Aspyn Evans ha vivido en una burbuja toda su vida, hasta que el retorno de alguien indeseado hace que su mundo de un giro. Tendrá que aprender a vivir una vida a la que no está acostumbrada, con peligros y... amor; aquello que le causó más que un da...
¡Bienvenidos de nuevo! Estoy reescribiendo esta novela (Agent's Love) ya que hace tres años que la publiqué y creo que en el ámbito de la escritura he evolucionado un poco.
Ha habido cambios en la portada y el título cómo podéis ver y algunos nombres, el hilo de la historia es el mismo con algunos añadidos o cambios.
¡Leed, votad y disfrutad!
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Octubre de 2006. No puedo evitar pensar en aquel fatídico día; sangre por todos lados, por su cara y su ropa, aprieto los ojos. No quiero levantarme pero debo hacerlo. Abro los ojos y me los restriego con tal de borrar aquél recuerdo de mi mente. Hoy es el día.
Me levanto y me visto, cojo aquél collar que llevábamos las dos y bajo a desayunar. Estoy sola y lo agradezco, en un día como hoy no quiero ver a nadie después de levantarme, ni si quiera a mi padre. Cojo una manzana y decido ir andando a la Universidad.
La Universidad de Rockefeller de Florida es una prestigiosa universidad ubicada en el centro de Palm Bay y bastante cerca de la playa. Una vez allí, veo el coche del hermano de mi mejor amiga y me apresuro a entrar.
— ¡Al fin te veo! Estaba buscándote.
— He venido andando, no tenía ganas de conducir—abro la taquilla y cojo todo lo necesario para mi primera clase, Filosofía. Odio esa asignatura con toda mi alma—. ¿Vamos?
Veo que mira tras de mí y veo a Samuel que está con un chico que no había visto nunca, cuando alza la cabeza le sonrío y lo saludo con la mano, repite mi gesto y desaparece tras las puertas.
Entramos en la clase de Filosofía y dejo mi mochila sobre la mesa con pesadez. ¿Quién es capaz de aguantar a ese viejo cascarrabias por la mañana? Desde luego que yo no.
— ¿Cómo estás?
—Bien, todo lo bien que pueda estar hoy. Cada año se hace más llevadero pero la echo más de menos cada vez. ¿Es normal?
—Totalmente, es normal que la recuerdes cuando era tu otra mitad. En realidad nunca se fue, siempre estará aquí—pone su mano encima de mi corazón y me sonríe con cariño. Desde los nueve años ha estado a mi lado y me ha apoyado con todo y más, nunca sabría cómo agradecérselo. Le debo la vida.
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