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Kim Taehyung, un adolescente de diecisiete, creía ciegamente en el hilo rojo.
Creía en que tu llegabas a este mundo con un pareja predestinada. Daba lo mismo la edad, el género, el sexo, la clase social... Esa persona te iba a amar y tu a ella.
Por eso Taehyung se esforzaba en encontrarla. Por más que insistieran en que esta llegaría sola, el no podía aguantar ni un segundo.
Sonará estúpido, pero el creía ya amar a esa persona.
Se imaginaba abrazándole, dándole mimos. Simplemente expresando su amor.
Por lo cuál tenía citas seguidas con gente distinta. Parejas que no duraban más de un mes, pues al darse cuenta que era simple gusto o atracción prefería terminar. Ganandose comentarios agrios, o personas llorando asegurando amarlo. ¿Pero una persona puede amar sin que lo amen? Pues para él y su ideología del destino, no.
Esto lo había llevado a ganarse una reputación de mujeriego por rumores que sus ex-parejas creaban del rencor.
Menos no le podían importar. Aunque le daba risa, ¿un dios en la cama? Perdonenlo, su virginidad seguía guardada.
Sin embargo no todas terminaban así. Por ejemplo Jimin o Hoseok, ambas partes se habían dado cuenta que no fue más que un simple capricho y decidieron llevar una amistad, irónicamente todos juntos.
Taehyung buscaba alguien especial, alguien que agitará su mundo, lo diera vuelta y lo tranquilizara. Alguien que lo rompiera y lo reparara.
El no creía en el amor a primera vista, porque uno se enamora del interior de una persona principalmente. Para el era atracción a primera vista, mas no menor.
Por eso cuando vio a ese castaño pasar por el pasillo supo que debía invitarlo a salir. Era demasiado lindo. Quería conocerlo, necesitaba saber si su personalidad y su interior eran tan lindos como él.
Hizo lo imposible hasta dar con su salón y su nombre.
Jeon Jungkook, primer año clase dos.
El año escolar había empezado hace poco, no le era sorprendente no haber visto esa cara antes.
No hizo a su corazón ansioso sufrir y lo busco. Trato de hacerlo un encuentro casual, una prueba de terreno.
No pudo estar más encantado.
Era tímido y respetuoso, pero a la vez tenía un aura de confianza.
Decidió no invitarlo de inmediato a una cita.
Los encuentros "casuales" –aunque algunos si eran– se volvieron costumbre y parte de la rutina.
Ya podían considerarse conocidos, hasta amigos.
Las juntas dejaron de ser solo dentro de la escuela y ellos dos. Su grupo de tres se volvió de siete.
Se sentía en calma, lo sabía: se había enamorado. Y estaba tan feliz joder.
De amigos pasaron a mejores amigos, y de mejores amigos a novios.
El gusto era mutuo y el cariño sobraba.
Como soñó abrazaba al castaño al dormir o por el día, le decía palabras de amor siempre que podía y lo llenaba de mimos. Su primera vez no podía haber sido mejor.
El mundo de Taehyung estaba en las manos de Jungkook, su ideología no parecía ser incorrecta... Al inicio.
Jungkook antes revolvía el interior de Taehyung y lo tranquilizaba después, pero ya no.
Se sentía angustiado al ver al menor mas distante y necio con sus muestras de amor.
Taehyung era celoso, pero confiaba en Jungkook.
Y Jungkook era fiel, así que cuando empezó a gustar de alguien más termino con Taehyung.
El mundo de Taehyung fue roto, mas no reparado.
Al parecer su ideología si era incorrecta.
No, tal vez para el su hilo no existía o el se equivoco, pero aún creía que otras personas si la tenían, a su alma gemela.
Porque, al parecer, si puedes amar a alguien sin que te amen.
Y lo descubrió de la manera mas agridulce posible.
