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4 | Encontrando

Chloe Andersson

Al momento de cortar es cuando me doy cuenta en lo que acabo de hacer.

A ese hombre lo conocí hoy, no se que podría ser o que podría querer, pero ahí estoy de imbécil permitiéndole la entrada a mi edificio. Me pasó las manos por el rostro y comienzo a caminar sin rumbo hasta que escucho golpes en la puerta.

Abrir o no abrir, esa es la cuestión.

Tras la insistencia decido abrir, afrontando las consecuencias que me de ello. El rostro de Andrew se encuentra con una leve sonrisa al momento de verlo.

— Lo siento muchísimo por la hora pero no podía esperar a mañana.

Me hago a un lado permitiéndole la entrada y él se adentra a mi apartamento, veo en el pasillo a un par de los chismosos de mis vecinos y frunzo los ojos en su dirección.

Me di cuenta que eres un adicto al chisme Ernesto, no es que te guste regar las plantas que están en el pasillo.

— ¿Que sucede? - cierro la puerta y lo encaro.

— Seré directo, tú necesitas un empleo y yo necesito una empleada.

— ¿Y...? ¿Quiere que lo ayude a buscar o qué?

— Quiero que seas la niñera de mi hija. - su rostro se encuentra tan serio que asusta como cambia de expresión tan fácilmente.

Me lleve bien con su hija, pero hasta ahí, ¿Es que acaso no está su madre para cuidarla?

Quiero golpearme mentalmente tras el pensamiento, debo dejar de suponer de las personas.

— No soy niñera señor.

Él me sonríe, repito, asusta la facilidad con la que cambia de expresiones, tranquilamente podría ser actor.

— Soy conciente de ello, sin embargo Alice se llevó bien con usted cuando no lo hace con nadie. He buscado niñera todo el día y no he encontrado nada. - sus ojos me piden por favor que acepte pero las dudas siguen presentes.

No siempre te llega una oferta de empleo en la puerta de tu casa.

— ¿Y su madre?

Quiero golpearme la cabeza contra algo al no poder retener esas palabras en mi boca. Andrew se queda en silencio y caigo en cuenta que, obviamente, dije algo que es estúpido y no debía decir.