CAP. 11 (Habla Ryan)

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Nunca estarás sola, porque yo estoy contigo
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El solo pensar que Mari estuviera en un hospital me hacía lanzarme inmediatamente a ir a donde ella, no podía aguantar más, nunca me tomaba bien cuando ella se enfermaba de una gripe o de cuando tiene su "San Andrés" siempre me preocupo por ella sin importar como este, si es grave o no, siempre quiero que este bien, porque no me imaginaria que le podría ocurrir, si no me preocupo es como si no la amara, es algo que ya era parte de mí, el amarla y saber que estaba grave en un hospital no coincidía en mi mente, así que no pude esperar más para poder ir a verla, pedí permiso en mi trabajo, e hice diligencias para venir lo más rápido posible y pues aquí estoy, con ella a mi lado, no fue fácil pero, lo logré, como dice la canción, jeje.

Nunca imagine que este viaje sería tan largo, es como si hubiera tomado un avión hasta Francia porque de verdad que duré mucho en el camino. Pero lo que siempre me pasaba por la mente era si se encontraba bien, siempre llamaba a su número celular, la cual siempre contestaba su madre, ella fue la que me ayudo a llegar, y de verdad que se lo agradezco, (ya empezamos bien suegra).

***

Mari esta acostada con los ojos cerrados, me ha dicho pocas palabras desde que despertó,  la observaba con determinación y notaba su cansancio en su rostro pero en lo que en verdad me enfocaba era en su belleza, ella es tan hermosa y más ahora que estoy cerca de ella, se le notan más pecas que antes la cual me encanta, su cabello rizo está envuelto en un moño alto y rizitos le trazan en el rostro haciéndola lucir más hermosa, verla dormir es como estar con un Ángel cerca, es hasta bella cuando duerme, Mari es, hermosa en todos los sentidos.

Y ahora que ya estoy con ella, jamás la dejaría sin importar que pasara, ya ella me importa más que a cualquier cosa, amo tanto a Mari.

—En que piensas Pah? —pregunta Mari observándome tiernamente y sacándome de mis pensamientos.

—Oh, qué bueno es saber que despertaste otra vez amor —dije acercándome a su frente para depositar un pequeño beso en él, la cual hizo que ella sonriera con dulzura, —Pensaba en ti princesa —dije tocando suavemente su mano con el pulgar.

—Jeje, siempre lo haces —dijo riendo con la voz un poco ronca, —Comiste algo verdad? —me pregunta, haciendo que yo la mirara con asombro, se me había olvidado comer, hasta mi suegra me va a matar al saber que no he comido, y siendo sincero "tengo mucha hambre".

—En verdad no, pero debo de hacerlo, solo que no quiero dejarte ni un segundo realmente —le digo, acercándome más a ella, y ella me observa preocupada.

—Cariño, debes comer, no me pasará nada aquí acostada, si no me equivoco al frente del Hospital hay un comedor, ve y vuelve, o también puedes decirle a mi madre para que te traiga comida, tú decides —me dice ella, haciendo que se levante un poco de la camilla.

—Mah, quédate en la cama, creo que mejor compro algo porque no aguanto el hambre, y ya sería tarde que tu madre piense en traerme comida, ya vuelvo entonces... espera, amor, tu tampoco has comido, ¿tienes hambre? —le digo, para luego verla a ella asentir de que igual tiene hambre, —Pos vale, no tardo, —digo, para luego acercarme a ella y depositar un beso en su nariz y ella sonríe.

Salgo del Hospital y veo el comedor que me dijo Mari, voy y compro un pica pollo de fritos y otro de papas, junto con dos jugos de piña, sé que a ella no le gusta la carne pero tendrá que comerla, porque por eso fue la lesión seguramente, la carne es parte de esa ayuda a los huesos, así que, obvio que tendrá que comerlo, aunque yo mismo tenga que ponerla en su boca, pues pago la cuenta para luego marcharme directo al Hospital nuevamente, entro a la habitación donde ella se encuentra y encuentro al Doctor hablando con Mari.

Ni lo Intentes © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora