Desperté por la alarma y me dirigí al baño.
Al salir de éste, me vestí para ir a la escuela.
Muchas ganas obvio que no las tenía, pero debo ir.
Al bajar, me acordé que mamá no sabía nada de lo que ocurrió ayer. Pero si no me preguntaba supongo que no habrá problema en inventar algo ¿No?
-Buen día mamá -dije al verla preparando el desayuno.
-Buenos días Lea -me acercó una bandeja con el desayuno.
Estaba concentrada en el celular comiendo una tostada cuando escuché a mi madre carraspear su garganta.
La miré.
-¿Qué tal la fiesta? -suspiré, ya estaba pensando en la excusa.
-Estuvo muy, muy buena -mentí.
-Me alegro.
Luego de haber desayunado el timbre de casa sonó y fuí a abrirla para encontrarme a Emma
-Tú y yo nec... -cubrí su boca con mi mano.
-Adiós ma -exclamé.
-Adiós.
Salí de mi casa y nos encaminamos al auto del papá de Emma, ella seguía a mi lado en silencio y enfadada.
Al entrar, me sorprendió que ella también se sentó a mi lado en la parte de atrás.
El auto arrancó y suspiré.
-¿Vas a explicarme? -la miré.
-Sólo ví que te estabas divirtiendo y no quería molestarte -dije, no quería sacar aún el tema "importante".
-Soy tu amiga Lea, pudiste ir y decirme "Oye, Emma ya me voy" y ya.
-Si te lo dije, cuando llegué a mi casa -la miré y alzó una ceja.
-Ok, ahora quiero saber la razón verdadera de porqué te fuiste -odiaba que me conociera tan bien-. Tiene que ver con Noah, ¿No es así? -suspiré.
-Sí, así es, él nunca quiso invitarme a su fiesta lo hizo sólo porque su mamá lo obligó.
-Con razón -murmuró Emma mirando a la nada y fruncí el ceño.
-¿Con razón qué? -pregunté.
-Noah ayer, antes de irme me pidió que hable contigo. Simplemente lo dijo, y no entendía porqué.
-Es un tonto.
-Un tonto que te sigue gust...-
-No, no me gusta. Ya no -dije mirando a la ventana.
-Dile eso a alguien que te crea -murmuró haciendo lo mismo.
-Como tú digas, pero ya no quiero hablar sobre esto -ya no quería hacerlo, no quería sentir más nada por él. Siento que ya no vale la pena lo que siento por él.
Emma sólo se quedó en silencio y lo agradecí.
Al entrar a la escuela sentí unos ojos en mí pero lo ignore.
Fuimos a nuestros casilleros y saqué los libros que necesitaría para la clase de hoy.
De repente, aquellos libros se esparcieron por el suelo cosa que consiguió la atención de todos.
-Lo siento, no te ví -sí, claro.
Miré a Sofía quien sonreía junto a Juliana.
La miré mal, y se fué.