Thai sonrió levemente. El fuerte murmullo de sus compañeros de clase, comentando a través de la ignorancia, había conseguido levantar su mal humor.
Golpeteó sus uñas largas contra el banco color crema, sus ojos negros se posaron en aquel muchacho que odiaba con todo su ser. Su ceño se frunció cuando este soltó unas palabras y le miró, haciendo que el grupo de jóvenes le siguieran el juego, haciendo que el ego del joven de cabello negro se elevara por las nubes.
Entonces recordó que no podía ponerse de pie y golpearlo... no con ese cuerpo femenino, no si eso revelaría su secreto mejor guardado. Soltó un suspiro de frustración y empezó a mordisquear sus labios, rasgando la pielecilla de ellos mientras miraba su cuerpo con atención.
Empezó con las piernas. Aquellas femeninas piernas se resaltaban aún más con el pantalón desgatado que le habían regalado. <<Uno>>
Subió hasta dar con aquel volumen que sobresalía de su pecho. Recordó con nostalgia el año anterior, aquel año en el que sus padres no le decían nada por vestir cómo un chico. También recordó las fajas que utilizaba para no dejar que sus dotes se hicieran evidentes. <<dos>>
Ahora un fuerte dolor le invadió por completo.
El murmurllo cesó luego de unos minutos, todos y cada uno de sus compañeros desaparecieron para él, incluso es escenario, en lugar del colegio, ahora se encontraba mirando su reflejo, completamente desnudo.
La sonrisa melancólica adornó su rostro cuando se vio cómo realmente era. El vello facial, cabello corto, sin volumen y sin curvas. Sin embargo, ¿Cuánto tiempo debería esperar hasta estar así?
-Aiden... Aiden... -Una joven de cabellos negros y con rizos movilizó el cuerpo de su amiga-
-¿Eh? -Thai la miró-
-Qué me hiciste chinchón...
-Ah, sí, ¿entonces?
-Ganaste.
