Hablando por primera vez

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Dolor es lo primero que siento, repugnancia, odio, miedo.
Todo esto es mezclado en mi interior y la impotencia me invade por completo al no poder despertar, no puedo controlar mi cuerpo solo puedo rezar a Quetzalcoatl por qué todo esto termine se que es una maldita pesadilla, imploro por que sea una maldita pesadilla, pero todos los recuerdos son tan vividos y tan dolorosos como si estuviera pasando de nuevo por ello.
Puedo sentir su peso sobre mi cuerpo y sus malditas manos recorriendo mis costados, su maldito aliento en mi cuello y el dolor de los golpes que me ha proporcionado en la cara.
La impotencia se esta apoderando de mi - ¡MALDICIÓN!, debo de hacer algo ahora mismo o esto acabará conmigo acabará con todo lo que he logrado levantar - Es en todo lo que puedo pensar antes de despertar gritando y llorando como una niña de cinco años a la cual regañaron, no puedo controlar mis sollozos y las lágrimas salen a torrentes por mis ojos.
-Cálmate, cálmate, cálmate - Es todo lo que puedo decir antes de abrazar mis piernas y comenzar a balancearme en un débil intento de calmarme.

Ya ha pasado una semana desde que conocí bien a Lorena, es una chica genial enserio no sé cómo no le hablé antes, hacemos casi todo juntas. Lo único malo de ella es que llega tarde, pero no deja de ser mi amiga.
-Demonios por qué carajo ¿por qué? otra vez voy tarde a la escuela, tendré que levantarme más temprano. Prefiero no dormir para llegar a tiempo y evitar esos malditos sueños.
Llegó al salón casi sin aliento, la clase ya lleva 15 minutos de haber comenzado.
Al entrar al salón todos voltean a verme.
- ¿Qué no tienen una vida o algo de que ocuparse en vez de estar viendo quién demonios llega tarde?- pienso para mí con cierto enojo-
-Buenas noches- me dice el profesor Luis.
-Carajo- pienso para mis adentros
- Buenas noches.
-Busque un lugar, tiene que estar con otro compañero ya que trabajaremos en parejas.
Busco a Lorena rápidamente con la vaga esperanza de encontrarla, pero fracasó, no ha llegado.
-Hija de puta, ahora sí la mataré.
Encuentro un lugar libre, está sentado el chico que no ha dejado de verme desde que llegué tarde el primer día.
-Genial, será un largo día- digo para mí.
-Am... ¿Me puedo sentar contigo?
Me sorprendió la rapidez con que retiro todas sus pertenencias del banco y me hizo un espacio en la mesa. Y me dedica una radiante sonrisa, jamás lo había visto sonreír, me percate que en su mejilla izquierda se formo un hoyuelo.
-Claro -me respondió después de un momento.
No sé por qué demonios me sonroje pero me fue incómodo, así que me senté en un intento de ocultar mi apariencia apenada, me lleve un palmo de narices cuando el profesor dijo que con la persona que estamos sentados sería nuestro equipo para el resto del año.
-Maldición, ¿Tendré que estar con él todo en año en biología?
La simple idea me aterra, lo peor es que no sé por qué me aterra o el porque estoy toda nerviosa al estar cerca de él, jamás había tenido este problema con ningún chico ya que me es mucho más fácil el entablar una conversación con ellos, la persona que sabe mis secretos y casi todo mi pasado es un chico, no me explico el por qué me siento tan extraña al estar con esté niño.
-Vaya, estaremos juntos lo que resta del año, tenemos que escribir nuestros nombres en una hoja para entregársela al profesor.
Al escuchar su voz salgo de mis pensamientos y como una estúpida sólo asiento con la cabeza.
-¿Quieres que los escriba yo? -aun no ha borrado esa sonrisa de su boca.
-No -sueno muy cortante e incómoda, no puede modular mi tono.
Tomo mi cuaderno y escribo rápidamente mi nombre y después le pasó el cuaderno, el me mira con curiosidad y lee mi nombre en voz alta.
-Alice, me gusta como se escucha - Anuncia al momento de girar a verme con esa sonrisa que me ha puesto los nervios de punta.
Le pongo una mala cara y me volteó sin decir nada, arranca la hoja de mi cuaderno y la entrega al profesor Luis, cuando regresa me pregunta quién traerá el material le dije que yo traería la mitad de lo que nos pidieron.
Al terminar la hora (que parecía eterna) salí practicante corriendo ni siquiera me despedí o algo así, me encontré con Lorena en las escaleras regresamos juntas al salón y me preguntó que hicimos en esa clase, cuando le conté lo que me pasó por culpa de su ausencia solo reía a carcajadas.
Después de eso en todo el maldito día no deje de pensar en su sonrisa y en aquel hoyuelo que se asomó en su mejilla.
-Vaya que soy estúpida.

Han pasado ya dos días desde que "hablé" con ese chico, siempre lo veo solo es como si fuera invisible para los demás, sé perfectamente cómo se siente el ser invisible para la gente y el ver qué no encajas, ya le hablo a más chicas (algo condenadamente extraño), ahora somos cinco las que estamos juntas.
Ya pasó la segunda hora de clases y mi cabeza está en una ardua disputa de si me acerco a él o no, al final ganó la primera opción. Me arme de valor lo mejor que pude y me acerqué a él.
-Hola -fue todo lo que se me ocurrió.
Es obvio que el no esperaba que me acercara de nuevo después del trabajo de biología, (prácticamente hice sola el trabajo para evitar el contacto con el y salí corriendo del salón).
-¿Hola?, este... El profesor no me ha dado el trabajo aún cuando me lo de te lo paso -me dice algo confuso.
-No vine por lo del trabajo, vine por ti, quiero hablar contigo.
Su mirada es una mezcla de curiosa y sorpresa al escuchar lo que dije, lo cual me saco una sonrisa que no pude disimular, me senté en la banca de alado y comencé a hacerle la plática.
Hablamos toda esa hora de nuestros gustos, en qué grupo estuvimos el año pasado, nuestros promedios y muchas otras cosas más, me di cuánta de que era una persona muy agradable y que algo no sabía que o como explicarlo pero me atraía a él.
-Carajo, ya tengo clase -me mira a manera de disculpa -me tengo que ir, pero espero que sigamos hablando después Alice.
-Mierda me encanta esa sonrisa -digo para mí- claro ¿Pero no es hora libre también? - Digo algo desconcertada.
-Si, bueno para ti si yo tengo que ir a mi clase de estética
-Oh no sabía que llevaras esa clase.
No quiero dejar de hablar con él y se me ocurre una idea bastante loca.
-¿Quieres que te vaya a dejar? - después de escuchar lo que dije y meditarlo mejor, me sorprendió el haberlo dicho con tanta confianza y naturalidad, hasta con Óscar (mi mejor amigo) me llevo un poco más de tiempo para acompañarlo a cualquier lugar.
Me mira con cierta sorpresa y picardía, haciendo que su sonrisa se ensanchara más.
-Claro, así sabrás en qué salón estoy
No estoy segura de que trato de darme a entender, así que solo lo miro con mala cara pero a la vez divertida.
Seguimos con nuestra plática hasta que llegamos a su salon.
-Bueno pues ya llegamos, gracias por acompañarme -no dejaba de sonreír.
-No hay problema, te veo en la siguiente clase -le dedicó una torpe sonrisa, me doy la vuelta para regresar con mis "amigas" cuando me llama.
-¡Alice!, aún no te he dicho mi nombre.
Volteo desconcertada por su comentario.
-Me llamo Demián.
Sin poderlo impedir puse mi vista en blanco, gire sobre mis talones y me aleje.
- Demián -pruebo su nombre en mis labios y me doy cuenta que me gusta como suena.
Al llegar a mi salón para encontrarme con las chicas, comienza el interrogatorio sobre mi charla con Demián, no les dije nada pero no deje de sonreír.
Al inicio de la otra clase llegó Demián y me dedico una sonrisa, se sentó en su lugar de costumbre.
-No le hablé para que se siga alejando de las personas -sin querer lo pronuncié en voz alta.
Me levanté de mi banca y me dirigí hacia su lugar.
-Hola, ¿No te quieres sentar conmigo?
-Este... Claro, te traeré una banca -me regala una sonrisa antes de ir por una banca, esa no era mi idea.
-Pero no es para que traigas una banca, es para que te sientes tu en la banca que te aparte.
Gira sobre sus talones para mirarme algo confuso.
-¿Quieres que me siente al lado tuyo? ¿En tu lugar habitual?.
-Si, o ¿No quieres? -respondo algo desilusionada.
-Es que estás demasiado cerca de los profesores y eso a mí no me gusta, no me gusta que me identifiquen
-responde algo apenado.
Antes de que pudiera responderle llega un chico y lo saluda a lo que el responde el saludo muy animado.
-No creí que le hablara a alguien, siempre está solo. Al menos yo siempre lo he visto sólo -digo para mí.
Al verlo sonreír así me alegra a mi también, no sé cómo explicarlo pero me gusta verlo sonreír.
Se quedó un rato hablando con aquel chico, lo que aprovecho para secuestrar su mochila y llevarla a la banca que le aparté.
Mi sonrisa se ensancha cuando regresa al salón y no ve su mochila, voltea a verme con cierta diversión y se acerca a mi lugar.
-Hola -digo de nuevo
-¿Te quieres sentar?.
Su mirada es de sorpresa y diversión, pero no tuvo de otra más que sentarse en la banca que estaba enfrente de mi.
-jejeje gané -dije para mis adentros.
Al terminar las últimas dos horas que nos quedan para salir de clases, Demián se gira en mi dirección y me dedica una pícara sonrisa.
-Al final de cuentas creo que sí me sentaré contigo -me dice divertido.
Mi grupo de amigas nos ven muy curiosas por aquella escena, por lo cual me apresuró a presentarlos.
-Niñas les presento a Demián, Demián ellas son Jade, Kelba y Ariel.
-Hola -dicen todos en coro.
Otra pequeña victoria a mí favor, y me regocijo en ella por solo unos instantes.

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