La comida llegó y ambos comenzaron a comer en silencio. Ithan miraba a Rachell de vez en vez mientras ésta toqueteaba la comida y apenas daba algunos bocados. No dijo nada, puesto que estaba centrado en lo que ella había dicho. No comprendía por qué se sentía tan decepcionado ¿Esperaba que le dijera que estaba embarazada? Su mente lo negaba, pero algo dentro de sí; esperaba esperanzado a que sí
¡Qué tontería! ¡Ellos ni siquiera vivían juntos! ¿Y quería un hijo! ¡Bah!
-Ithan –Llamó ella. Él alzó sus ojos azules y los clavó en los suyos. Rachell torció el gesto y comenzó una nueva conversación, intentando olvidar la anterior- Me han llegado unas rosas en la mañana...
- ¿Ah sí? Pues, no he sido yo...
-Sé que no has sido tú, eran...negras...
- ¿Negras? –Frunció el ceño deteniendo el tenedor a medio camino. Rachell asintió removiéndose incómoda en el asiento. Ithan terminó el bocado y frunció el ceño.
- ¿Quién te las ha enviado?
-No lo sé...-encogió los hombros.
- ¿Crees que haya sido Iván?
- ¿Rosas negras? No lo creo, él es romántico...
- ¿Ah sí? –Cambió el gesto el rubio. Rachell tartamudeo y luego se quedó en silencio y asintió. No quería que Ithan se pusiera celoso.
-Pues deberías preguntarle a tu romántico amigo, tal vez las ha enviado él con un significado especial...-soltó con sarcasmo. Rachell torció los ojos y luego sonrió. Ithan la miró enseriado con una ceja enarcada.
- ¿Por qué eres tan celoso? –Se burló ella cruzándose de brazos.
-Oh, no quieres ver cómo soy de celoso. Come tu cena y vamos a casa, ya quiero estar dentro de ti –Ordenó amenazante. Rachell se sobresaltó en su silla, no por miedo, si no por excitación y comenzó a devorar su cena. Ella también necesitaba lo mismo.
El tema de las rosas se olvidó por completo cuando salieron del restaurante y se dirigieron a casa a una considerable velocidad, la cual era llevada por sus desesperadas necesidades. Llegaron al apartamento de la castaña y pronto corrieron a la habitación de la misma, entre risas y jugueteando como dos niños. Hicieron el amor intensamente profesándose amor eterno y cuando todo acabó y Rachell estuvo dormida, él se levantó para regresar a casa. Al día siguiente tenía trabajo y no podía permanecer con ella.
Ithan ya comenzaba con los papeleos para la compra de su nueva vivienda, ya no aguantaba más para vivir a solas con Rachell y no tener que privarse de nada, dormir con ella, comer con ella, hacer todo a su lado. Se sentía emocionado por comprarlo al fin y pedirle a Rachell vivir juntos.
-Hola Nicky –Saludó cuando pasaba por la cocina, mirando a la pelirroja con una taza humeante frente a ella, sentada en un taburete junto a la encimera.
-Oh, hola Ithan ¿Cómo estás? –Cambió el gesto, disimulando su estado de depresión, disimulo que Ithan no creyó.
-Bien ¿Tú? ¿Cómo te encuentras?
-Bueno –Suspiró la chica regalándole una débil sonrisa- He tenido tiempos mejores –Ithan sonrió recordando cuando le respondía de la misma manera, en Nueva York, cuando todo con Rachell ocurrió.
-Después de la tormenta viene la tranquilidad. Ya verás que todo se resuelve.
- ¿Ya lo sabes? –Dijo alzando una ceja, Ithan asintió apenado.
-Lo siento.
-No te disculpes, supongo que él también necesita desahogarse...
-¿Sabes Nicole? No quiero que pienses que lo defiendo, y no tengo por qué meterme en su relación, pero...Manuel de verdad te ama, y como ya te he dicho antes, es difícil para él todo esto de las formalidades. Ahora, un hijo...vaya...le ha caído de sorpresa, necesita asimilar que todo esto es real.
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Ascendiendo de las Tinieblas - Segunda parte.
RomanceEl dolor de la ruptura y la pérdida había sumergido a Ithan Collins por largos meses. Cuando pensó que ya no quedaba más nada que le dieran ganas de vivir; en su vida, descubre que no todo está perdido. Después de haber atravesado un oscuro pasado l...