Capítulo 8.

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(Importante leer la nota del final del cap)

[Otro narrador]

Me apoyé en la barra de la cocina. Payne había salido. Sólo estaba yo en casa, bueno no. Arriba había una chica durmiendo con un tobillo torcido. De puta madre. ¿Para qué Payne tuvo que secuestrarla? Porque vamos, por gusto aquí no está.

Me llegó un mensaje al móvil.

"Cada vez va quedando menos tiempo Horan y a nosotros se nos acaba la paciencia."

Mierda.

Saqué el móvil dispuesto a llamar a Payne.

-¿Sí? -contestó-

-Eh -saludé- dónde estás que voy para allá. Tenemos que hablar, me han mandado un mensaje.

-Mierda, vale. Nos vemos donde siempre.

Y colgó.

Cogí mi sudadera y salí de casa. Me paré en seco, pensativo. Miré hacia la casa. ¿De verdad pretendía dejar a la chica allí sola? No me arriesgaré. No quiero más intentos de fuga, nadie se tiene que enterar de lo ocurrido y como haga algo nos descubren.

Me subí al coche e hice una llamada a un amigo que me debía unos favores y todo solucionado.

[Lauren's POV]

Alguien me había vendado el tobillo pero, ¿quién? me apoyé sobre la cama.

-¡Auch!

La mano. Me acordé de mi pequeño accidente con el vaso. Aún salía algo de sangre, sería mejor que buscara algo para protegerla.

Bajé por las escaleras y no ví a nadie, tampoco se escuchaba ningún ruido ¿estoy sola? Miré en el salón, en la cocina y habitaciones, efectivamente, no había nadie más en la casa. Sonreí.

Pero sigues estando secuestrada vete tú a saber en qué parte de la ciudad.

Vaya gracias por refrescarme la memoria.

De nada mujer.

Fuí al baño a buscar el botiquín, necesitaba vendas y desinfectante para mi mano. Cuando encontré todo lo que buscaba, cuidadosamente, con un algodón me puse desinfectante en las heridas y seguido me vendé la mano. Terminé de guardar todo y salí en dirección a la cocina. Tenía hambre.

De repente, apareció ante mis ojos un chico de estatura media, pelo castaño y de ojos azules que estaba apoyado mirándo su móvil sobre la barra de la cocina. Vestía con unos jeans negros, Vans blancas, camiseta de tirantes granate y chaqueta negra de media manga. Dí un grito. Levantó la cabeza rápidamente.

-Joder que susto, ¡¿qué necesidad tenías de hacer eso?!

Me quedé quieta en la entrada de la cocina. Mirándole. Me sonrojé al acordarme de mis pintas, sudadera con unos bóxers más las vendas de la mano y el tobillo, no mencionemos mi pelo de recién levantada.

-¿Quién eres? -pregunté, seguía sin moverme de donde estaba-

-Estoy aquí para vigilarte.

-Ah. Pues que bien.

-Bueno, ¿quieres una foto? ¿Un autógrafo? ¿Follar? No muerdo eh.

-¿Perdona? -reaccioné, no me estaba dando cuenta de que no había dejado de mirarle-

Aquel chico comenzó a reirse fuerte.

-Deberías haberte visto la cara, ha sido muy gracioso -dijo entre risas-

Arqueé una ceja.

Otro imbécil

-¿Y cuándo te vas? -pregunté ya un poco borde, todo esto me estaba cansando- Esque no necesito a ningún niñero.

-Mira chica, yo solo cumplo órdenes, le debo un favor a un amigo. ¿Estamos? -dijo él más borde-

Ignoré eso y fuí a por algo de comer pero se me quitó el hambre asique dí media vuelta y me senté en el sofá.

Me estaba aburriendo bastante. Me levanté de allí dispuesta a recorrerme la casa de arriba a abajo, llevaba ya casi un dia allí y no iba a desaprovechar la oportunidad.

Iba a pisar el primer escalón que daba a las habitaciones cuando oí a una voz detrás mía.

-¿Qué haces? Tú aquí, donde yo te pueda ver -habló el castaño-

-Me aburro -contesté yo a modo de defensa-

-¿Y? ¿Qué quieres que haga, me pongo a jugar contigo?

Rodé los ojos a su comentario.

-No, mejor nos contamos cotilleos mientras tomamos una taza de té y unas pastas -contesté y empecé a subir las escaleras-

-Eres irritante en serio, Horan decía que eras algo tímida y callada pero joder no.

Hice caso omiso de ese comentario.

-Eh, que te he dicho que bajes aquí. Me da igual que te aburras chica.

-Tengo nombre

-Raro sería que no lo tuvieras

Rodé los ojos. No contesté. Paso de seguir discutiendo con ese imbécil. El tal Horan seguro que lo ha llamado para que vigilara que no me escapara. Esto es de locos. ¿Qué he hecho yo para acabar en esta situación?

-Coño que bajes o subo yo y no tengo ganas -dijo cabreado desde abajo-

Le saqué el dedo por la barandilla.

-Mira no me toques más los huevos -le escuche resoplar-

Me eché a reir, la situación era realmente de locos.

Escuché unos pasos subir rápido y al castaño maldiciendo en voz baja, estaba cabreado.

Me cogió por las piernas, como si fuera un saco de patatas o algo por el estilo y chillé. Empezó a bajar las escaleras conmigo así. Cuando llegamos abajo empecé a patalear.

-¡Sueltame! -chillé de nuevo-

-Dios, dame paciencia.

En ese momento Horan y Payne entraban por la puerta. Se nos quedaron mirando.

¡Hola hola!

He visto que han subido las lecturas, muchas gracias.

Lo único que me molesta es que tenga tantas lectutras y después apenas votos y dos o tres comentarios.

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Si has leído hasta aquí, te quiero ♥

Deal » n. hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora