Bienvenido a este pequeño escrito, la verdad no lo consideraría una oda como tal, pero no es un poema tampoco... quizás no es nada. Hoy es cumpleaños de Subaru y tenia ganas de escribirle algo feliz, pero es un poco difícil porque últimamente no me siento muy bien; espero que disfruten esto, aunque mas que nada lo he escrito para mi, igual les agradezco acompañarme.
Era hermoso ver a través de sus nuevos ojos de cristal...
Aun desde su débil posición, sin ninguna voluntad en absoluto el estaba silenciosamente feliz;
nunca se sintió mas
amado,
tranquilo y
apacible como ahora.
Su nueva forma era de algún modo la mas cómoda que había podido tomar...
Aun si no tenia ningún modo de defenderse,
ninguna forma de comprobar que seguía existiendo;
era feliz.
El mismo no estaba seguro del porque había terminado de esa manera,
pero quizás era una broma cruel del destino que salió al revés,
porque estaba bastante contento así.
No sentía dolor, miedo, ni frio... No soñaba o dormía;
su única ocupación era
observar,
escuchar,
y de vez en cuando sentir el calor de sus brazos.
Al fin tenia una forma digna para el amor que el podía darle...
Después de todo,
al fin su dolor ya no teniá ningún significado
y ahora finalmente podía dedicarle
toda su existencia.
-Oh aquí estas, pensé que te había perdido- lo abrazo con ternura y se lo llevó en brazos.
-Nos vamos a casa, pequeño Seishirou- Se escucho una voz a lo lejos y el pequeño niño volvió a la dueña de esa voz mientras lo sostenía en sus brazos -Solo estaba buscando mi juguete mamá- Dijo el niño con tranquilidad, impropia de un pequeño.
Finalmente podía ser... el juguete favorito del niño que amaba.