Atrápame en el siguiente otoño

Décimo Cuarta Atmósfera

Octubre.21

Mi abuela me acariciaba el cabello mientras que estaba sentado en una silla de la sala de espera del hospital.

Mi mente se dedicaba a reorganizar las escenas desde la primera a la última. Cómo había corrido colina abajo para abalanzarme junto a ella y asegurarme de que siguiera respirando, mientras que intentaba que abriera los ojos y llamar a la ambulancia a la misma vez.

La policía me había interrogado 4 veces, Andréa no dejaba de deambular por todo el hospital y algunas veces intentaba sentarse tomando mi mano fría y sudorosa que le proporcionaba tranquilidad.

— Va a recuperarse, va a recuperarse, Naomi es fuerte.

Creía que Andréa tenía muchas cosas en mente como para siquiera hablar.

Travis y Connie no aparecieron, aunque la llamé a ella y no me contestó, aunque lo llamé a él y me dijo que ya no quería saber más sobre la problemática vida de Naomi Twen.

Quería asesinarlo, su novia estuvo a punto de morir, quizá lo esté ahora.

Maldición.

Unas lágrimas se escaparon de mis ojos e intenté que ese llanto ahogado se quedara anudado en mi garganta.

Mi abuela me acarició la nuca con más fuerza.

Naomi Twen tenía una sola amiga que se presentó junto a nosotros unas horas más tarde cuando un hombre rubio y alto golpeó de lleno la puerta y corrió con los brazos abiertos hacia Andréa.

Michael Twen era el hermano mayor de Naomi, y era tan peculiar y atractivo como ella. Una niña pequeña de la mano de su madre entraron con él e imaginé que eran su esposa e hija.

— ¿Cómo está? — le preguntó abrazado a su madre.

— No muy estable.

— ¿Eso qué quiere decir?

— Que su estado es crítico, Mike.

Se tapó la boca mientras que lloraba y maldecía. Su esposa intentó contenerlo, pero el muchacho estaba descontrolado, parecía querer golpear a alguien.

— ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué Naomi, mamá?

La niña comenzó a llorar y su madre tuvo que salir del hospital.

— Se enteró de lo que ha pasado con su padre.