Cuarta rosa: suspiros de amor

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Despertó tranquilo y relajado, cosa que no había sucedido en varios días, tuvo un sueño hermoso, o eso le pareció porque que no puede recordarlo muy bien, algo sobre deliciosos postres y un humeante té servido en elegantes tasas, algo que no era su estilo pero que en el ambiente del sueño era perfecto.
Hizo un esfuerzo en recordar algo más y un jardín vino a su mente, un jardín de rosas y luego una figura acercándose a él cargando una elegante bandeja de plata con galletas de muchos sabores. Se concentró en la figura pero no podía ver con claridad quién era.
De pronto recordó la brisa haciendo volar pétalos y un destello de ojos verdes esmeraldas que lo observaban con amor.

Ojos verdes.

Solo una persona posee tan bellos ojos verdes.
Solo una.

Parece como un sueño el día en que me di cuenta que estaba enamorado de ti. Ya te había visto muchas veces pero aquella vez tus ojos brillaban en un tono azul como el cielo, tan profundo que me perdí en ellos por un instante. No estabas haciendo nada en particular, solo veías aburrido desde la ventana de tu aula como si añorarás algo, como si buscaras algo en el cielo, suspiros escapaban de tus labios y allí me di cuenta.
Como me gustaría que fuera yo aquel por el que suspirabas.

Él que quiere ser el dueño de tus suspiros de amor así como tú eres el duelo de los míos, Arthur Kirkland.

Una rosa más, esta vez en su casillero con la típica cinta roja y una nota un poco más extensa que las demás.

"Si supieras..."

Pensó al terminar de leer la nota.

"Si supieras que pensaba en ti aquella mañana, pensaba en como quisiera ser alguien importante para ti."

Tomó la nota y la colocó segura entre sus apuntes de matemáticas, sin darse cuenta que una minúscula sonrisa escapaba de sus labios al mismo tiempo que, a una distancia segura, Kirkland sonreía con ilusión mientras aguardaba el tiempo apropiado para presentarse ante él y decirle apropiadamente la inmensidad de sus sentimientos.

Era un 15 de febrero cuando decidió que no se acercaría a él hasta que la última rosa fuera entregada.
Y junto con ella una joya que sellaría su promesa antes de dejar el país.

Extra: bombón de chocolate

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Extra: bombón de chocolate

La junta había sido extensa, exageradamente extensa para un 14 de febrero.
Las actividades que tenían que programarse avanzaban velozmente pero era más preocupante el hecho de tener que dejar todo listo antes de partir.

Antes de dejar su corazón atrás.
¿Valía la pena todo lo que hacía si al final no podría estar más tiempo con él?
Tal vez solo debía ir y decirlo directamente pero el miedo al rechazo lo detenía, tal vez de poco a poco con amor y dedicación Alfred entendería a cabalidad sus sentimientos.

Tal vez.

Y al final tal vez solo tendría un día para deleitarse con el brillo de sus ojos azules mirándolo con amor, pero aún si solo fuera un minuto valdría la pena.

Pero la duda lo carcomía, lo incomodaba, le atemorizaba ¿estaría causando el efecto deseado? ¿Estaba reconquistando a Alfred con sus detalles?

Y bastó un simple bombón de chocolate, que por cierto era de su marca favorita, sobre su escritorio para saber que tenía esperanza mientras veía por la ventana al americano correr hacia la salida de la escuela.

Sonrío, se sonrojó en exceso mientras el dulce chocolate se deslizaba por su garganta y finalmente suspiró.

No había forma de no amarlo.

Wiiii

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Wiiii.... Nos acercamos al final... Creo...un par de capítulos más y listo!

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