Y allí estaba ella de nuevo, espiando a su vecino. Era una bella tarde y como otras más, él se encontraba en el jardín trasero de su casa, con la vista clavada en un libro. Esta vez parecía leer algo demasiado interesante y gracioso porque lo vio esbozar una sonrisa mientras llevaba una taza de té a sus labios delgados. Con la imagen de esa sonrisa una joven se cobijó en su cama.Era un hombre de aproximadamente 33 años, profesor universitario, al parecer, o un ejecutivo importante, o incluso un escritor famoso. Realmente ella no sabía nada de él. Hacia un año él se había mudado y desde la primera vez que ella lo vio, y sus miradas se cruzaron por unos segundos, ella juro que él la robo, no solo en ese instante, después de eso ella no pudo volver a pensar en otro par de ojos tan enigmáticos, llamativos y atrayentes como los que poseía aquel sujeto de baja estatura y complexión delgada. Hace un año vivía junto a ella y apenas compartían un saludo seco las pocas veces, contadas con los dedos, que se veían.
En uno de esos escasos tropiezos ella salía deprisa, porque era tarde, él tenía la nariz metida en un libro, ambos chocaron. Eso dio tras pie a una disculpa por parte de ambos y una sonrisa tímida de Mikasa, ella era tan segura de sí misma, pero cuando se trataba de él, toda esa seguridad desaparecía en segundos y la reemplazaba la inseguridad y nerviosismo característicos de una chica adolescente. Esa mañana al tenerlo tan cerca, Mikasa pudo detallarlo mucho mejor. No era tan bajo, apenas unos pocos centímetros menos que ella; pero esto no le impedía verse imponente y fuerte ante caulquiera. Hombros amplios, manos grandes con dedos largos y delgados. Piel blanca, cabello negro; con un corte peculiar. Pestañas largas, protegiendo dos orbes de color azul, ¡eso era!, ahora que los tenía tan cerca y que le regalaban toda su atención solo a ella, pudo comprobar una vez más lo hermosos que eran, no muy grandes pero si inquietantes con tal poder como para colarse en sus sueños y hacerle compañía en sus horas solitarias de necesidad. Un lo siento salió de los labios delgados de él, su voz la hizo estremecer, era una voz fuerte, ronca, varonil y a la vez tan agradable, que Mikasa deseo por un instante que esa voz le regalara infinidad de cumplidos y promesas dulces a la vez que le recitaba los más sucios y descarados elogios que le pudiera ofrecer. En ese encuentro accidentado por fin supo su nombre, Levi, y el conoció el suyo. Después de otra sonrisa tímida y otra más segura y sexy, su corto encuentro termino, pero Mikasa se dio por bien servida. Su ansiedad, suspiros que llegaban de la nada, felicidad repentina y sonrisas traviesas que se le escapaban en clase; ahora tendrían nombre. Ella era una jovencita de 17 años, con las hormonas por las nubes y con unas ganas inmensas de comerse el mundo. A pesar de ser joven y muy hermosa, era inexperta en temas de enamoramientos o sensaciones extrañas que empezaban a atacarla ,más a menudo cada vez que lo veía ejercitarse en el jardín; mientras su mandíbula se tensaba y definía aún más el contorno varonil de su rostro. Y le parecía realmente hermoso cada vez que detenía su lectura y se tomaba unos instantes para admirar el cielo y perderse en un sinfín de cavilaciones, algunas veces se frustraba y entraba a la casa, pero otras veces sonreía solo y esos momentos lograban que el estómago de Mikasa se llenara de calidez, se estrujara y sin poder evitarlo ella sonriera también.
Una mañana de sábado, la casa estaba sola y su vecino apuesto e intelectual había salido muy temprano. Sin más que hacer se dedicó a limpiar la casa con la música a todo volumen para darle la gran seguridad de cantar a todo pulmón. Llevaba puestos sus shorts cortos, sin necesidad de ser ajustados, muy cómodos, una camisa estampada con el dibujo de un unicornio y zapatillas. Recogió su cabello en un bollito con algunos mechones desobedientes sobresaliendo. Se adueñó de la escoba, abrió todas las ventanas barrio cada centímetro, lavo cada traste y sacudió cada sofá. Al final solo quedaban las ventanas por limpiar. Mientras saltaba de un lado a otro con una sonrisa en su rostro, a su mente venia el nombre del intelectual y lo bien que sonaba el de ella en los labios de él. Decidida a limpiar cada ventana, debió buscar un taburete para la más alta, salió al jardín, la limpiaría desde afuera también. De pie sobre el taburete mientras cantaba la canción que se reproducía en el equipo de sonido, limpiaba el cristal y como durante toda la mañana pensaba solo en él, dejo escapar su nombre, Levi, cerró los ojos y saboreo cada letra, cuando los abrió vio sobre el cristal el reflejo de Levi sobre este y para mayor impresión lo escucho diciéndole :Dime confirmándole así que la había escuchado llamándolo. Todo junto solo logro hacerla perder el equilibrio sobre el taburete. Todo pasó tan rápido, pero ella sintió cada sensación en cámara lenta. Primero el vértigo al ya no sentir la firmeza del taburete bajo sus pies, la sensación de vacío en la boca del estómago, todo efecto del miedo. La certeza de que el golpe contra el suelo dolería, se preparo para un golpe que nunca llego, la invadio la sorpresa al ser recibida por el agarre firme de dos brazos que la rodearon por la cintura, la apegaron a un pecho cálido y seguro. ¿Estás bien? , esa pregunta llego a ella en un susurro muy cercano a su oído junto con el olor agradable de una colonia.
Por el impacto terminaron los dos sentados en el suelo, con ella envuelta desde atrás por los brazos de Levi, ¿Te encuentras bien? , Levi pregunto de nuevo al no obtener respuesta, pero no se separó de ella ni aflojo su agarre. Mikasa no pudo evitar que su cuerpo reaccionara de manera involuntaria a la cercanía de ambos y se estremeció entre los brazos del hombre dejando escapar un pequeño sonido. Por su parte Levi al escuchar el sonido pensó que tal vez estaba herida y se acercó para observar su rostro el cual le daría indicaciones del grado de dolor que sentía, pero al encararla, en vez de ver un rostro contorsionado por el dolor, se encontró con una mujer sonrojada hasta las orejas y unos ojos grandes, muy bonitos, de color grisáceo llenos de un brillo particular acompañados de una respiración agitada. Tenerla allí entre sus brazos, tan indefensa y hecha un mar receptivo de sensaciones, logro descolocarlo por completo. Desvió su mirada al cuello blanco de la joven y como escuchando el llamado de esa piel nívea y dejándose llevar, acerco los labios a este y deposito allí un beso dulce y lento. Una vez más la escucho y queriendo oír más, lamio todo el cuello hasta el oído donde le susurro: No puedo tan solo observar, como haces tú. Los ojos de Mikasa, que hasta ese momento se encontraban cerrados, se abrieron de golpe al escucharlo. Busco los ojos azules interrogandolos. Sé que me observas, lo sé porque yo hago lo mismo contigo. Ella no daba crédito a lo que oía, así que ella no era la única, él también la buscaba con la mirada, él también la deseaba como ella a él, tal vez incluso más. Se miraron una vez más a los ojos y entendieron que aquello que sentían era correspondido por la persona causante de ello. Estaban en el jardín, pero no les importo, nadie estaba cerca a esa hora. Ninguno de los dos quería pensar más, solo querían perderse en los labios y caricias del otro. Se besaron y fue una sensación maravillosa, cuanto tiempo fantasearon con el sabor del otro y ahora que era real comprendieron lo lejos que habían estado de lo asombroso y adictivo que era realmente, la sensación cálida de su aliento, la humedad dulce de su boca y la necesidad de profundizar el beso aún más.
Mientras se perdían entre caricias, besos y suspiros ahogados sobre el césped del jardín trasero; ninguno de los dos estaba dispuesto a dar marcha atrás sobre lo que sabían que pasaría. Mikasa se separó de Levi y viéndolo a los ojos tomo su mano y lo llevo hasta su recamara. Mientras subían las escaleras guiados por el deseo y emoción de saber lo que vendría, cada uno tenía grabado en su rostro lo que sentía. La cara de Mikasa estaba completamente enrojecida pero una enorme sonrisa decoraba su rostro, tenerlo allí siguiéndole mientras se sujetaban de las manos le parecía casi irreal. Por su parte Levi no podía apartar los ojos de la figura de ella y la miraba embelesado, ella pudo haberlo guiado a su propia muerte y no lo sabría hasta después de esta.
Entraron en la habitación, Mikasa cerro con llave y en ese momento mientras le daba la espalda a Levi, apoyo la cabeza sobre la puerta,allí sintió los nervios recorrer su cuerpo. Por su parte Levi entendió lo que sucedía, se acercó a ella, la rodeo con sus brazos y con la voz más suave de la que era capaz le dijo: No es necesario que lo hagas si no estás segura, Mikasa. La joven olvido todo aquel miedo de hace un momento,se giró hacia él, y armándose de valor le confeso: Yo… en verdad deseo est..-Las palabras de Mikasa no terminaron de abandonar sus labios. Para Levi eso era suficiente, el saber que ella lo necesitaba, solo lo hizo encenderse aún más, y abandonando el poco raciocinio que le quedaba, se adueñó violentamente de los labios de su acompañante.
La tenía como muchas veces la imagino, aunque sabía que estaba mal, se encontraba debajo de él. Una mujer hermosa con las mejillas sonrojadas, los ojos brillantes con las pupilas dilatadas llenas de deseo y expectación. El cabello negro derramado sobre las sabanas de color azul pálido, sus seductores labios carmesís se encontraban un poco hinchados como resultado de los apasionantes besos que se proferían. Levi bajo hacia su cuello degustando ese olor dulce y sabor exquisito, y se divirtió dejando rastros húmedos en este mientras Mikasa se retorcía de placer. La camisa holgada con el estampado de unicornio comenzó a estorbar y Levi se deshizo de ella al igual que de los shorts, se permitió deslizarlos lentamente, mientras en el proceso acariciaba las largas y torneadas piernas, sin apartar su mirada de aquellos brillantes ojos grises. Una vez tuvo a Mikasa solamente en ropa interior se dedicó a dejar marcado su cuerpo, y no era necesario recurrir a los chupetones, solamente le bastaba besar y acariciar con esmero cada centímetro de la piel para dejarle grabado su nombre.
Mikasa era solo sensibilidad, cada pequeño roce o aliento cálido de Levi sobre su piel lo sentía tan vívida e intensamente como para hacerla estremecer completa. En un instante, Levi se separó de ella y dueño de una sensualidad y agilidad asombrosa se despojó de su camisa, por su parte Mikasa se deleitó con los abdominales muy bien definidos del hombre, su cintura estrecha y sonrisa coqueta. Levi la acerco hacia él, dirigió las manos de la chica hacia su cinturón y observándola intensamente le dijo: Quitamelos . Mikasa trago involuntariamente y armándose de valor se inclinó hacia él y lo dejo bajo ella. Bien, pero lo hare a mi modo. Era verdad que Mikasa no contaba con experiencias anteriores que le brindaran mayor información sobre cómo debía comportarse, que hacer o que decir, pero contaba con algo mucho mejor, instinto y unas inmensas ganas de poseer al hombre que se encontraba allí. Valiéndose de alguna vocecilla interior, primero empezó a recorrer el amplio pecho de Levi, se notaba que se cuidaba, podía sentir sus bien marcados abdominales, beso cada uno y le fascino lo delicioso de su piel junto con lo gratificante que era escucharlo gemir y estremecerse bajo ella. Descendió dejando un rastro húmedo a su paso, se aventuró un poco más debajo del ombligo descubriendo que entre más descendían sus besos más errática se volvía la respiración de él. Antes de llegar más allá Mikasa debía deshacerse de los estorbosos pantalones de color negro, aunque le quedaran de infarto. Sus nervios aun presentes le hicieron un poco difícil la tarea pero cuando lo logro no pudo evitar sorprenderse al ver la perfecta anatomía de Levi y de lo generosa que era la madre naturaleza. Levi esbozo una sonrisa y acercando sus rostros le dijo: En verdad deseo estar dentro de ti. Sin perder el tiempo la recostó suavemente de nuevo sobre la cama. Le quito el sostén y aunque al principio por instinto intento cubrirse, él la lleno de caricias y besos logrando que ella se relajara y lo dejara admirarla. Levi llevo a su boca uno de los pezones rosados y lo envolvió con su lengua, recorriéndolo logrando que deliciosos gemidos de placer salieran de la boca de Mikasa, esto solo lo alentaba a continuar con el otro. Se abrió camino entre sus piernas y se deshizo de la última prenda que lo separaba de observar completamente desnuda a la joven que por casi un año lo acompaño en sus sueños y le sirvió de inspiración para más de una frase amorosa, las cuales escribía. Mikasa al encontrarse completamente desnuda y después de que Levi quedara en sus mismas condiciones no sabía cómo todo él cabria en ella sin lastimarla. Por su parte Levi al ver la inquietud de la joven tomo su rostro y mirándola fijamente le dijo: Confía en mí, lo último que podría hacer es herirte. Esas palabras y la mirada llena de sinceridad y comprensión que Levi le dedico fue todo lo que necesito y sin más miedos se entregó a él por completo, en cuerpo pues, su alma y corazón aunque no quisiera ya le pertenecían solo a él.
Fascinante, esa era la única palabra que podría describir solo una parte de lo que significo y sintió al tener a Levi dentro de ella, convirtiéndolos en un solo ser. Tantos colores y sensaciones nuevas la envolvieron cuando se sintió desfallecer debido al orgasmo. Sus voces se sincronizaron y gritaron el nombre del otro para que en medio de tanto placer y mar de sensaciones tuvieran la seguridad de saber que allí en medio de un día soleado y sin nada planeado, habían llegado a encontrar algo especial y para nada pasajero…*-----*--------*--------*--------*----------*----------*
Hey!! 😀
Se que tengo otra historia en proceso (Ya tengo el borrador 😅) pero, esta idea vino a mi mente, y como en otros países celebran el día de San Valentín, me pareció buena idea. ( Aunque me tarde un poquito😅😂)
Espero me dejen sus comentarios, sean buenos, es el primer lemon que escribo.😶
By y hasta la próxima. 😄

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Dulce Intelectual.
FanfictionY allí estaba ella de nuevo, espiando a su vecino.Era una bella tarde y como otras más, él se encontraba en el jardín trasero de su casa, con la vista clavada en un libro...