Hola! Un poco tarde para San Valentín, pero dado que no pude aparecer por aquí antes, se los dejo como un regalo. Igual, el amor se festeja todos los días ¿No?
Espero que les guste! Y háganme saber si quieren otro. Saludos 😀El tintineo de la campana arriba de la puerta sonó en cuanto alguien entró al local. Había cuatro o cinco clientes, los de siempre, tomando café mientras leían un libro o escuchaban la música que todos los días sonaba bajo la marca registrada de Beca Mitchell. Ella había empezado con la idea del café-club desde que descubrió ese local abandonado en la esquina de la calle por la que pasaba todos los días. Había imaginado algo grande, donde la gente pudiera descansar del ritmo acelerado que llevaba la ciudad de Nueva York. Había funcionado, la mayor parte del año, sobre todo en invierno, cuando la gente buscaba un rincón para calentar su cuerpo antes de seguir cumpliendo obligaciones. Entraban ahí, compraban café o chocolate caliente, tomaban un libro de la biblioteca que con mucho esfuerzo y donaciones habían armado, y se sentaban en cualquiera de los sillones rojos que Beca y Jesse habían distribuido estratégicamente por el lugar.
- Buen día, J.- anunció la joven de tamaño pequeño, con cabello oscuro y ondulado oculto bajo un gorro de lana gris. Llevaba un largo y pesado tapado de color negro, una bufanda en distintos tonos de grises, sus jeans azules y un par de botas negras de cuero para completar su vestuario.- Llegué temprano hoy para que puedas salir y conquistar a tu chica.- Jesse tenía una cita, o al menos eso parecía cuando atrapó a Beca en el ascensor del edificio donde vivían para contarle que había conocido a la más linda muchacha que alguna vez había visto. Y, fiel a su estilo cursi y extremadamente romántico, la había invitado a salir justo el día de San Valentín.- ¿Estás listo?
- Nervioso, ansioso, muerto de miedo.- admitió él, tomó su chaqueta del perchero y se miró en uno de los espejos del lugar.- Hoy conquistaré a esa rubia.- Beca rodó los ojos, y rió por lo bajo. Se quitó el tapado, lo colgó en el lugar que recién había desocupado su vecino, y amigo, y dejó al descubierto el sweater tejido que llevaba puesto.- Dejé toda la caja en orden, ya cubrimos el mes con la venta de hoy y recién estamos a catorce.
- Eres un gran empleado, Jesse.- se ubicó detrás del mostrador y observó los papeles que él había dejado enganchados bajo la caja registradora.
- ¿Tienes planes para hoy?- ella sonrió, pero no dijo nada.- ¿Sí?
- Jesse, no tengo planes para este día desde que salimos de la Universidad. Me quedaré aquí, cubriré tu puesto y ordenaré algunos papeles del local.
- Creo que deberías crear una cuenta en Tinder.
- ¿Qué?- su expresión de confusión hizo reír a su amigo, quién estaba desbloqueando su móvil para mostrarle de que estaba hablando.
- Tinder.- abrió la aplicación y ella observó con seriedad.- Creas un perfil, describes tu asombrosa personalidad y buscas a alguien según tus intereses. ¿Ves?- deslizó la pantalla hacia la derecha y los perfiles iban cambiando aleatoriamente. Los labios de Beca se curvaron hasta formar un cero y desprendió un leve "Oh".- No te interesa.- afirmó él.
- No en realidad.
- Llevas cuatro años sin conocer a nadie. Debes salir.- la señaló con su dedo índice y luego envolvió una bufanda roja en su cuello.
- Ya, galán. Ve a conquistar a tu chica.
- ¿Cómo me veo?- acomodó su cabello y luego miró a Beca fingiendo una sonrisa seductora.
- Me casaría contigo, si fueras una mujer.- le dió dos palmadas en su hombro y él rió.- No vengas mañana, me haré cargo del club todo el día.
- Ok. Te veo luego.
El chico salió por la puerta, haciendo sonar otra vez la campana que colgaba desde arriba. Estaba ilusionado, había pasado un tiempo desde la primera vez que había visto a Aubrey caminar por la vereda del local, pero esa era la primera vez que salían. Beca estaba feliz por él, lo quería mucho más de lo que cualquiera imaginaba, y esperaba que por fin pudiera encontrar ese amor del que hablaba todos los días de su vida cuando se sentaba a ver películas en el sofá de su apartamento.
Esos cuatro clientes se convirtieron en una docena al pasar las ocho de la noche. Algunas parejas, con buen gusto musical y gran amor por la literatura, habían pasado por ahí para pedir la especialidad del día: dos tazas de chocolate caliente y una caja con cuatro donas glaseadas. Idea de Jesse, por supuesto. A pesar del horario, y de tratarse de un café-club, no era raro tener gente a esa hora.
Se sentó junto a su notebook, conectó el cable que llevaba el sonido a los diferentes parlantes distribuidos en el salón, y puso algo de su propia música. Era buena mezclando sonidos, logrando que canciones viejas pudieran sonar modernas y agradables a todo el público joven que se acercaba por ahí. En esa oportunidad decidió compartir con sus clientes algunas canciones poco conocidas que había encontrado en Youtube, con arreglos vocales que ella misma cantaba y añadía. Era demasiado talentosa, aunque sólo lo hacía como un pasatiempo, nunca había intentado vivir de eso. Le iba bastante bien con el club, y al paso que llevaba, estaba pensando en abrir un nuevo espacio pero con tendencia más nocturna.
La campana sonó otra vez, y una joven entró al local con una caja en sus brazos. Llevaba una campera muy abrigada, bufanda y gorro de lana. Estaba oculta bajo su abrigo, y casi no podía ver su rostro, pero por lo que imaginaba, podía ser de su edad. Sonrió para darle la bienvenida, y se sorprendió al ver que caminaba directo hacia ella.
- Hola.- le dijo la desconocida, dejando la caja sobre el mostrador y estirando su mano, cubierta con guantes rosados.- Soy Chloe.- Beca se quedó sin palabras en cuanto vio sus ojos. Azules, profundos, brillantes, rodeados por pestañas largas y arqueadas. Podía jurar que nunca había visto ojos tan hermosos alguna vez, por lo que intuyó que Chloe era nueva en ciudad. De lo contrario la recordaría, sin ninguna duda.
- B... Beca.- balbuceó y extendió su mano también. A esa altura, la muchacha habrá creído que ella era incapaz de hablar o interactuar con la gente.- ¿En qué puedo ayudarte?- reaccionó. Notó cómo ella se quitaba la bufanda y desprendía su abrigo. Ondulados cabellos rojos cayeron sobre sus hombros y Beca pensó que definitivamente la recordaría de haberla visto antes.
- Traje esa caja para ti.
- ¿Jesse pidió algo?- preguntó, aunque estaba segura que los pedidos llegarían en dos semanas.
- No, no.- se apresuró a decir la pelirroja, acompañando sus palabras con una sonrisa.- No sé quién es Jesse, pero él no pidió nada.
- Ah...- su gesto de confusión se agrandó.
- Una amiga me dijo que has armado esta biblioteca con donaciones, y pensé que quizás podía ayudarte a agrandarla.- abrió la caja y mostró una cantidad considerable de libros.- Están usados, pero en buen estado.
- Oh, gracias.- se atrevió a sonreír, y la otra se quedó mirando fijamente sus ojos. Apartó la mirada, se concentró en los libros y luego tomó la caja para bajarla del mostrador.- Supongo que tendré entretenimiento por un rato.
El silencio las invadió, aunque en realidad la música estaba sonando en el ambiente. Chloe nunca dejó de mirarla, de sonreír, y esperar alguna otra respuesta de su parte. Pero no la consiguió.
- Bueno... Creo que eso es todo.- dijo y extendió su mano para despedirse.
- Bueno...- Beca no sabía que decir, estaba bloqueada por su sonrisa, por la forma tan descarada en que la miraba. Sentía que si dejaba salir algunas palabras, sería un verdadero papelón del cual no quería ser parte. Le dedicó una sonrisa tímida y luego se quedó inmóvil otra vez.- ¡Espera! Casi lo olvido.- buscó entre los estantes internos del mostrador y sacó una bolsa de cartón cerrada por un broche que sostenía la tarjeta publicitaria del lugar.- Gracias por colaborar a nuestra biblioteca.
- ¿Qué es?- preguntó, y Beca juró que si seguía sonriendo de esa forma, iba a perder totalmente la capacidad de habla.
- Un vaso térmico, con alguna frase al azar. Espero que consigas alguna de las que yo escogí, porque son mejores que las que mi compañero citó de sus películas favoritas.- Chloe rió, y desprendió el broche para abrir la bolsa.
- Vamos a ver si es mi día de suerte.- tomó el vaso con su mano derecha, lo sacó y leyó en voz alta.- Hope if everybody runs you choose to stay... One Republic, ¿no?
- I lived. Es una buena canción.- aseguró la morena detrás del mostrador.
- Pues es mi día de suerte.- guardó otra vez la taza en la bolsa y en vez de girar sobre sí para marcharse, tomó asiento en las banquetas altas al otro lado del mostrador, que simulaban una barra.- ¿Es necesario venir con alguien para pedir la especialidad del día?- leyó el anuncio luminoso por encima de ellas y Beca sonrió.
- Puedes pedirlo si crees que tomarás dos tazas de café sola.
- ¿Y sería muy raro regalarte una de ellas? Ya sabes, sólo me interesan las donas.- Beca separó dos tazas y la miró con una ceja arqueada.- Sólo un poco de crema. ¿Y tú? Negro y sin azúcar, supongo.- en esa oportunidad ella arqueó una ceja y la otra fingió ofenderse.
- ¿Es alguna clase de referencia indirecta?
- Tus palabras, no mías.- levantó sus manos a la altura de su rostro y compartieron risas cómplices.
- ¿Las donas? Vainilla, frutilla y cereza.- repitió los sabores que le quedaban, esos que ya sabía de memoria.
- ¿Nada de chocolate?
- Sólo una, pero supuse que era un color poco alegre para ti.
- Oh, ya veo.- se deshizo de sus guantes y tomó la taza entre sus manos. Beca preparó las donas como lo hacía para cualquier otro cliente, puso una de cada sabor en la caja y ocupó un asiento frente a ella.
- ¿Eres nueva aquí?
- Estoy de paso. Tomé un par de cosas, las subí a mi auto y conduje desde Georgia hasta llegar aquí. Estoy de visita en casa de una amiga pero tenía planes por San Valentín y me dejó sola.- hizo un gesto de indiferencia y dió un mordisco a la primera dona que tomó de la caja.
- Así que de visita... ¿Luego regresarás a Georgia?
- No, no en realidad.- respondió luego de una pausa para masticar lo que tenía en la boca y no hacer nada estúpido frente a Beca.- Viajaré hasta encontrar algo que me atrape.
- Wow.- se admiró la dueña del lugar.- Eso es muy...
- ¿Loco?- preguntó divertida la de ojos azules claros.
- En realidad iba a decir que suena arriesgado. Pero sí, loco me parece un mejor adjetivo.- mostró una sonrisa para demostrar que en realidad bromeaba, y la otra lo tomó como tal.
- ¿Qué hay de ti? ¿Qué haces además de atender este lugar?
- Bueno, de hecho soy la dueña de este lugar así que en general paso mi vida pensando cómo innovar y atraer más clientes. Pienso abrir algo cerca, con una onda parecida pero un club nocturno.
- Así que este es el negocio al que te dedicas.
- Un poco, sí. Pero además tengo un estudio contable en casa y me gano la vida siendo contadora. No es muy interesante ser yo.
- Oh vamos, de seguro lo eres y estás exagerando.- limpió su boca y la miró expectante. Esperaba que ella dijera algo, que alguna cosa pudiera ayudarla a entender por qué le había parecido tan interesante desde un principio. Supuso que Beca era muy reservada y tímida, y que eso no ayudaría a conocerla demasiado, pero ella era arriesgada y quería preguntar.- ¿Nada?
- No lo sé. No creo poder competir contra alguien que viaja por el país en su auto.
- Yo no estaba hablando de competir.- la miró y se encogió de hombros.- Pero bueno, supongo que hay gente realmente aburrida en el mundo.
- Hola, esa soy yo.- Beca bebió de la taza que tenía en la mano. Hacía mucho tiempo no probaba la mercadería del local y le agradecía a Chloe por eso.
- ¿Qué me dices de la música? Nunca había escuchado ese mash up antes, es genial.
- Es porque lo hice yo.
- ¡Ahí lo tienes!- casi gritó, y Beca sonreía.- Eso es interesante. ¿Haces música?
- Y canto. Esa voz secundaria que escuchas, es mi voz.
- Contadora, dueña de un club genial, y amante de la música. Es la combinación más extraña que alguna vez he visto, ¿sabes? Y mira que conocí mucha gente en mis viajes.- por alguna razón, a Beca le sonó muy bien ser extraña, al menos por ese momento. Porque eso significaba que a pesar de conocer a mucha gente, Chloe nunca podría olvidar a la extraña que conoció en el bar.
- Eso es algo bueno, supongo.
- No puedo decírtelo aún, pero quizás si me cuentas más podré concluir algo sobre ti.
Desafiarla le pareció algo realmente necesario, porque no tenía intenciones de marcharse pronto. Chloe estaba intrigada, necesitaba conocer más de ella, quería saber qué cosas asombrosas se escondían detrás de esos profundos y oscuros ojos azules. El misterio que era Beca la hacía sentir como un detective frente a su investigación más importante, y quizás la más difícil. Pero ella era terca, nunca se rendía. Quería descifrar cada detalle posible, y sabía que sus ojos traviesos siempre la ayudaban. Bebió el café y comió dos de las cuatro donas que Beca había puesto a su disposición, vieron juntas cómo algunos clientes se iban, y cómo otros se acercaban primero a saludar porque ya la conocían. Pasaron de una historia a otra en poco tiempo, sin mucho sentido pero con mucha risa de por medio. Chloe era divertida, y Beca muy sarcástica. Era una combinación fabulosa, como si se conocieran de años, como si no existieran barreras entre ellas, como si pudieran poner el mundo a disposición de la otra. Y quizás podían.
El reloj marcó las diez treinta, y Chloe notó que había pasado un rato desde que había llegado ahí. Un café se convirtió en dos, y luego de insistir demasiado, Beca aceptó una de las donas que había sobre el mostrador. La gente se había marchado, en realidad el lugar cerraba a las diez cada día, y todos lo sabían. Pero ninguna quería marcharse. Estaban a gusto, escuchando la excelente música que Beca reproducía, conectadas a una charla fuera de lo común, y a salvo del frío de la ciudad. En líneas generales, no necesitaban mucho más.
- Ahora debo preguntar...- el tono que Chloe usó fue de total seriedad, como si en algún momento se le hubiera escapado un detalle y acababa de recordarlo.- ¿No tenías planes de San Valentín?
- Oh, sí, claro. Cancelé mi cita sólo porque esta conversación me pareció mucho más interesante.- Beca quiso sonar seria, pero una sonrisa se dibujó en su rostro apenas terminar de decir la última palabra.- Hace algunos años no tengo un plan de San Valentín.
- ¿Ese no es tu novio?- señaló una foto enmarcada arriba de la máquina de café, en la que Jesse y ella aparecían con el puente de Brooklyn de fondo.
- ¿Jesse? No, él es mi mejor amigo en el mundo, la otra cabeza pensante de este negocio.- observó la foto con cariño. Jesse era su amigo, casi su hermano, jamás podía imaginarlo como su novio.- No es nada personal, pero él no es mi tipo exactamente.
- ¿Así que tienes un tipo?- por millonésima vez, arqueó una ceja y Beca cayó perdida en sus ojos.
- Mujeres.- dijo para aclarar la situación.- En realidad sólo eso, no tengo muchas expectativas o pretensiones.
- Beca Mitchell tú sí que eres interesante.- y de repente Chloe se encontró totalmente perdida por ella. No en sus ojos, ni en su sonrisa, tampoco en su voz o su actitud. En ella, toda ella. Era un combo, un paquete que definitivamente valía en cada detalle. No había descifrado eso de ella, y en verdad lo había intentado. Había deseado que al menos una pista se escapara de su boca, pero en casi tres horas, no había logrado saberlo con exactitud. Beca era gay, y estaba sola. Y si ya le parecía demasiado asombrosa antes, ahora estaba completamente embelesada con ella. Y es que en ese momento tenía la excusa perfecta para coquetear sin culpa.- ¿Cuántos otros secretos tienes guardados por ahí?- la otra sólo sonrió, y Chloe necesitó mucho más autocontrol de lo que imaginó antes de lanzar algún comentario sugerente. Pero no pudo contenerse de hacer un cumplido.- Tu sonrisa es tan hermosa.
- Gracias...- y de repente Beca se sintió en una emboscada. Estaba completamente segura que sus mejillas estaban rojas, y aunque trató de disimular la incomodidad, sus manos automáticamente la delataron. No sabía reaccionar a los cumplidos, pero menos podía hacerlo cuando venían de alguien como esa simpática pelirroja que había entrado a su local para cambiar su día por completo. Ella también pensaba que la sonrisa de Chloe era hermosa, pero decírselo le costaría una vida, y quizás otra.- ¿Tú tampoco tienes planes hoy?- preguntó al final.
- Tenía un plan esta mañana, consistía en quedarme en casa de mi amiga y morir de una sobredosis de películas románticas y palomitas de maíz. Pero creo que me entretuve un poco.
- Así que nada serio tampoco.
- Soy un alma libre, Beca.- comentó ella. Y por primera vez en toda la tarde, sintió que estaba diciendo algo serio.- Dediqué mucho tiempo a cumplir con los mandatos de esta sociedad, las expectativas de mis padres y la presión de un mundo que no estaba hecho para mí. Me liberé, y el precio de esa libertad es estar sola a veces.- Beca la miraba con cierta confusión, como si quisiera preguntar algo pero no pudiera encontrar la forma.
- No soy una persona muy romántica, ¿sabes? pero creo que la libertad y la compañía no son opuestos para nada.- Chloe apoyó sus codos sobre la madera del mostrador, dejó reposar su rostro encima de sus manos y la miró como quien está demasiado interesado en algo y no pretende interrumpir.- Tú misma lo dijiste, tu viaje es una forma muy especial de ver la vida, pero también estás esperando por algo o alguien que te sostenga en alguna parte. Puede que seas feliz viajando sola por el país ahora, y créeme si te digo que no estoy cuestionando eso, pero es mucho más lindo irse cuando sabemos dónde regresar.
- Coincido absolutamente.- Beca entonces se encontró sorprendida.- Supongo que ese es el objetivo, ¿no? Encontrar algo lo suficientemente grande y bueno como para querer regresar. No tuve suerte aún.
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San Valentín. Bechloe One-Shot
FanfictionBeca no tenía planes para la noche de San Valentín, así que decidió quedarse a trabajar en el café-club del que además era dueña. Una donación desinteresada se convirtió en su más interesante plan de San Valentín.