Propuesta.

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Tercer premio del #ConcursoSanValentín2018 del grupo OsoChoro, KaraTodo, IchiJyushi& AkuKami

@KiraraSan (Suuji. Idol/Lolita. Romántico)

—¿Estás seguro de que quieres hacer esto?—preguntó Todo, sin ser capaz de confiar aún en la determinación de Ichi. El de cabellos morado respiró profundo, ajustándose su guitarra al cuerpo, tocándola para ganar la confianza que muchas veces le faltaba.

Pero hoy, no.

Hoy no podía dudar.

Giró la cabeza para ver a su compañero de banda y a la vez hermano menor con tal de responderle.

—Sí. Ya lo decidí. Tengo que hacerlo por él... por ella—musitó, recordando el cambio tan importante que su pareja había hecho.

Salía hace poco más de un año con un chico adorable, que se hacía llamar su fan número uno. Lo había conocido gracias a una entrevista personal, privada, que había conseguido por un concurso. El susodicho se había comprado y comido aproximadamente cerca de ciento cincuenta cajas de cereales con tal de encontrar el exclusivo boleto púrpura.

Y en la número ciento catorce lo había conseguido.

Habían lanzado la posibilidad de conocerlos a los cinco. Seis cajas de colores: rojo, azul, verde, violeta y rosada. En cada serie de cajas participantes repartirían al azar tres boletos de su color respectivo y Jyushi había conseguido la suya tal como otras dos personas más.

La de Ichi.

Y había podido verlo en persona. Y mientras se acercaba el día, el famoso día en el que conocería a su Idol, a su salvador (porque su música lo había rescatado del abismo cuando no tenía nada ni nadie) pensaba constantemente en cómo podría lucir lo más bonito y perfecto para él.

¿Un traje de gala? No, demasiado elegante ¿Algo casual? No, ¡no era una ocasión como cualquiera! ¿Un disfraz? No, él no quería hacer el ridículo... quizás...

¿Un vestido?

Perfecto.

Recordaba que desde pequeño había tenido una fascinación por la ropa de chicas, pero oprimido por los estándares sociales y los de su propia familia no podía hacer demasiado con ello. Y a la edad de diecinueve años no había podido más con ocultar el hecho de que era gay... y lo habían dejado solo.

En resumen, él siempre se había sentido atraído por lo que generalmente les gustaba a las chicas. Y gracias a ese encuentro con Ichi, se había animado a ponerse su primer vestido: uno amarillo con tonos anaranjados, acompañado también de una peluca rubia rizada.

Se veía como una chica.

"Jyushimi" Se le cruzó por la mente y esa fue la primera ocasión en la que se pensó como chica.

Ahora era una.

Había tenido que batallar mucho e incluso ventilar las verdades frente a Ichi. Habían tenido al comienzo una amistad que floreció en amor y ese mismo amor corrió el riesgo de marchitarse por todo este asunto. No porque Ichi fuese intolerante, sino porque Jyushi se lo había ocultado incluso después de comenzar a salir.

Pero su amor era más fuerte, tal como el hilo rojo que cada uno tenía atado a su dedo meñique y pudieron superar toda tempestad. Sin embargo... había algo que Ichi aún sentía incompleto e iba a completarlo esa noche, en el último concierto de su gira mundial.

—Muchos te odiarán—comentó Oso a la distancia, terminando de acomodarse su camisa. Ichi asintió lentamente, oyendo de fondo los gritos y emoción de la gente que esperaba a que aparecieran en el escenario.

—Lo sé... pero Jyushimi no y eso es lo único que me importa—respondió, metiendo un segundo su mano en el bolsillo de su pantalón para asegurarse de que tenía todo en orden. Al confirmar que sí, suspiró, mirando a sus compañeros—. Estoy listo. Salgamos.

Todos le sonrieron. Le daban su apoyo... ¿cómo no iban a hacerlo? Si se amaban como hermanos.

Pronto salieron al gran escenario para lucirse en él como siempre y aunque debajo de ellos había cientos y cientos de personas, los ojos morados solo podían enfocarse en una.

Jyushimi estaba siempre en la primera fila, con sus ojos dorados brillantes, admirando como cantaba y tocaba su guitarra. Entrelazaba sus manos delante de su pecho y siempre las apretaba cuando le tocaba a él cantar.

Absolutamente siempre.

Y esa noche, sellaría el amor que se tenían de una buena vez.

El concierto sucedió sin interrupciones y sin percances, pero al llegar a la última canción (porque siempre tocaban la misma) Ichi se acercó firme al micrófono e hizo un anuncio.

—Sé que no debería hacer esto, pero hay cosas que solo puedes hacer solo una vez en la vida. Y pensándolo mucho, reflexionándolo bastante y volviéndolo a dudar para después regresar a lo anterior... He decidido que hoy tengo que hacer algo. Que necesito hacer algo—Su nerviosismo no se notaba debido a que mantenía sus manos sosteniendo el micrófono, pero éstas temblaban como nunca. Sus ojos buscaron los dorados y al encontrarlos mirándolo también le sonrió—. Sube aquí.

Jyushimi sintió como todos los colores se le subían al rostro, tiñéndolo de carmín y por un lado quiso esconderse bajo tierra, pero por otro quería saltar al escenario y besar a Ichi como nunca.

Hacía poco había cambiado su documentación a sexo femenino y entonces sería la primera vez que se mostraría ante tanta gente como ella.

Pero estaba bien... porque Ichi estaría a su lado.

Subió. Tensa, nerviosa... emocionada.

Feliz.

Y esa misma felicidad se expandió a cada centímetro de su piel, de su ser y de su alma, cuando Ichi se arrodilló frente a ella, buscó algo en su bolsillo, sacó de éste una cajita de terciopelo negro y la abrió, dejando ver un anillo reluciente de oro.

—¿Te casarías conmigo?

Las lágrimas fueron el primer sí.

El segundo fue el verbal.

Y el definitivo fue el beso, aclamado por todo el público presente.

Drabbles improvisadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora