Capítulo 13- Nunca más tendrás que temer por él...

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Imágenes multimedia: Samuel y Gabriela.

- ¡Oh, Manuel! –Sollozó Nicole tapándose el rostro con las manos. Manuel dejó de hablar y miró a la pelirroja desde su posición. Sintió su corazón encogerse y sus propios ojos llenarse de lágrimas. Se sentó, un poco mareado por el alcohol, la cogió con un brazo y la jaló para levantarla, cargarla y sentarla entre sus piernas. Nicole se acomodó en su pecho sorbiendo por la nariz y él la envolvió entre sus brazos. Enterró la nariz en su cuello y suspiró.

-Perdóname por todo Nicole...soy un jodido imbécil. Nunca quise herirte y...una vez más lo he hecho...

-Sólo te asustaste.

-Aun lo estoy, estoy muy asustado. Yo...no sé cómo serán las cosas...temo que...-Nicole ladeo el torso entre su cuerpo y lo miró al rostro. Manuel, que tenía los ojos apagados por el alcohol, el cansancio y el llanto, le devolvió la mirada. El agua fría había aclarado un poco su mente, pero seguía en estado de ebriedad.

-Sé tus temores, pero estoy segura que tú no harás todo lo que te hicieron. No serás como ella Manuel ¿Cuándo te darás cuenta que tienes un enorme corazón? Que solo lo cubres con cosas malas para tapar el temor que tienes a que te vuelvan a hacer daño...-Manuel dejó salir un par de lágrimas y Nicole las atrapó de inmediato con sus pulgares, enternecida y la vez entristecida por verlo llorar.

-Quiero hacer lo correcto...quiero, quiero hacerlo bien ésta vez.

-Lo harás, lo haremos juntos ¿Sí? Haremos que todo funcione, seremos unos amorosos y consentidores padres...-Bromeó ella con las lágrimas aun brotando de sus parpados. Manuel soltó una pequeña risa nerviosa y asintió.

Ella, cogió su rostro y besó sus labios castamente. Manuel cerró los ojos y la acurrucó en su pecho con más fuerza.

-Te amo, Manu...

-Y yo te amo a ti, Nicky. Te amo tanto...

Se recostaron aún abrazados, mientras se acariciaban en silencio hasta que ambos cayeron agotados en un profundo sueño.

     

     Samuel entraba a una cafetería cercana al trabajo para comprar un enorme café. Necesitaba activarse con éste, las últimas semanas había tenido pésimas noches, por lo que su mal dormir solo le causaba amargura durante el día, y mucho cansacio. Hoy tenía que atender a varios clientes y necesitaba tener la mente clara. Sin embargo, entrar en el local, fue una pésima decisión, allí estaba a quién menos necesitaba ver en aquel momento.

     Gabriela subió la vista cuando iba de salida y se encontró a Samuel entrando en el Local. Se quedó paralizada por unos segundos, al igual que él, no obstante, ella apartó la mirada y esquivó su cuerpo para salir del local.

-Gabriela.

-Tengo prisa –Anunció con rapidez mientras salía del local. Samuel quiso seguir su camino, pero su cuerpo traicionero siguió al de la muchacha. La cogió por el brazo, sin siquiera quererlo y la detuvo.

-Espera.

- ¿Qué quieres Samuel? – Manifestó con dureza, soltándose de su agarre. Samuel la observó desde su altura y soltó un suspiro.

-No has ido más a casa.

- ¿Para qué? ¿Para hacer tus pasteles? ¿Por qué debería? ¿Por ser hija de la sirvienta?

-¡No digas eso! Sabes muy bien que ustedes dos son parte de mi familia.

-Claro... ¿Es por eso que me rechazaste? ¿Crees que soy como una hija? –Cruzó sus brazos a la altura de sus pechos, realzando sus protuberancias. Samuel miró por unos segundos y luego volvió a su rostro.

Ascendiendo de las Tinieblas - Segunda parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora