"Es su labor sagrada como miembro de la raza humana el participar de esta guerra para acabar con las muertes sin sentido y traer paz." dijo el sacerdote en mi oficina.
"Gracias por su consideración por mí, pero prefiero no tomar un lado en este conflicto." le respondí igual que al representante de la facción de Carmina Fuego. la cara del sacerdote se puso roja, lleno de ira como si hubiera insultado a su madre.
"¿Cómo no puede ver lo necesario que es el eliminar a la escoria aliada contra la Iglesia? Todo humano con un poco de razón puede verlo."
"Los humanos son superiores, ¿no?" le pregunté sin cambiar mi expresión.
"Sí, somos los hijos de Dios, la raza elegida. Veo que en Yggdrasil tiene algunos miembros de otras razas, debe haber notado que su utilidad yace solo en trabajo físico. Dios dejó este planeta a sus hijos y dejó a las razas inferiores para que le sirvieran, aquellos que van en contra de esto son herejes que van contra el mandato de Dios y deben ser eliminados."
Pensé en mi hija, todavía no había vuelto a casa.
"He escuchado que esclavizan a las razas no humanas."
"Sí, así es." el sacerdote puso cara de haber entendido algún mensaje entre líneas.
"Si se une a la causa sagrada la Iglesia le puede proveer de tierras y esclavos para cultivarla y defenderla."
"¿Incluso niños?" pregunté recordando el día que conocí a Alexandra. El sacerdote se lamió los labios.
"Oh hohoho" su risa era extremadamente vulgar "veo que somo personas de los mismos gustos. Se puede arreglar el que se le provean de kemonos y fays jóvenes, personalmente pienso que el mejor momento para tomarlos es en ese espacio entre la madurez y la niñez."
Había escuchado rumores sobre los sacerdotes y cuán corruptos eran, parece ser que mi conocimiento era poco extenso.
"Debo rechazar su propuesta y pedirle que por favor deje Yggdrasil. En este lugar aceptamos a personas de toda raza, pero no a animales que han perdido su humanidad." le dije señalandole la puerta por donde podía salir.
La expresión del sacerdote se volvió aún más fea que antes "¡Has aceptado la oferta de Carmina, me has hecho perder el tiempo!"
"No, he rechazado ambas ofertas."
"¡Hereje, infiel, traidor de la humanidad!"
El sacerdote dejó mi oficina iracundo, no puedo decir que no tenía ganas de matarlo, pero no podía abiertamente enfrentarme a la Iglesia, tienen demasiado poder.
El mismo día de esa conversación Alexandra volvió. Había madurado, sus ojos eran los de alguien que ha matado.
Lloré de felicidad tras verla, no sabía si estaba viva o no hasta ese día.
Alexandra había peleado del lado de Carmina Fuego contra la facción de Lumina Fuego, pero descubrió que en la guerra todos los lados cometen atrocidades. Tras matar a su oficial superior huyó y vino al único lugar en que sabía que alguien estaría de su lado.
Tuvimos que dejar Yggdrasil, supuse que nunca volvería así que dejé mi arma y algunos cristales con instrucciones para que sean entregados a quién el futuro pudiera ser mi sucesor.
Si hubiera sabido lo que el sacerdote y el enviado de Carmina harían los habría eliminado sin pensarlo dos veces.
Si lo hubiera hecho no estaría en esta cabaña en este momento.
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Infinite Realities: Online
Science FictionUn nuevo juego ha sido lanzado por la Corporación Lockheart, un juego que le permite a cada jugador elegir su propio mundo, un mundo dónde puedes ser totalmente libre. ¿Quién creo IRO? ¿Cuál es su propósito? Esta historia ocurre paralelamente a Reen...