Capitulo 11: ''Volver a vivir'' Nathan POV

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Me levante de mi cama, un día mas que me quedaba sumergido en mis pensamientos, mi vida había cambiado desde que pise París, lo bueno es que ahora controlaba perfectamente mi rabia, mi padre decía que se necesitaba algo de inspiración, algo que nada mas pensar en el te relajabas, y encontré esa inspiración... Vanessa, lo malo era que hacia días que no la veía, desde que me contó su historia no la volví a ver, pero aún así iba todos los días a el mismo lugar donde la vi.

Baje a la cocina a desayunar, no había nadie, estaba solo, me senté en la mesa y cogí un par de manzanas, me las comí tranquilo mientras miraba por la ventana, la ciudad de París me parecía muy bonita, la gente era agradable y la comida también me gustaba, aunque echaba de menos Nueva Orleans.

La puerta sonó de repente, haciendo que me sobresaltará, le di otro mordisco a la manzana y me levanté a abrir, llegué a la puerta y la abrí, el cartero estaba en ella con una carta en la mano.

-¿Es usted el señor Nathan Walker?.- leyó en la carta.
-Si, soy yo.- dije mirándole extrañado.
-Tengo una carta para usted.- me dio la carta.

La tome y la mire extrañado.

-Gracias.- levanté la vista hacia el cartero.

Cerré la puerta despacio mientras miraba la carta, cuando cerré del todo, abrí el sobre, dentro del sobre había un papel doblado por la mitad, dejé el sobre encima de la escalera y yo me senté en ella a leer la carta.

Querido Nathan Walker.

  Le dije que volveríamos a vernos, creo que es un buen momento para pedirle si me acompaña al baile que se celebra a las afueras de la ciudad, me gustaría que fuese mi pareja para el baile, si aceptas te espero en el lugar de nuestro primer encuentro a las ocho de la tarde de este día, si en cambio se niega no importa, lo entenderé.

                            Su amiga, Vanessa


Se me cayó la manzana al suelo cuando acabe de leerla, me pedía que fuera a un baile y que bailara con ella, mi cuerpo se emociono y saqué una sonrisa feliz, mire la hora, aun quedaba bastante para la hora, me levanté de la escalera y guarde la carta en el sobre de antes. Subí a mi cuarto y guarde la carta en un cajón de mi mesa de noche, me tumbé en la cama emocionado, hoy la volvería a ver, me sentía vivo, ahora lo que mas deseaba del mundo era verla de una vez y bailar con ella... madre mía, iba a bailar con ella.

Mi emoción iba en aumento cada vez que repetía esa frase, me levanté de la cama y baje al salón, me senté en el sofá y me quede mirando la chimenea de cerca, ya no sabía ni que hacer para matar el tiempo, me levante del sofá y empecé a andar de la cocina al salón repetidamente.

Cuando me cansé de dar vueltas me volví a sentar y me puse a leer un libro de mi padre, no me concentraba en la lectura, miraba el reloj cada dos por tres, como si eso hiciera que fuera mas rápido, los segundos eran una eternidad para mi.

Después de un buen rato, deje de leer y me fui a asearme, primero me lave el pelo y después me metí en la bañera, me di una ducha larga, cerré los ojos mientras me bañaba, después de un rato los volví a abrir y me salí de la ducha y me peine hacía atrás, me puse una toalla en la cintura y subí a cambiarme, me puse mi traje de gala y unas botas negras, ya estaba preparado para ir.

Quedaba medio hora para ir salir al bosque, me senté en el sofá intranquilo, sentí un cosquilleo de nervios en mi estomago mientras meneaba las piernas. La hora llegó, me levanté del sofá y cogí una rosa que había en el jardín, cuando iba a salir por la puerta, mi familia entro entre risas, me miraron y se quedaron parados mudos, me echaron una ojeada de arriba a abajo a la vez y fruncieron el ceño.

-¿Donde vas hijo?.- pregunto mi madre.
-Voy a una fiesta de la ciudad con Vanessa.-
-Ah, es verdad, hoy había una fiesta.- cayó mi hermano.
-Bueno, me voy.- le di un beso a mi madre y una palmada en el hombro a mi padre y hermano.

Salí casi al trote al bosque, el cuerpo me pedía a gritos que corriera, pero eso sería demasiado, la gente pensaría que sería un loco, llegué al bosque y después de unos minutos mas andando llegué, aún no había nadie, me quede esperando mirando por todos lados por si aparecía, pero no, resople impacientado mientras la esperaba.

De repente detrás mía sonó un zumbido, supe que era ella, el olor de vampiro me había llegado, no pude evitar arrugar la nariz, pero al mismo tiempo sonreí y me gire a verla. Cuando lo hice me quede con la boca en el suelo, estaba guapisima, llevaba un vestido largo, las mangas eran abombadas y cortas justos sobre el codo, la parte superior del vestido era cortado de modo que mostrara los hombros y pechos, era detalladamente decorados con cintas y encajes, eran bastante coloridos y con patrones encantadores, llevaban largos guantes blancos con ellos, se había rizado el pelo dejando su melena rubia preciosa suelta.

-Hola señor Walker.- saludo haciendo una pequeña reverencia.- Se le ve muy bien esta noche.-
-Igualmente.- me acerqué a ella.- Pero por favor... llameme Nathan.- le di la rosa.

Sonrió y la tomo.

-Gracias Nathan.- dijo

Le sonreí, puse mi brazo para que se agarra a el.

-¿Nos vamos?.- dije.

