Cap 31...

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N. Trevor.

¿Podía sentirme completamente feliz? Él me abrazaba y yo me sentía al borde del sueño entre sus brazos. Y ¿Había algo mejor que tener su amor? Si bien, antes no fue mío pero... Antes tampoco lo conocía...

¿Cómo habrían sido las cosas estando yo en el lugar de su hermano? ¿Habría cometido los mismos errores?... ¿Qué los obligo a separ...?

- Pequeño, estas pensando mucho, ¿En qué?

- Rui... Se que esto no me interesa... ¿Me interesa?

- Debe, estás a punto de hacerme una pregunta - dibujo una sonrisa apoyando la frente en mi cabello.

- Sí, pero... Me refiero a que... - me besó. Un beso corto.

- Suéltalo - dijo aún sobre mis labios.

Lo empuje levemente y me coloqué sobre él, con cada rodilla a uno de sus costados.

- Bien, - tomé airé - exactamente ¿Que paso entre Yuu y tu?

Su rostro se palideció... ¿Pensaba que jamás preguntaría o que? ¡Claro! Aún casados y con hijos yo nunca... ¡No!

- Algún día tendría que contarlo, ¿No? Sólo... Me sorprende que seas tu el primero en preguntar... Y no él... - una pequeña lágrima rodó por su mejilla llegando hasta la comisura de sus labios... Lo besé. 

Recorrí su rostro con mis manos en el transcurso de aquel tierno beso esperando reparar el error que cometí al hacer más profunda la herida...

Rui cortó él beso.

- Trevor, escúchame, mereces saber la historia tanto como él... Como Asahi...

- ¿Quien e...?

- Trevor...

"Sería demasiado contar desde que tenia tan sólo un año de edad, así que... Comencemos desde que tenia cuatro años.

A esa edad no hay niño que no tenga la suficiente capacidad de comprender cuando sus padres no se llevan del todo bien.

Nuestros padres se gritaban a todas horas, se lanzaban objetos e incluso mamá llego a golpear a papá, cosa que, a menos que yo nunca hubiera visto, papá jamás llego a hacer con ella.

Queriendo ser un buen hermano, todos los días los dediqué a "disfrazar" lo que había a nuestro al rededor... Sí, para mi adorable hermanito menor.

Éramos niños, eso lo sabia pero... ¡No sabia que hacer! ¿Muestras de amor? Todo lo que sabíamos lo compartíamos como amigos que éramos. Más que eso.

Un día jugábamos en el parque; uno de esos días en los que salimos a escondidas de nuestros padres y, no fue difícil pues ellos se dedicaban a pelear.

¿Dos niños de tres y medio y cuatro y medio solos en un parque? ¡No! En mi defensa yo ya había cumplido los cinco y él estaba a días de cumplir los..."

- Rui... - tal vez se dio cuenta de mi mirada... ¿Es en serio?

- ¿Qué? ¡Ya no éramos unos niños!

- Y me dirás que en este momento eres todo un adulto, seguramente.

- ¡Casi!

- Como sea... Sigue, ¿Puedes?

- Esta bien...

"Jugando en el parque, pudimos apreciar accidentalmente a una pareja de adolescentes dándose amor el uno al otro de una forma en que nuestros padres no hacían, al menos no en un tiempo que pudiéramos recordar... Era un beso...

RaenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora