Capítulo 28

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Carla estaba revisando algunas de las heridas que tenía Shin, el cual se encontraba tendido en su cama.

—Nii-san, deberías ir a ayudar a esa mocosa. Si sigue hací, terminara destruyéndolo todo.—dijo el menor, tomando por sorpresa a su hermano.

Carla ignoró su comentario, y terminó de sanar sus no tan graves heridas. Se dirigió hacia la ventana, y a lo lejos pudo apreciar la gran destrucción que estaba causando Adara. Una picazón en su garganta hizo que este se llevara ambas manos a su boca, y al hacerlo unas cuantas gotas de sangre mancharon su blanco guante.

—Nii-san... —Susurró con preocupación el menor del clan Tsukinami.

—Estoy bien, trataré de controlarlo.

Carla estaba infectado con el virus del Endzeit, el que ocasionó la muerte de los fundadores. Sabía que si no encontraba a la portadora del corazón de su prima, Cordelia, y chupaba su sangre, sería su perdición. Pero en los años en que Adara residió en su mansión, supo que ella también tenía el corazón de otra familiar. Pero nunca se atrevió a chupar su sangre.

—Nii-san... si sigues hací, morirás.—dijo Shin, mirando hacia un lado.

—Solamente necesito que Adara vuelva a la normalidad... —susurró el mayor, deshaciéndose de su guante que estaba manchado de sangre.
—Parece que tendré que intervenir...

[···]

El clima parecía ir de mal en peor. Una gran tormenta estaba encima de Japón. Las gotas de lluvia cada vez eran mas intensas, y los relámpagos estaban mas cerca de caer y destrozar diversos edificios. Incluso los vidrios de los grandes ventanales de edificaciones comenzaban a congelarse, al igual que el suelo. Algunas personas corrían desesperadas, mientras que una que otra le caía una descarga eléctrica desde el cielo. Mientras Mizuki seguía mirando con rencor al político.

—Debo volver al castillo de los Fundadores, seguramente mi tía Menae me ayudará—susurró, dando media vuelta y dejando atrás a Tougo. 

—¿R-realmente piensas volver a un lugar que... ya no existe....?

Mitsuki se detuvo, y se giró mirando con confusión al Sakamaki. 

—¿De qué hablas?—preguntó ella, caminando de vuelta hacia Tougo.

—¿Por qué debería decírtelo?—dijo él, levantandose de a poco del suelo.

—Sueltalo de una vez, Sakamaki.—susurró ella, justo en frente de él.

—Tu tía esta muerta. Al igual que tu tío, y Krone—dijo él, sonriendo con autosuficiencia.

Adara se quedó de piedra, pensando en su tía Menae, madre de Cordelia. No podía estar muerta, ella era una fundadora. Y Krone, su otra tía, deberia estar igual. Ambas eran primera sangre, eran fundadoras.

—No te creo, ¿por qué intentas detenerme?—dijo ella, sonriendo con arrogancia.

—Endzeit... —dijo él, tomando desprevenida a Mitsuki.

—¿Qué?...—susurró ella, dando un paso hacia atrás.

—Todos murieron por Endzeit.—dijo él, acercándose a paso firme hacia ella.

—No... eso es imposible. Ellos... ¡es mentira! ¿¡Cómo quieres que te crea?! Ese virus no pudo haberles hecho algo.
—dijo ella, segura de sus palabras.

Un sonrisa sádica apareció en el rostro del mayor, haciendo que Mizuki ponga semblante serio.

—Actualmente el castillo esta ahora en el territorio del clan víbora, ¿cómo piensas entrar?—dijo.

—¿Por qué debería de estar gobernado por aquel clan?...

—Ellos ahora gobiernan el lugar.—dijo él, con su sonrisa arrogante adornando su pálido rostro.

—Entonces, yo los destruiré, destruiré ha aquellos que se adentraron a tierras prohibidas. —dijo ella, dando media vuelta y caminando, dejando atrás al Sakamaki.

—No lo creo. Ni siquiera Carla puede hacerlo.—dijo lo suficientemente alto como para que lo escuchara.

Mizuki detuvo de nuevo su paso, dándole la espalda a Tougo.

—¿Carla...? No se quien e...—Mizuki planeaba hacerle saber que no conocía al tipo, pero KarlHeinz la interrumpió.

—Es uno de los dos últimos fundadores que sobrevivieron, pero como ahora estas tu supongo que son tres, aunque eso no durara mucho ya que el mayor está infectado.—dijo él, restándole importancia al asunto.

Mizuki lo miró por encima del hombro, con expresión seria. No tenía tiempo que perder con él, y siguió su camino. Sabía que él estaba mintiendo. Después de todo, los Fundadores y los del Clan víbora estaban a punto de estallar en una guerra cuando ella murió. Mizuki estaba segura de que todos estaban bien. La raza de los Fundadores era lo suficientemente fuerte como para derrotar ha aquel débil clan.

Justo cuando estaba por teletransportarse, sintió un aura muy similar al de un Fundador, y se detuvo.

—¡Adara!—escuchó a lo lejos. Mizuki se giró y observó al chico que estaba justo detrás de ella.

Mizuki no pudo evitar sorprenderse al ver la apariencia del joven. Era parecido a su tía Krone.

—¿Quién eres?—dijo la menor con aires de superioridad.

—¡Nii-san!—gritó Adara, quien estaba atrapada en el cuerpo de la Fundadora.

Mizuki no pudo evitar fruncir el ceño, y mirar con confusión al joven.

—Carla... —Repitió Mizuki. Carla, quien se había quedado en su misma posición, la miró extrañado.

—Tu... no eres Adara. ¿Quién eres, Kisama?—preguntó el Tsukinami, apuntando a Mizuki.

—¿Por qué debería decirte...?—Mizuki se quedó a media palabra. Ella sintió algo extraño dentro del chico.

Un ardor en la garganta de Carla hizo que este lleve ambas manos a su boca. Su mano se tiñó de carmesí, y varias de esas gotas de sangre cayeron al suelo. El joven cayó al suelo de rodillas, mientras la sangre seguía fluyendo por sus manos. Dejando atónita a la menor.

<Endzeit...> pensó.

—¿C-Carla?—susurró Adara, llevándose ambas manos a sus labios. Estaba asustada, y se sentía impotente. Carla estaba derramando sangre, y eso parecía causar el tal virus Endzeit. Ella comenzó a golpear la pared que le estaba mostrando todo lo que sucedía. Quería salir de ahí, ayudar a su hermano. Pero Mizuki se lo impedía.

—¡Mizuki, por favor! Por favor, Ayudalo.... ¡Hazlo! Te lo ruego.—suplicó Adara, golpeando con más fuerza la pared.

—¿Por qué debería?—preguntó Mizuki. Su voz sonaba apagada.

—Te lo ruego... Juro...juro que ya no me resistire...—exclamó, llevándose un mano a su pecho.
—¡Me entregaré a ti completamente! Solo... ¡Solo pido que lo ayudes! Podrás tomar mi cuerpo libremente... Sería completamente tuyo... solo Ayudalo...—susurró Adara, y su mejillas se llenaron con lágrimas. Cerró sus ojos, tenía esperanzas de que aquella niña lo ayudara. Ella era su mejor opción.

—No lo haré. No es mi asunto. Después de todo, morirá pronto.

Hermana menor: Experimento [D.L] (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora