Me parecía tan difícil alejarme de ti, sabía que debía hacerlo, sabía que esto, desde hace tiempo, no era sano pero no podía negarte un abrazo; y mucho menos un beso. No era capaz tan solo de aún después de que me vinieras con una de tus cagadas dejarlo todo, porque ya sabes... Empezabas con tus para mi eres la única, te juro que solo te quiero a ti y quiero pasar el resto de mi vida contigo y todavía esperabas que te creyese y fuera a tus brazos corriendo (cosa que, efectivamente, hacía). Y no sé quién de los dos es más estúpido, si tu por jugar conmigo o yo por pensar que me querías igual que yo a ti, ¿pero que coño estoy diciendo? Está claro que yo soy la estúpida; siempre lo he sido. Desde el día que nos conocimos.
El caso es, por mucho que yo sabía que esto estaba mal y que no se podía querer a alguien como tu me querías, seguía intentándolo, seguía queriendo compartir mis ganas, y estaba ilusionada, joder vaya que sí lo estaba... Me quería alejar, pero no podía; era tan difícil no echarte de menos a los cinco minutos de vernos... Y podrías haber sido todo lo cabrón que quisieras que te iba a perdonar, sabía que se tenía que acabar, que era lo mejor, pero nunca conseguía hacerlo siempre recuperaba la fe en ti, bueno, en nosotros.
Pero se acabo, sí, se acabo y ojalá hubiera sido yo la fuerte, la que dijera ya basta, pero fuiste tú, me abandonaste. Me abandonaste cuando los dos sabíamos que te necesitaba. A ti no te resulto difícil, ¿verdad? ¡Qué tonta soy! Creyendo que todas las veces que hablabas con otras, me mentías, me ocultabas cosas era porque la cagaste y te arrepentías y claro, lo hacías para que no estuviera mal, pero que estúpida.
Te crees que soy una muñeca que puedes utilizar y guardar en el armario cuando quieras y se que vas a volver a querer jugar conmigo, solo espero ser fuerte está vez.
