HANAHAKI

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Fue doloroso darte cuenta de lo enfermo que estabas.

Fue doloroso porque; solo había dos opciones, una cirugía o morir. Y no querías morir, pero tampoco una cirugía.

Porque no se lo habías dicho a tus padres, ni a tus amigo. A nadie.

Esa enfermedad es muy dolorosa y siempre son los culpables los que la padecen.

Por hacerse falsas esperanzas, por ver cosas donde no puede existir nada, por las falsas esperanzas de aunque sea una sonrisa.

"Ah, pobrecillo" dirían, "Sufre porque así lo ha querido" "Que culpa tiene la otra persona sea quien sea" "Es él y sus ilusiones"

Y ahí está de nuevo el ardor en la garganta, el sabor metálico de la sangre en sus labios, la palidez en tu rostro y la sensación de lágrimas en los ojos.

Intentas ocultarlo bajando la mirada.

Se está acercando.

No debiste venir a esta reunión, nada tendrías que hacer ahí, pero no pudiste negarte, ya que no era la primera vez que lo hacias. Y no quería ver a tu amigo enojado o sentido de alguna manera contigo.

— ¿Que acaso no te agradan mis amigos?— fueron esas palabras las que terminaron por hacerte aceptar.

Más fueron el inicio de tu tortura.

Cruzan miradas y sientes como te desmoronas un poco más, vez como se escusa unos momentos saliendo de tu campo de visión, tal vez lo sabe, lo intuye, es absoluto después de todo y muy en el fondo crees que es lindo por no querer hacerte tanto daño.

Tu piel palidece, cayendo al piso, corren en tu ayuda mas no sabes más que hacer.

— ¡Furihata-kun!— escuchas mas no respondes, temes hacerlo y que todos se den cuenta de tu patético estado, tragas sin pensarlo dos veces, el sabor te asquea pero no puedes hacer más.

—No es nada Kuroko, so-solo que no he dormido muy bien— sabes por su mirada que le mientes, podrá parecer inexpresiva pero leer a las personas es lo que mejor sabe hacer y sabes que está preocupado.

—De haber sabido que te sentías tan mal no te hubiera obligado a venir, vamos; Kagami y yo te acompañaremos a tu casa—

  

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Aunque te has negado a tus amigos, fuiste acompañado hasta tu casa, ellos se veían realmente preocupados más optaste por no decirles nada. Se preocuparían aún más y pronto todo el equipo estaría enterado y tus padres, y no querías eso.

Cansado de varios días de no dormir bien, con un fuerte dolor de cabeza y después de despedirte vas directo a tu habitación. Cubriste las ventanas y te sentaste en la cama.

¿Qué hare? Pronto me será imposible ocultarlo hasta de mis padres y mi hermano— pensaste

Te quedas dormido sin darte cuenta de que tus padres habían llegado a casa.

En su sueño Kouki era feliz, se encontraba en un verde prado admirando el atardecer, sentía en su mano una calidez que le envolvía de a poco todo el cuerpo, volteo y sonrió complacido al notar que quien le acompañaba era ese chico de ojos bicolor que le hacía estremecer y acelerar el corazón con solo una mirada suya.

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