Sonrió de nuevo y se agarro a mi brazo, comenzamos a andar y salimos del bosque parar ir a la fiesta. Llegamos en unos minutos, la fiesta estaba llena de personas que iban como nosotros, yo disfrute todo el trayecto con ella agarrada a mi brazo, a veces la echaba fugaces miradas para ver esa cara de ángel que tenía.

-Hola, ¿nombres?.- dijo un hombre que estaba afuera.
-Ooh, me olvide de reservar la asistencia.- se acordó ella.
-No hay problema.- dije yo.

Me acerqué al tío y le mire fijamente a los ojos.

-Dejanos entrar... sin reserva.- use mi don.
-Pasen.- dijo el tío cuando acabe.

Vanessa me miro impresionada y seguimos andando, fuimos a una parte al lado de una mesa llena de comida, yo no comía nada, prefería verla a ella.

-¿Los vampiros podéis comer?.- pregunte divertido.
-Si, pero nos sabe fatal todo.- dijo sonriendo.
-¿Puedo comprobarlo?.- pregunte divertido.
-Bueno... no tengo nada que perder.- dijo.

Cogió una manzana que había en la mesa y se la llevo a la boca, se la quito ipso facto y puso cara de asco, me reí cuando la vi hacer eso, ella se limpió la boca con una servilleta riéndose también.

-Y dime... ¿como has convencido a ese hombre para que nos dejará entrar?.- pregunto.
-Soy muy amable... y siempre consigo lo que quiero.- bromeé.

Ella se rió negando con la cabeza, era increíble el grado de confianza que habíamos conseguido en tan poco tiempo.

-¿Piensas en serio que me crea eso?.- dijo sonriendo.
-Esta bien... tengo un don, puedo hacer que la gente haga lo que yo quiera.- dije
-Que interesante, ¿puedes obligarme a mi también?.- pregunto.
-No, solo funciona con humanos y metamorfos.- dije.
-¿Y tu?, ¿tienes algún don?.-
-Soy una especie de cura.- dijo.

La mire extrañado.

-Puedo evitar que la ponzolla haga efecto a los que infecta.-

Le mire esta vez impresionado.

-Vaya, eso es increíble.- dije alabándola.- ¿Como lo descubriste?.-
-Encontré a un niño de cinco años al que habían mordido, fui a revisarle y paso... con el tiempo descubrí que hace efecto si toco en la parte mordida.-

Después de un rato conociéndonos mejor, nos animamos a bailar, la tome de la mano y la lleve a donde todos bailaban. Entrelazamos los dedos de nuestras manos izquierdas, su piel estaba helada hasta con guantes, pero no me importaba, me puso la otra en el hombro derecho y yo la mía que me quedaba libre en su cintura.

Comenzamos a movernos al ritmo de la música, ella me miraba a los ojos sonriendo y yo igual, yo no podía apartar la mirada ni un solo segundo, me quede hipnotizado en aquellos ojos ahora negros, sus dientes blancos me sonreían alegres, ¿que había echo yo para que sea sonrisa tan perfecta se dirigiera a mi?.

No echaba cuenta ni al baile, ni a los pasos, ni a nada, lo único que atendía toda mi atención era ella y ella tampoco apartaba la vista a mi, se alejo un poco de mi y trato de dar un giro con mi mano arriba, pero por acto reflejo, en medio de su vuelta la atraje a mi, fue como un movimiento involuntario, haciendo que quedara de espaldas a mi, me miro con el ceño fruncido desde atrás, notaba su aliento golpearme en la cara mientras yo la miraba igual de extrañado.

Sin darme cuenta me fui acercando a sus labios mientras los miraba con deseo, ella no hacia nada, se quedaba quieta mirándome, cuando solo me quedaba un milímetro mas para fundirlos con los de ella, el baile se acabo y el sonido de los aplausos hicieron que volviera al mundo real.

Canción del momento que viene ahora en el apartado multimedia

Ella siguió mirándome extrañada, ¿que había estado a punto de hacer?, apenas nos conocíamos, hace solo dos días y yo ya quería besarla, pensaría que era un mujeriego o algo, me aleje de ella y salí de la fiesta, me asenté en el jardín y me quede mirando al cielo estrellado extrañado, ahora tendría una mala imagen de mi.

Escuche unos pasos detrás mía y me llego el efluvio de vampiro, era ella, cuando la vi volví la vista al frente, no quería que se llevara esa imagen de mi, se acerco mas hasta quedar al lado mía mirándome.

-Siento lo de antes.- me disculpe.
-¿Porque?.- pregunto.
-No quiero que te lleves una mala imagen de mi... lo siento.-
-No me he llevado ninguna mala imagen Nathan.-

Me gire hasta quedar dándole la espalda.

-Aun así, no creo que haya sido buena idea.- dije.
-¿Porque?, ¿porque eres un metamorfo y yo un vampiro?.- soltó.

Me quede sin hablar, ella vino de nuevo a mi, me tomo de la cara haciendo que la mirara.

-A mi no me importa.- dijo.

Y me beso, no me esperaba eso para nada, la correspondí y lleve mis manos a su cintura mientras ella rodeaba los brazos en mi cuello, el sabor de sus labios no era comparado con su piel, me encantaba su sabor, me encantaba la sensación que sentía ahora, su lengua fría jugaba con la mía cálida haciéndome el beso mas placentero, ella me agarro del pelo atrayéndome a ella y yo pase mis manos a su espalda mientras hacia lo mismo, la quería y ahora era mía, al igual que yo era suyo, al menos en este momento.

The Twilight Saga : Luna OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora