13-Secuestros

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Echo las mantas y giro los pies sobre el borde de la cama, con cuidado de no molestar a Dean, que ronca a mi lado. Inhalo profundamente, tratando de sacar el sabor de mi boca. Me limpio el sudor de la frente, mientras salgo de la habitación de Dean. Camino por el pasillo iluminado. Parece que hay mil grados en este lugar. Tuve otra pesadilla. Me estaba yendo bien por un par de días. Sin pesadillas, sin flashbacks. Pero, por alguna razón, esta noche fue diferente. Pasé una mano por mi cabello, que está parcialmente pegado a mi cara y cuello. Hace tanto calor que creo que voy a estar enferma. Me dirijo a la cocina, abro la nevera y saco agua fría. Me inclino sobre el fregadero y vierto el agua fría sobre mi cara, sintiéndome un poco mejor. Tomo un trago grande y vuelvo a poner el resto en mi cara. Agarro una toalla de mano y me limpio la cara y el cuello, sintiéndome algo fría por el momento. Lanzo la botella de agua vacía y regreso a la habitación de Dean. Me acuesto en la cama con él, manteniéndome fuera de las mantas. Me giro hacia el cazador dormido, sonriéndome un poco. Levanto una mano y la paso por su pelo corto.






Siento que él envuelve sus brazos alrededor de mi cintura, jalándome tan cerca de él como puede. Inhalo el olor de su colonia, y dejo que mi cabeza descanse en el hueco de su cuello, mientras él apoya su cabeza en la mía. No puedo describir la forma en que Dean Winchester me hace sentir. Él me hace feliz, eso está claro. Es divertido, encantador y ayuda a ahuyentar los malos pensamientos. Pero, en momentos como este, donde me dejan despierta en las primeras horas de la mañana, no tengo más remedio que enfrentarme a ellos. No es como si quisiera pensar sobre el incendio, pero tampoco quiero olvidarlo. Merezco sentir lo que siento. Merezco sentirme culpable. Merezco que esto me coma desde adentro.






Esta noche, como muchas otras noches, pienso en mi hermano. Como es su vida. Si ha encontrado el amor, y si es así, ¿con quién? ¿Lo aprobaría yo? ¿Y qué diría nuestra madre sobre ella? Nada, nuestra madre está muerta. ¿Cómo se vería ella? Sé que Jonathan siempre tuvo un tipo particular. Las rubias eran una especie de cosa de él. A quién le importa el color de ojos, mientras ella fuera rubia, cuenta con él. Una pesadez se instala en mi pecho, y lo dejo.





¿Qué pensaría Dean de mí si le dijera la verdad? Todo lo que sabe es que soy una chica que puede eliminar mágicamente a demonios de micuerpo arrojando sangre. Todo lo que sabe es que soy una chica que perdió a sus padres en un incendio y corrió como el infierno. Oh Dios. Esto realmente me está comiendo viva. 






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—¿Nos estas dejando?—Pregunto, con incredulidad—¿Por qué?—Charlie me da una sonrisa triste, ajustando la bolsa en su hombro. 





—Porque, el deber llama. 






—¡No es justo!—Trato de  hacer que Charlie se quede. Ella inclina la cabeza.    





—Oye, estarás bien sin mí. No es para siempre. Además, te vas a morir cuando descubras a dónde voy—Dean desliza una mano alrededor de mi cintura. 






—Ella tiene razón—Dice, mirándome. Él no parece muy feliz con Charlie tampoco. De hecho, Sam tampoco lo esta. 







—¿A dónde vas?—Me atrevo a preguntar. Ella sonríe. 






—Digamos que tomaré un camino de ladrillos amarillos a oz.






—Está bien, Dorothy—Yo digo, sarcásticamente. Cuando ninguno de ellos se une a mi risa, empiezo a toser torpemente—No estás bromeando, ¿verdad?—Pregunto, haciéndola sacudir la cabeza y decirme que no—¿Cómo vas a llegar allí, entonces?—Frunzo el ceño, inclinando la cabeza. 







Sangre Fría | SUPERNATURALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora