ChanSoo Next Door

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Sehun respiro hondo, apoyándose en el lateral del camión, intentando recuperar el aliento después de haber subido otra de las incontables cajas llenas de libros de su madre. Esta le sonrió cuando bajó, indicándole que ya solo quedaban dos cajas. El rubio se revolvió el pelo y la ayudo a cargarlas, maldiciendo en voz baja a su padre por haberse roto la pierna días antes de la mudanza al que había sido hacia años su piso en Seul. Sehun cerro la puerta tras el cuando subió las dos ultimas cajas, permitiéndose a si mismo ver la que había sido su casa durante toda su infancia y los primeros años de su adolescencia. Fue hasta la que había sido y seria su habitación, viendo las paredes pintadas de aquel color verde que tan poco le gustaba, aunque estaba ya algo engrisecido por el tiempo. Suspiro y abrió la ventana. Hacía 8 años que se habían mudado por motivos de trabajo de sus padres, él apenas tenia los 14 cuando fueron, por lo que dejó atrás sus amigos de toda la vida y el que fue su primer amor. Suspiro acordándose de él, de Chanyeol, su mejor amigo de la infancia y vecino. Vio su vieja cama sin sabanas, esperando a que los de la tienda de muebles vinieran a traer la nueva, llevándose esta después. Miró fijamente la cama y no pudo evitar reírse, recordando sus primeras experiencias sexuales, riéndose de si mismo y de su timidez, de su sonrojo innecesario y de como temblaba, pensando cuanto había cambiada desde entonces. Volvió a pensar, inevitablemente en Chanyeol, preguntándose a si mismo cuanto habría cambiado. Si cerraba los ojos, podía recordar con una cantidad desmesurada de recuerdos a Chanyeol, algo mas alto que el, ya que era una año mayor, con algo de barriguita y unas gafas metálicas que no llegaban a ser cuadradas ni redondas, sujetadas por sus mas que grandes orejas de soplillo. Aunque la ultima vez que le había visto, cuando se despidieron, estaba mas delgado. Volvió a reírse de si mismo, andando hasta el salón y viendo a su madre mover las cajas de un lado para otro.

– ¿no te cansas de tanto mover las cajas, mamá? – preguntó riéndose

Ella negó rápidamente, haciéndole cargar con varias cajas y haciéndole llevarlas a cocina. Tras cerca de media hora abriendo y cerrando cajas, llevándolas a las habitaciones correspondientes y, terminando por volver a llevarlas al salón, que era la única habitación que tenia ya los muebles nuevos, fueron a sentarse al salón.

– Oye mamá... ¿Sabes si Yeol sigue viviendo aquí?

Ella le miró y se encogió de hombros – Pásate a mirar, la puerta solo está a tres metros de distancia

Sehun se rio suavemente y asintió, saliendo de la casa, andando hacia la puerta de su mejor amigo y haciendo sonar el timbre, sin obtener respuesta alguna. Fue de vuelta a su casa y tras decírselo rápidamente a su madre volvió a su habitación, suspirando. ¿Que espera exactamente de volver a Chanyeol? No lo sabia, y , de hecho, en parte no quería saberlo, ya que nunca llegó a superar su relación con el. Al menos no del todo. Se dejó caer en la cama, mirando fijamente al techo y volviendo a pensar en su vida antes de marcharse de Seul. Recordó que se levantaba e iba a clase, junto a su mejor amigo, que había repetido el curso por unos problemas de salud, aunque ellos ya eran amigos antes de que esto pasara, pero esto les ayudó a pasar mas tiempo juntos, cosa que ambos hacían con gusto. Pasaban las tardes el uno en la casa del otro, jugando siempre entre ellos y con el hermano pequeño de Chanyeol, Kyungsoo, que nació un par de meses después del 7º cumpleaños del más alto. Ambos hermanos era completamente opuestos, y lo único que tenían en común era que igual que las orejas de Chanyeol estaban desproporcionadas, los ojos de su hermanito también. Sehun no supo exactamente cuando se durmió, pero nadie le despertó para cenar

* * * * * * * *

Las 9 de la mañana. Eran las 9 de la mañana cuando llegaron los de la tienda de muebles para llevar los nuevos. Sehun se levanto a regañadientes, sentándose con mala cara junto a su padre en el sofá, viendo entrar a varios hombres con numerosas partes de muebles, colchones y demás cosas que, a sus ojos eran innecesarias, pero su madre había comprado, preguntándose donde demonios iban a meterlas. En cuanto montaron el mueble de la cocina -cosa que les llevó hasta después de la hora de comer- empezaron a cargar nuevamente las cajas de un lado a otro de la casa. Cuando por fin terminaron Sehun repitió lo mismo del día anterior, yendo hasta la casa de su mejor amigo y llamando al timbre.

ChanSoo Next DoorWhere stories live. Discover now