Evans
Miré como la llama volvía a resurgir, no había duda, era una señal. Los ojos de Valery se apartaron rápidamente de ella, lucía ligeramente sorprendida, aunque para mi sorpresa, ya no había miedo en su expresión. Me miró fijamente entonces, y fue cuando supe que debía hacerlo, debía explicarle todo, desde el principio. Hasta ahora solo le había dado un par de detalles, los suficientes para que no hiciera demasiadas preguntas, a fin de cuentas, su papel en esto era permanecer al margen, no tenía porque poseer toda la información. Sin embargo, podía ver lo perdida que estaba su mirada, lo perdida que estaba. No podía ver a su madre, no podía volver a su vida, al menos le debía esto. Me senté a su lado, en el sofá, e intenté volver al principio de todo.
- Soy lo que se conoce como un Protector. – comencé. - desde hace un par de años me asignaron tú caso. Mi trabajo consiste en cuidar de ti, mantenerte a salvo. – dije con la mayor claridad posible. – los Protectores cuidan a todas aquellas brujas que no son conscientes de su magia, aquellas que viven ajenas a todo en el mundo humano. Normalmente nos mantenemos al margen, sólo nos acercamos cuando realmente hay que intervenir, lo que suele ocurrir muy pocas veces. Es un trabajo tranquilo, al no ser conscientes de vuestro propio poder no podéis meteros en problemas, así que simplemente se trata de echaros un vistazo rápido al día, comprobar que todo sigue bien y nada más. Vuestro poder puede despertar por sí mismo hasta los veinte años, de ahí en adelante, el poder puede permanecer dormido toda vuestra vida a no ser que otro brujo a través de un hechizo que se conoce como revelación, lo despierte. Así que por norma general permanecemos a vuestro lado hasta los veinte años, donde aún sois vulnerables, y después de eso nuestro trabajo termina. – añadí.
La miré esperando una respuesta, sin embargo, ella había vuelto a fijar la vista en la vela, parecía abstraída en su propio mundo.
- Sin embargo. – continué esperando que siguiera escuchándome. – pueden ocurrir dos cosas: la primera, que la bruja descubra sus poderes; la segunda, que pueda ser víctima de un ataque. Cuando ocurre lo primero, salimos a la luz, intentamos orientarlas, y después de un tiempo, cuando ya todo está controlado, suelen unirse a un aquelarre, aunque siempre tienen la opción de volver a su vida. Cuando ocurre lo segundo, como es tú caso, intervenimos y las ponemos a salvo de la amenaza hasta que ésta haya sido erradicada, más tarde tendrá la opción de elegir. – concluí.
- ¿Quieres decir que... me has estado observando durante dos años? – su voz sonaba sorprendida, y podía sentir una ligera capa de vergüenza en su tono.
- Es mi trabajo. – me limité a contestar. Lo cierto es que siempre había seguido las órdenes al pie de la letra: observar desde la distancia, intervenir únicamente cuando fuera necesario y no establecer ningún tipo de relación. Aún recuerdo aquel día cuando la vi llorando en el banco de aquel parque, aquel imbécil se había portado fatal con ella. Estuve a punto de mandar todo a la mierda e intervenir. Lo cierto, es que me mataba ser un mero observador. Pero debía seguir las órdenes, continuar con el protocolo. Así que simplemente aparté la vista y me alejé, supongo que por eso tuve la necesidad de algún modo de consolarla hace unos días, en la habitación, por todas aquellas veces que no había podido hacerlo.
- Eso da un poco de miedo... - comentó con una leve sonrisa. Después pareció recordar algo y volvió a ponerse seria. – Necesito saber que quiere exactamente Samael de mí.
Y por primera vez en mi vida, sentí que se me formaba un nudo en la garganta, contarle lo que venía a continuación iba a ser complicado.
- Ante todo, quiero que sepas que nada te va a pasar. Bajo mi protección vas a estar a salvo. – comencé. Ella asintió levemente y proseguí. – Como ya te he dicho antes, Samael es un brujo, pero no es un brujo cualquiera, es muy poderoso, y por desgracia, sus objetivos son muy malignos. Hace unos años fue repudiado por su aquelarre y fue entonces cuando se llenó de odio y prometió venganza. Formó su propio aquelarre, con otros brujos que también habían sido rechazados, no le fue difícil convencerlos. Juró que se haría con el control del mundo oculto y del mundo humano, clamando sus propias leyes y haciendo justicia.
- Es... horrible... pero... ¿dónde encajo yo en todo esto?
- Perteneces a una de las cuatro familias más poderosas de brujos. – proseguí. – junto con los Winfrey, los Hammet y los Bennet, a ellos también los necesita. Pero no a cualquiera de ellos, sino a la nueva generación. La nueva generación de cada una de las familias. Ellos también estuvieron atrapados, Samael los encontró, pero no te preocupes. – añadí tras ver su cara de preocupación. – sus Protectores ya los han sacado de allí, solo queda Sofía Bennet, pero será solo cuestión de tiempo.
- Sigo sin entender donde encaja la nueva generación en todo esto.
Me aclaré la garganta. Sabía que esto sólo conseguiría aterrarla, desestabilizarla aún más, pero tenía derecho a saberlo, tenía derecho a saber qué papel jugaba en todo esto. Solté las palabras rápidamente, antes de que pudiera arrepentirme.
- Según la profecía: el sacrificio de la nueva generación de las familias de brujos más poderosas otorgará al repudiado el poder absoluto para traer la oscuridad y sembrar el odio y la desdicha. La nueva generación debe morir para que se lleve a cabo su voluntad.
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Wells: a magical story
Fantasi"Mi abuela siempre había dicho que mi destino sería hacer grandes cosas, lograr todo lo que me propusiera, aún en su lecho de muerte se encargó de recordármelo. Me pregunto si lo hizo por esto, si lo hizo porque sabía lo que se avecinaba"