Astrophile

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Porque él amaba tanto las estrellas que el cielo y la luna decidieron que lo mejor era regalarle y enviarle la mejor a su alcance. Proveniente del lugar más lejano y hermoso jamás visto por la raza humana. Un regalo del universo para él. O eso es lo que a Namjoon le fascina pensar.

Desde temprana edad desarrolló aquella admiración y amor por los cuerpos celestes que brillan con luz propia en el firmamento. Simplemente aquellos astros llamaban muchísimo su atención. A su parecer, la creación más bonita que puede haber. El día en que su fascinación por aquellos luceros en el cielo dio por inicio fue un doce de agosto durante una fresca madrugada. Esa noche había sido un niño rebelde pues se había dedicado a finalizar uno de sus muchos libros. Se había quedado hasta tarde para lograr terminar aquel relato. ¡No lo culpen! Era crucial el enterarse que sucedería entre los dos protagonistas. ¿Byun Baekhyun, aunque no tiene el sentido de la vista, podría enterarse de la manera tan linda en la que Park Chae Young le mira? ¿Podría comenzar a creer las palabras realmente sinceras y amorosas que Park le dice al oído cada noche sin falta? ¿Podrán estar juntos sin que la bruja de Jennie quisiera arrebatar a Byun de los brazos de Rosé? ¡Tantas preguntas y pocas respuestas! Obviamente necesitaba privarse de algunas horas de sueño si quería llegar a la conclusión de aquella dramática e increíble historia. Y ya para la una y media de la mañana se sentía terriblemente triste. No, no lloraría por aquel final. Era un niño ya lo suficientemente grande como para llorar por algo tan trivial cómo lo es una historia ficticia. Los chicos maduros cómo él no lloran por cualquier cosa, pero lo dejaría pasar sólo por ese día pues se sentía tan abatido y molesto por la manera en que su personaje favorito había terminado, he de añadir que siempre le sucedía algo malo a quien sea que le tuviera preferencia así que no sabe muy bien porque se sorprende, que hasta podría utilizar una mala expresión para describir a la escritora de la historia. ¿Saben que? Sin duda lo haría.

—Estúpida autora.— Susurró dejando el libro en su mesita de noche para después cruzarse de brazos. Sonrío satisfecho una vez dejó aquel insulto en el aire. Es que no entendía como esa mujer pudo escribir algo tan desgarrador cómo eso. Lo que hacía que su pequeño corazón de joven lector doliera era el hecho de que esta vez nadie había muerto, pero aquel giro de ciento ochenta grados que dio la historia a menos de diez páginas del gran final era simplemente devastador e inhumano. Se sentía enojado, pero a la vez satisfecho con la finalidad escrita. Más tarde cuando tuviera el teléfono celular de su madre a mano era seguro que dejaría un buen y largo comentario en Good Reads para la autora explicándole cuanto amaba y odiaba (de una buena manera) la historia y su desenvolvimiento. También no dudaría en darle las cinco estrellitas al libro. (Nam no lograba comprender porque su madre estaba en contra de comprarle su propio celular ya que él utilizaba más el móvil de su madre que ella). Por ahora debía pensar en alguna forma para lograr dormir. Digo, ¿Quien lograría conciliar el sueño después de tal final? Miró su habitación en busca de algo que pudiera distraerlo y cansarlo al punto de poder dormirse de una buena vez. No había mucho que podía hacer en su cuarto. Sus juguetes eran muy ruidosos y ya hace mucho había dejado de utilizarlos, pero no había otro lugar en la casa donde colocarlos, también había terminado su tarea poco después de llegar a casa así que no tenía sentido el sacar cosa alguna de su mochila o utilizar su escritorio y su librero, lleno de libros nuevos esperando a ser leídos, no eran una opción pues simplemente no podía ir a leer y adentrarse en un nuevo tiempo, cultura, lugar e historia en general en ese mismo instante. No después de terminar de leer aquel libro. Eso simplemente no se hace. No está listo para pasar a algo desconocido. Aún no procesaba en su totalidad la historia anterior. Necesitaba tiempo para hacerlo. Suspiró frustrado, no quería mirar al techo por el resto de la madrugada.

Miró la puerta de su habitación. Pensó en salir, pero una vez fuera, ¿Que haría? Ver algo de televisión no era opción. Su madre siempre escondía el control remoto después de las doce. Podría ir por algo de beber, pero el sonido del refrigerador al abrirse y cerrarse era muy ruidoso y su padre es el tipo de persona que suele despertarse con literalmente cualquier tipo de sonido sin importar cuán fuerte o bajo sea. Ir por algo de comer era un no inmediato. Es obvio que aún no sabe cocinar y las frituras eran guardadas en un estante muy, muy alto y a sus once años Kim es muy, muy bajito. Corrió su mirada a su ventana pues la idea de salir de la habitación fue totalmente desechada. De inmediato notó que había olvidado cerrar las cortinas. Frunció el ceño mientras se regañaba a si mismo mentalmente. Había sido un niño demasiado irresponsable. El cerrar las cortinas era una de sus únicas tareas en casa pues según su madre por ser un niño no debería preocuparse por deberes del hogar. (La mente de su madre es muy cerrada). Namjoon se tomaba muy enserio las pocas obligaciones que le encargaban y por eso mismo en este momento no sólo se sentía decepcionado porque finalizó otro libro, cosa que significaba que sufriría por qué extrañaría mucho a los personajes y su historia, si no que también por olvidar su más sencillo deber.

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