Trillizos genéticamente iguales.

Addie Hayden es una chica común, nerd, la pobre que es molestada por todos...

JÁ, como si esas cosas pasaran en la vida real. Está bien que les guste el drama, pero no toda la vida es sufrimiento, claro que no.

Soy Addie Olivia Hayden, sí, la chica con el nombre más común de la historia, pero ¡Hey! Hay chicas con peor suerte, sólo me gusta exagerar las cosas.

Lamento decir que se decepcionarán al saber que soy una chica sin gracia, debo admitir que no soy una Megan Fox, ni una Barbara Palvin, ni una Gigi Hadid, ni Rayita, la gran y poderosa Rayita. El punto es que soy pálida, corriente y lo más genial que tengo para presumir es que engordo comiendo manzanas, lo cual no me avergüenza en lo más mínimo, mis caderas y falta de actividad física me delatan.

Creo que los voy a decepcionar aun más si les digo que no soy millonaria, mis padres no cagan dinero; no tengo un auto, no tengo un montón de ropa, no fulmino a nadie con la mirada ni mucho menos uso las duchas para pensar en la tragedia que es mi vida. Cabe recalcar que nunca voy a tomar café en un Starbucks, es más, si tomo café, lo más probable es que termine en el hospital debido a que soy alérgica.

Y lamento decepcionarlos nuevamente, pero mi historia no es un melodrama lleno de sufrimiento y amor adolescente, ¡Vamos! Ni que fuéramos Crepúsculo, o After, ¿quién sabe lo que leen los chicos a esta edad? ¿Hunting Adelaine? ¿BDSM? ¿Qué es eso? Déjenme buscarlo en inter... NOOOO, MIS OJOS, ESTO NO DEBÍA SER ASÍ. NIÑOS, POR DIOS, NO LEAN ESTAS MARRANADAS, no sabía que existían cosas así de cochinas.

Mi historia, básicamente, es lo mismo que ustedes hacen todos los días, y se resume en un puñado de acciones demasiado comunes en la actualidad: dormir, ir a la escuela, flojear, estudiar, comer, cagar y leer porn... fanfics en wattpad. Como ya dije, normal.

Aunque, un día (como todo cliché adolescente), mi vida cambió debido a un jodido chico. El problema fue que no sólo era un chico, como yo creía, sino que eran tres, muy diferentes entre sí (no literalmente hablando), pero podía describirlos, al trío de hermanitos, con una sola palabra: problemas.

Quizá fueron el rayo de luz que le dio sentido a mi destino, o quizá fueron unos trillizos completamente iguales que sólo llegaron para joderlo todo, o para mejorarlo.