Día 1

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Recuerdo que hace tiempo vi de mi meñique izquiero colgar un hilo, ese hilo era rojo y por más que caminaba, nunca se enredaba. También recuerdo que jamás fui capáz de encontrarle un final, al parecer el otro extremo nunca apareció pero en aquel entonces no le di importancia. Lo único que me preocupaba era que por más que quería quítarlo de mi mano, siempre me era imposible. Al parecer ese hilo era mágico pues conforme pasaba el tiempo su color se volvía más pálido y eventualmente desapareció de mi vista.

Hilo rojo del destino 

–Sabes Atsushi, la gente dice que todos estamos unidos a nuestra alma gemela por medio de un hilo rojo. –comenta el hombre a mi derecha. –¿crees que sea cierto? 

Yo alzo un poco de hombros y le sonrío amablemente. –Supongo que cuando estás destinado a estar con alguien puedes llamarlo de esa manera...

Miro mi dedo meñique y lo muevo un poco, como si estuviera tirando de algo. Nada, esta vez no logro ver aquel color rojizo que envolvía mi dedo y mucho menos siento la tensión que se provoca cuando jalas algo. Eso me desiluciona un poco y me hace cuestionarme si es que en verdad tengo un alma gemela. Después de todo, no soy alguien con grandes cualidades ni mucho menos sobresaliente. Quizás, la razón por la que ya no soy capaz de verlo es porque mi alma gemela se desvaneció...

El día termina con gran monotonía. Poco a poco todos se van yendo de la Agencia, dejándome a cargo del cierre. Una vez solo, decido caminar un poco antes de llegar a casa. Tal vez de unas cuantas vueltas por las calles cercanas. 

Con cada paso que doy, un sentimiento de nostalgia se apodera de mi cuerpo. Poco a poco las palabras de Dazai-san se hacen presente en mi mente e inmediatamente veo mi meñique aunque suelto un suspiro antes de hacerlo, después de todo sé que no veré nada amarrado a él. 

Al hacerlo mis ojos se abren de par en par y me veo forzado a tallármelos para confirmar que de nuevo, soy capaz de ver ese lazo. Muevo nuevamente mi dedo y ahora puedo sentir un tirón extra, hay alguien en el otro extremo...

Sorprendido y a la vez emocionado, comienzo a recoger el hilo que ya no sólo rodea dedo sino que ahora está por toda la calle, tirado y estirándose cada vez que yo o mi contraparte lo jalamos. 

Camino por unas cuantas avenidas y finalmente llego al puerto. Ya ha obscurecido y con trabajo puedo ver entre las sombras, si no fuera por la luz de los faroles, me sería imposible distinguir ese color carmesí. 

–¿Eres tú? –pregunta una voz conocida y volteo a mi derecha. Lentamente sale de su escondite mientras oculta su brazo izquierdo en su espalda. –Dime, ¿de verdad eres tú? –extiende su mano y puedo ver el final que tanto ansiaba conocer desde hace tiempo. 

–Akutagawa, tú...–murmuro sin creérmelo aún, pero entonces lo único que atino a decir son unas palabras que seguramente él ya conoce. –Sabes, la gente dice que todos estamos unidos a nuestra alma gemela por medio de un hilo rojo. ¿Crees que sea cierto? 

Él se queda callado por un tiempo aún sin siquiera mirarme a los ojos. Nuevamente tira del hilo y comprueba que ambos estamos unidos. Toce un poco y niega con la cabeza. 

–¿Dazai-san te dijo eso? –pregunta antes de acercarse y colocarse a mi lado. 

–Sí. –sonrío y busco su mano, entrelazándola con la mía.

–Entonces es cierto. 

No decimos nada más, simplemente caminamos de regreso a casa juntos, como el hilo rojo del destino lo dice. 

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⏰ Last updated: Feb 16, 2018 ⏰

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