquierdo de cuando Mangel lo atacó.

-¡Ya vete! ¡No quiero nada de ti!

-Voy a servirte, te lo juro. No puedo quedar en deuda, faltaría mis principios.

-Entonces... quiero tu alma.

-Bien, te doy mi corazón y mi alma, no cualquiera ofrece eso.

-¿En serio me la das?- ella no podía creérselo.

Sacó de su bolsillo un frasco diminuto que contenía dentro una luz azul y hermosa. Era su alma, un colgante que puso en el cuello de Angie.

-Mi alma es tuya Yuri- y de su pecho sacó su corazón encerrado en un cuadro invisible dejando su pecho con un espacio vacío que se fue cerrando lentamente. El corazón era diminuto y estaba gris. 

Hace muchos años ese pequeño corazón era grande y con un fuerte color brillante, antes del lo sucedido, cuando tenía amigos que lo querían como si fuese su familia, a pesar de que era un asqueroso vampiro.

-Mi alma y corazón son tu responsabilidad a partir de hoy. Confio en que eres la indicada para esto.

-Gracias por confiármelos...

-Aunque no tenga mi corazón, puedo seguir sintiendo, te prometo que nos veremos muy pronto, Yuri-dijo comenzando a irse.

Apenas Masamune se fue, Angie un poco aburrida sin saber que hacer comenzó a hablarle al pequeño corazón, el cuadrado en el que estaba encerrado cada vez quedaba más pequeño, el color gris del corazón se había vuelto en un rojo brillante y hermoso, paso de ser tan pequeño como un frijol, a un corazón gigante y permanecía apretado a las paredes invisibles que lo protegían. Angie se imaginaba que debía doler y bastante. Cuando se hizo de noche dejo el corazón y el alma en el escritorio con una pequeña nota recordándole ir mañana al pueblo para buscar a las chicas y también buscar comida, al terminar se fue a dormir.

Cambiando el DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora