2 Puma juega a Cupido

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"No me imagino escribiendo estas cosas sin ti, hablar de la belleza de la luna y corazones que laten sus pasiones cambiando el rumbo de mis emociones... poco a poco como lo hiciste tú."



Al día siguiente me levanté terriblemente tarde, así que tuve un desayuno rápido y me puse a cocinar el almuerzo, sería una sorpresa de agradecimiento para mis amigos. Cuando terminé  justo Cecilia llegó.

-¿Dani?...- ¿Estás aquí?- gritó desde la puerta.

-Sí, aquí estoy-contesté dejando el café que tenía en la mano en una mesita y corriendo hacia ella.

- Amiga ¿todavía sigues con la pijama?- dijo asombrada mientras se resbalaban unas bolsas de sus manos, la pobre trataba de cargar a una risueña Valerie y a la misma vez las bolsas del Market.

-Déjame ayudarte- dije cargando unas bolsas -Tengo una sorpresa. Ya preparé el almuerzo-agregué, llevando las compras a la cocina.

-¡Oh! No te hubieras molestado. Muchas gracias- dijo ella  alcanzándome en el comedor.

-Hoy es el día ¿verdad? –pregunté guiñándole un ojo -Ve a darte un baño mientras sirvo el almuerzo.


Después de un rato, Cecilia ya cambiada bajó las escaleras hablando por teléfono y colgó frustrada.

-¿Qué sucede?- pregunté.

-Es la niñera-dice que no podrá cuidar hoy de Valerie. Es la tercera vez que me falla este mes, creo que es hora de buscar una nueva nana.

-No hay problema, yo la cuidaré- le dije sin darle importancia, igual no tenía ningún plan.

-No, no... se supone que hoy podrías salir a divertirte y yo también y así...- dijo Cecilia con tono triste. 

-Ceci...no te preocupes, está bien- le interrumpí cogiéndola de los hombros y haciéndola sentarse. -Debes hoy preocuparte por ti, maquíllate, relájate y disfruta tu noche.

Cecilia me había acompañado en la mitad de mi vida, siempre había estado conmigo y de una u otra manera sentía que estas ocasiones eran pequeñas formas de agradecerle todo lo que ella había hecho por mí.

-Muchas gracias, Dani...-dijo abrazándome -Sabes linda- dijo con una sonrisa cogiendo mis manos- siento que te espera algo muy bueno allí afuera... te lo mereces, Dios sabe que es así.

-Gracias, Ceci...-dije con ojos vidriosos y un poco avergonzada- Ahora a almorzar antes que se enfríe ¿Sí?- comenté cogiendo mi tenedor.

Todo iba bien. Hace una hora John y Cecilia se habían ido. Cecilia había querido cancelar la reservación para no dejarme sola y yo había insistido en que no era necesario, al final no pudo resistirse y había salido resguardada  por un sonriente John. Valerie había acabado de dormirse y Puma por fin podía pasearse por toda la casa libremente. Estaba feliz y tranquila, entonces me permití servirme una copa de vino y poner música suave para relajarme. Me recosté en el sillón y me dije que solo cerraría mis ojos por diez minutos, solo diez... 

Estaba en un lugar muy lejano, en un parque en la temporada de otoño, escuchaba como las hojas caían por el viento refrescante que corría, a lo lejos una orquesta había empezado a tocar una canción clásica, y yo me acercaba con mi cámara en las manos tentada a ver al artista cuando...cuando...todo se volvió borroso y alguien comenzó a lamerme ¿la mano?

-¡Oh no!-grité levantándome del sofá. Me había quedado dormida más de lo que había esperado. Lo primero que vi, fue a Puma recostado en un pequeño espacio del sofá que yo había dejado, me pareció tierno pero cuando me traté de levantar sin querer aplaste su cola y  ese  fue el momento en que comenzó el desastre.

La Primera Vez en Nuestras Vidas © TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora