Para cuando Alec regresó a la sala de entrenamiento, Jace estaba tumbado en el suelo imaginando hileras de chicas que bailaban en un esfuerzo por hacer olvidar el dolor de las muñecas. No funcionaba.
-¿Qué haces? -preguntó Alec, arrodillándose todo lo cerca que pudo de la reluciente pared de la prisión.
Jace intentó recordar que cuando Alec hacía aquella clase de pregunta realmente lo decía en serio, y que era algo que en el pasado había encontrado más cautivador que molesto. Fracasó.
-Se me ocurrió que podría tumbarme en el suelo y retorcerme de dolor durante un rato -gruñó-. Me relaja.
-¿De verdad? ¡Ah... estás siendo sarcástico! Ésa es una buena señal, probablemente -repuso Alec-.Jace y Alec.
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Frases Cazadores de Sombras.
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