Levantarme en las mañanas siempre era la peor parte del día y más si era lunes.
Como verán mi vida era tranquila. Me levantaba todos los días para hacer la misma rutina: alistarme, ir al colegio, aburrirme escuchando a los profesores leyendo cosas que estaba segura que yo no iba a volver a escuchar sobre eso nunca más en mi vida, luego llegar a mi casa a hacer la tarea y volver a dormir. Nada de fiestas ni novios.
Pasaba la mayor parte del tiempo en la casa de mis abuelos. Díganme rara, pero era tan tranquilo ahí, había mucha paz y eso me gustaba, pero también me aburría. Soy una persona complicada, pero no muerdo.
En fin, después de alistarme baje para desayunar o más bien para ver la tele porque a las 6 de la mañana nunca me daba hambre entonces apenas me tomaba un jugo de naranja.
-Hola Eleanor. ¿Cómo amaneciste?- Me dijo sonriendo.
Bueno esa era mi feliz mamá. Se llama Carolina. Yo me parecía mucho a ella y siempre sonreía a pesar de todas las dificultades por las que ha pasado. Primero el accidente, luego el infarto de mi papá que termino en muerte, pero no quiero pensar en esto tan temprano, algún día conocerán todo.
-Hola.- Le dije sonriendo. –Yo de maravilla.- Dije sarcásticamente; no quería ir al colegio, pero este es mi último año y luego a la universidad entonces tenía que ser paciente. Y exacto tengo 17 años, ya nos vamos conociendo más.
Estaba viendo un programa para niños que no tenía ni la menor idea de cómo se llamaba cuando sonó el timbre. Me levanté para abrir la puerta y encontrarme con mi amigo (que nadie sabía porque putas yo tenía un amigo tan guapo) Liam. Él es pelirrojo, los ojos los tiene verdes, alto y con un cuerpazo, pero nos conocemos desde pequeños y es casi mi hermano entonces imposible que lleguemos a ser algo, además el nunca se fijaría en mi porque a) tiene a medio colegio encima de él y b) Dios, soy yo. Entonces no.
-Hola, corazón.- Puse los ojos en blanco al escuchar su voz burlona y al parecer eso le divirtió más y no pude evitar sonreír.
-Hola, idiota.- Le dije sonriendo.
El era un estúpido, pero también una buena persona. Yo lo quiero demasiado, pero hay algo por lo que discutimos: no controlar las hormonas y en el caso de él, su amiguito de ahí abajo. Como les dije antes tiene a medio colegio encima, no sé si a todas las putas que no dudan en abrir las piernas se les puede llamar mujer… Mmm, tienen vagina entonces creo que sí. Como sea, la cosa aquí es que no había noche que me contara cuando estaba borracho y lo llevaba a su casa sobre lo que había tenido en uno de esos cuartos. El es la razón de que hace rato mi inocencia se fue a la mierda. ¿Que no conocía sobre el SIDA o que podía dejar embarazada a alguien y un montón de cosas? Espero que nunca pase por eso.
-¿Nos vamos?- Me dijo y eso me hizo volver a la realidad.
Me despedí de mi mamá y nos fuimos al colegio.
Cuando llegamos ya había muchas personas saludando a otras que creían ser sus amigos. La verdad es que si no conociera a Liam no tendría amigos, como ven me cuesta confiar en las personas.
El se estaciono y salimos del carro para ir a recoger nuestros horarios y el número de nuestros casilleros. Por suerte mía (nótese el sarcasmo) Liam y yo sólo íbamos a una clase juntos: biología.
Sin más que hacer nos fuimos a nuestras primeras clases. Él a artes plásticas y yo a química. Qué buena forma de empezar un primer día de clases.
Como la clase de química estaba cerca de la de artes Liam y yo caminamos juntos hasta llegar a la de química. Antes de entrar a mi clase me despedí de Liam, entre y me senté como en el medio porque no me gusta sentarme ni tan adelante ni tan atrás. Las mesas eran de dos y no había nadie a la par mía, por mí mejor; pero cuando ya iban a tocar y pensé que nadie más iba a llegar llego ella. Damaris. Esa puta, y sobre todo, solo vean ese nombre. ¡Es horrible! ¿A quién se le ocurre llamar así a su hija? ¿Qué es que no la quieren o qué?
Volví a ver a todos lados esperando que hubiera un campo desocupado que no fuera el mío, pero desafortunadamente no había otro campo para sentarse más que el mío.
-Puta de mierda.- No pude evitar decirle pero en voz baja para que sólo yo lo escuchara. Como la odiaba.
-Tampoco me agrada estar aquí, imbécil.- Dijo ella. Le iba a partir la cara
Bueno les contare. Cuando entramos a primer año de colegio yo seguía siendo igual de tímida y cuando llegaba alguien me sentía tan bien, era tan ingenua. Uno no puede hacer amigos de un solo. Primero los tiene que conocer. Lo que pasó es que después de una semana ella y yo empezamos a hablar. Todo iba muy bien hasta que me empezó a molestar después de dos semanas. Como yo veía que a veces los amigos se molestaban no le tome mucha importancia, pero después ella se iba haciendo cada vez más popular e iba inventando cosas horribles pero la peor es que supuestamente yo le mandaba fotos desnudas a ella. ¿Estaba loca o qué? Porque yo haría eso. Bueno, todos esos idiotas inmaduros se lo creyeron y por eso soy la rara del colegio que todo mundo cree lesbiana. Oh, pero eso no se acaba ahí. Liam sabía perfectamente por lo que pasaba y el también la odiaba. Lo que pasa es que ustedes saben lo que pasa con un borracho, parece que se le esfuman las neuronas, idiotas; y bueno para no cansarlos Liam se acostó con ella el año pasado. Yo sabía que estaba borracho y que no sabía que hacia pero me costó mucho superarlo.
-Perra.- dije otra vez en un susurro, pero esta vez con la intención de que me escuchara. Ella volvió a verme con esa mirada que según ella iba a hacer que me arrepintiera de lo que dije. Pobrecita.
La clase paso rápido. El primer día siempre era lo mismo: presentarme, copiar las reglas de clase, prometer cumplir esto y aquello y hacer feo.
Cuando salí ya Liam estaba al frente de mi clase y nos fuimos a la siguiente clase caminando juntos. El día paso más rápido de lo que pensé.
Cuando el timbre final sonó salí del colegio, a pesar de lo mucho que me costo salí al fin. Estaba esperando a Liam cuando alguien me empujo y caímos los dos al suelo. Yo estaba encima de él, pero cuando abrí los ojos para ver quién era y arrancarle la cabeza me di la cuenta que no estaba a su altura, que mi cabeza habia quedado en su entrepierna. Agh. y que hacia todo el mundo? Reirse. Mierda.
-Hey, hermosa tranquila, no sabía que eras de las que hacían esto en la primera.- Me dijo con una sonrisa burlona en su estúpida cara. Sea quien sea sí que le iba a arrancar la cabeza.