Lesbiana

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Una adolescente de 16 años, de cabello y ojos azules, se encontraba en su habitación usando su laptop, como todo adolescente.

Luego de unos minutos la dejó, miró a todos lados para ver si estaba alguien, y cuando se aseguró de que no, se acercó a la cama y sacó un cuaderno. Se acomodó en el colchón, sonrió y comenzó a escribir.

Lindo y hermoso cuaderno de pensamientos:

¡Hola, precioso cuaderno!
Ah, hoy te hablaré de la homosexualidad.
Ya hace tiempo que acepté el hecho de que soy lesbiana, o homosexual. Como quieras decirlo, es la misma cosa.
¿Pero, sabes? La gente dice que aceptar es lo difícil, sin embargo, es culpa de ellos. Malditos homofobicos.
Aceptar es difícil por culpa de ellos y sus insultos, o muestras de asco. Como si fuese algo de otro mundo. Yo no le veo nada de malo, es sólo una orientación sexual diferente. Y no lo digo sólo porque sea lesbiana, yo pensaba esto desde pequeña, y mi mamá es testigo de eso.

Mi punto es: Aceptar es difícil por culpa de la gente que nos rodea, por culpa de esas personas que insultan la orientación sexual sin razón. Y aceptarlo nosotros mismos es fácil, en algunos casos. Pero es a ellos— homofobicos — a quienes les cuesta aceptar.

Y realmente, eso último es mi caso. No lo digo sólo por eso, aunque de todas formas no iría gritando por la calle que soy lesbiana, uh.

Como sea, el problema es la chica que me gusta. Ella es más baja que yo, de pelo negro y ojos del mismo color. Es plana, pero yo también lo soy, por eso no diré nada. Es un año mayor que yo, y es un poco infantil. Su nombre es Son Pan, y es hermosa, bella, divina, preciosa, así como el pan.

¡Somos mejores amigas! Y eso me alegraría si no fuese por el hecho de que la amo.

Si sigo así voy a terminar llorando, así que te contaré la historia de cómo comencé a escribirte.

Era un día cualquiera, y yo no tenía a quién contarle todos mis pensamientos— se los diría a Marron, pero estaba en un viaje con su familia y no regresaría hasta dentro de dos semanas— entonces entre unos de mis cajones encontré un cuaderno con tapa de princesas, y me desahogué en él. Sí, ese cuaderno de princesas eres tú, Cuaderno-sama.

¡Volviendo a lo importante, ahora que ya no estoy sad! ¡Hoy me declararé a mi Panecito!~ Sí, mío. No ahora, pero sí dentro 3 horas.
¡Y nos casaremos, viviremos juntas, adoptaremos a una hermosa bebé, y moriremos felices juntas!
Pero antes de morir, crearemos momentos inolvidables, eso sí.

¡Adiós Cuaderno-sama! ¡Tengo que ir a prepararme!

— Bura Briefs.

Cuando terminó de escribir, cerró el cuaderno y lo guardó de nuevo. Se bañó y vistió con una remera de mangas largas roja con un jean azul claro. Últimamente hacía frío, por lo que su vestuario le pareció apropiado. Dejó su cabello suelto y salió de su casa en dirección a la residencia Jinzo.

Al llegar tocó el timbre y la puerta fue abierta por una 18 sonriente.

— Buenos días, Bra. Marron está en su cuarto.— saludó la rubia. Krilin y 18 eran como segundos padres para Bra, y Marron como una hermana. Era normal para todos que la menor de los Briefs esté allí.

— ¡Hola, 18-san! ¡Gracias!— y fue corriendo hacia la habitación de la rubia menor.

— ¿Se lo dirás hoy? ¿Verdad? ¡Dime que sí!— atacó Marron con una sonrisa esperanzada. Bra asintió,respiró hondo y volvió a hablar.

Lesbiana | Dragon BallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora