I

340 20 17
                                    

CAPÍTULO 1
CRUDA VERDAD

El destructivo y embriagante olor del cigarro inundaban sus fosas nasales como cada mañana; sus ojos, rojos como el infierno, observaban sin animo el lento amanecer que surcaba en los altos edificios de New York. Sin embargo, pese a ser una hora excesivamente temprano, podía escuchar los incesantes ruidos de la ciudad que lograban colarse hasta el último piso del rascacielos.

Apagó el cigarro en el cenicero.

Su pie se mecía suavemente. El elegante mueble bajo ventana era su lugar favorito, le daba una vista exquisita de la ciudad, además de que era el lugar perfecto para perderse y fumarse un cigarrillo.

Los cigarros.

Recordaba muy bien cuando se había hecho adicta a estos, después de todo fue el día en que comprendió aún más el mundo en el que se movía y las verdades que se ocultaban detrás de aquella suave sonrisa.

Encendió otro cigarro y comenzó a recordar.

Todo inició cuando era una cría que por fin comenzaba a tomar conciencia, tenía por costumbre ocultarse en el armario de su madre hasta que esta llegara, sin embargo, aquel día fue distinto a los otros. Aquella noche escuchó, por primera vez, la voz aguda y venenosa de su madre, gritando, acusando y descargando un odio contenido hacia su padre, no se midió en nada hasta que desahogó todos aquellos sentimientos.

Su padre sólo se echó a reír.

Recordaba muy bien sus palabras, sus gestos y la sonrisa cínica que se formó en sus labios.

—Me das lástima, querida —dijo con voz sarcástica y punzante—, al parecer no te has percatado que tú ya no vales nada para mí. Eres sólo un mueble viejo que ha perdido su brillo... y no sabes lo mucho que me sería fácil cambiarte con un chasquido de...

Una sonora bofetada se escuchó cortando las palabras de su padre, el hombre que siempre admiró y amo con total solemnidad, en aquel momento veía a un hombre que desconocía totalmente.

—Mal nacido, todo lo que tienes ha sido por...

—¡Maldita perra!

Lo siguiente que ocurrió la dejó helada en su lugar; su padre había golpeado a su madre y no solamente se conformaría con un golpe, le siguieron varios, hasta que quedó satisfecho, dejándola en el suelo, llena de lágrimas y de feos hematomas en todo su cuerpo. En aquel instante, la mujer que conoció, comenzó a marchitarse lentamente, totalmente sumida en la decepción y depresión al no ser amada por el hombre que creyó que sería su todo.

Había sido una chica estúpida y soñadora.

El matrimonio de sus padres le habían dejado una cruda lección, además de que la actitud ingenua de su madre le había abierto los ojos a lo que era la verdadera realidad; no existía nada bueno ni puro en el mundo, todos estaban corrompidos, todos albergaban un lado oscuro y marchito que mantenían oculto para fingir ante los seres humanos débiles e ingenuos que habitaban en un mundo de fantasía.

Su madre había sido uno de ellos y lo había pagado muy caro.

Una tarde llegó del colegio a su hogar, como era costumbre su padre no estaba y su madre, probablemente, estaba en alguna de sus sesiones con su psicólogo, sin embargo, un olor penetrante le cosquilleó la nariz. Aquel olor inusual lo conocía y no comprendía como podía estar aquel olor en el ambiente si su padre no se encontraba en casa.

Suelen decir que la curiosidad mató al gato, su caso fue similar, su curiosidad la llevó a buscar el origen de aquel penetrante olor, siguió un camino de humo hasta que lo encontró.

SCARSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora