- 25 - MIENTRAS TENGA DE TU BOCA EL AGUA Y DE TU MIRAR SU LUZ TAN CLARA...

337 12 0
                                    

Decidí llamar a Martina en aquel momento, para hablar con ella de lo que Teresa me había contado. Después de unos tres intentos por fin me cogió el teléfono.

-Dani, lo siento, estaba ocupada. ¿Que pasa? 

-Tengo que hablar contigo y como no se cuando vas a volver a casa pues... 

-Si... bueno... lo siento, se me había olvidado decirte que me iba a quedar unos días en la casa de Aurora. Pero la semana que viene nos vemos ¿vale?

-Tiene que se hoy o mañana Martina, en serio...

-¿Por? ¿Ha pasado algo?

-La semana que viene me voy a México... 

-Ah... claro... al final te lo ha pedido... que bien Dani, me alegro.- dijo, dándome  a entender que no se alegraba demasiado

-En serio Marti, tenemos que vernos ahora, solo será un rato ¿de acuerdo? 

-De acuerdo, estaré en casa en 10 minutos.

-Vale, hasta ahora.

Y colgamos. Luego cogí el teléfono y pedí una pizza para cuando mi hermana estuviera aquí. Ya de paso aprovechaba y cenábamos juntos. Malú me había enviado un mensaje de que no llegaría hasta las doce de la noche, por los ensayos y demás. 

Por fin llegó aquella pizza y unos minutos después también Martina. Me saludó con un beso en la mejilla y un abrazo y nos sentamos los dos en el sofá.

-¿Has cenado?

-No, esperaba que tu tuvieras algo.- reímos

-Si, nuestra pizza favorita.- sonreí señalando la caja que estaba sobre la mesa.

-¡Genial! Bueno ¿de que querías hablar?

-Esta tarde he estado con Teresa.- su cara cambió, creo que ya sabía lo que iba a decirle.- Me ha contado que te han elegido como una de las mejores periodistas. Y que quieren mandarte un mes a París.

-Si... No se por qué Teresa te ha dicho nada. Yo ya había dejado claro que no iba a ir Dani... Tengo mucho que aprender y no creo que sea buena idea. 

-¿Pero qué dices? Martina, tienes que ir. Escucha, a mi no me hace ninguna gracia que te vayas un mes. Bueno, ni un mes ni media semana, pero se que es una gran oportunidad que no puedes dejar pasar. Tienes 17 años y sabes cuidarte sola. Claro que tendrás que aguantar que te llame cada día para saber que estás bien, pro a pesar de eso tienes que ir hermanita, puede abrirte muchas puertas ¿sabes? Y no todos los días se tienen oportunidades tan buenas, con lo cual, ve, porque te lo mereces. 

-¿Lo dices en serio?

-Claro que lo digo en serio boba.- mi hermana me abrazó con fuerza

Cenamos mientras seguíamos hablando de un montón de cosas diferentes. Me hacía muchas preguntas sobre como nos iba a Malú y a mi, sobre si me gustaba esto de trabajar tocando y demás... toda una periodista, desde luego. 

También me contó un poco que es lo que haría en París, a los sitios a donde la llevarían y las entrevistas que tendría que hacer. Parecía estar muy ilusionada con aquello, rara vez la había visto así. Me contaba que tendría que entrevistar a algunos diseñadores importantes de la ropa de moda, a modelos que la lucen y también a pintores y artistas en general de Francia. No quitaba esa preciosa sonrisa de la cara que tanto me recordaba a mi madre y entonces fue cuando me di cuenta de que había hecho lo correcto dándole mi apoyo para que fuera. 

La verdad, si os soy sincero me siento realmente orgulloso de ella. Hacía tanto tiempo que no la veía tan volcada en algo, tan feliz con lo que hacía. Antes, Martina pintaba. Le gustaba pintar porque lo había heredado de nuestra madre, que siempre sacaba aunque solo fuera un rato para ello. Pero nunca la había visto con tanto entusiasmo en las clases de pintura, ni pintando en casa, ni siquiera cuando conseguía acabar uno de sus preciosos cuadros. Entonces ahora, viendo tal entusiasmo cada vez que se va a la revista, o que llega después de conseguir que le publicaran algún artículo sus ojos brillan, su sonrisa es más grande que nunca, y eso me encanta. 

Seguimos horas y horas allí, sentados frente a la tele. Yo esperando la llamada de Malú, para saber si vendría a casa o no esta noche, y mi hermana que no paraba quieta con el móvil. Esta juventud... 

-¿Tu qué? ¿No vas a dejar que ese móvil descanse? Al final explotará... 

-No seas bobo.- dijo entre risas propinándome un golpe en la cabeza con el primer cojín que pudo coger. 

-¿Con quien hablas?- quise saber

-¿Por qué lo preguntas?- dijo, sonriendo y poniéndose roja cual tomate maduro

-¿Cómo se llama?- y en ese preciso momento empezó a reírse, sin parar, y yo con ella 

-Dani, en serio, para- reía- no es nadie

-Ya, ya.- reí- Y si no es nadie ¿por qué te ríes como si fueras tonta?- no dijo nada, se había quedado descolocada, pero fue gracioso porque cada vez estaba más y más roja. Ambos nos fundimos en una carcajada de la que luego nos costó salir, pero en definitiva, lo pasamos bien, como solíamos pasarlo cuando no nos separábamos apenas. 

-Bueno Dani, me voy ya que quedé con Aurora. ¿Estarás en casa mañana? 

-Supongo, pero llámame antes, por si acaso.- reímos

Nos despedimos con un abrazo y un beso en la mejilla y se fue. 

Hay que ver, antes no salía de casa y ahora rara vez la veía aquí... Es increíble lo rápido que pueden cambiar las cosas ¿no?

Pero ahora mismo no era eso lo que me preocupaba, sino Malú. Miré el reloj. Ya era la una de la mañana y ella aún no me había llamado. Ni un simple mensaje, nada.

Al principio no me preocupé. Decidí esperar un rato porque a lo mejor se le había complicado de alguna manera el trabajo. Pero pasaba el tiempo y cada vez me ponía más nervioso. Los minutos se me hacían eternos. Eran las 3:00, las 3:02, las 3:05... Y yo miraba fijamente a la pantalla de móvil, esperando de alguna manera que por arte de magia se iluminara. Minuto a minuto la espera era más eterna. Parecía que el tiempo se hubiera detenido por completo, que todo hubiera quedado parado. Como no aguantaba más la lentitud con la que se me pasaba el tiempo, a las 3:10 cogí el móvil. Marqué su número y llamé. Un tono, dos tonos, tres tonos, cuatro, cinco... Buzón de voz. Esto no era bueno. Malú no solía apagar el móvil aunque estuviera en la reunión más importante, no. Y tampoco solía tenerlo en otro sitio que no fuera con ella, siempre contestaba, o devolvía la llamada, o no sé, algo. Esto era raro, muy raro. Otra vez los eternos minutos que no pasaban. Y así toda la noche, pasaban las horas y yo la llamaba sin respuesta alguna. 

Intenté dormirme pensando que quizás simplemente se había quedado sin batería y a lo mejor simplemente luego venía, pero no me quedaba tranquilo. Seguí llamándola sin parar, pero no obtuve nada. ¿Pero qué pasa?

APRENDIZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora