|Capítulo XXIX: Recuerdo Perpetuo|

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Algunas cosas de la vida son lo suficientemente curiosas como para hacernos preguntar por su procedencia, por su virtud, por su color, incluso por su valor. Aún así hay algo que tiene un valor incalculable y eso es... Un recuerdo perpetuo.

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«Algunos recuerdos son fríos como el hielo. Porque no hay calidez en algo que la mente olvidará con eventualidad a través del tiempo. Pero, hay ciertos recuerdos especiales que nunca se olvidan, esos están adheridos a la mente, al amor y que son tan cálidos como los vestigios de una hoguera en invierno. Gabriel lo sabe, aún recuerda a su padre y la sensación agradable de sus brazos, cubriéndolo de todos los males que la vida le pudiera dar a un niño. Él también lo motivó a casarse con Luca, quizás pensado que era lo mejor para su futuro. Entonces, ¿cómo recordarlo a él sin sentir que lo condenó a una muerte segura porque careció de instinto? Tal vez, el amor que el corazón siente no se puede quitar del recuerdo, y que a pesar de la amargura, no es del todo nocivo.

—Mamá, ¿puedes contarme una historia para dormir?—Gabriel observó con cariño a su pequeño hijo, arropado en la cama de su grandiosa habitación, la chimenea estaba encendida y lista para entregar el calor.

Tan ausentes en la vida del pequeño.

Esa noche Milo no había podido conciliar el sueño que tanto necesitaba, su supuesto padre se había ido de viaje a un reino vecino para establecer relaciones comerciales más sólidas. Gabriel no estaba invitado al grandioso viaje porque junto a Patrick eran la máxima figura de autoridad en el reino, además, a Luca no le gustaba que su esposo estuviera interesado en los temas políticos y socioeconómicos. Pensaba que era una forma de retener su conocimiento y poder, y así, al menos para él, no hacerlo más influyente y poderoso en el parlamento y la iglesia. Luca siempre trataba de disminuir el poder que realmente poseía su esposo.

—Una historia, no me sé ninguna. Pero estoy muy seguro que Patrick debe saber más de alguna. Espérame unos momentos, lo llamaré—Gabriel salió unos momentos de la habitación y llamó a su caballero.

El alfa de brillante armadura se presentó en la habitación e inmediatamente Milo sintió el sueño que tanto le había faltado momentos posteriores, la tranquilidad que percibía cada vez que el caballero hacía presencia en un lugar era reconfortante y casi mágica. Siempre se sentía admirado por ello y nunca preguntó el porqué; no era necesario si podía cerrar sus ojos e imaginar que el caballero Patrick era su padre y lo hacía sentir seguro de todos los males, como un buen recuerdo, uno para toda la vida.

Un recuerdo perpetuo.

—El príncipe me comentó que quieres oír una historia antes de dormir—Milo asintió repetidamente—, yo sé una. De dragones, de la luna, criaturas en un bosque y mucho amor de por medio.

Los ojos del pequeño niño se iluminaron con las palabras del caballero.

—Cuéntame la historia, Patrick, por favor—el caballero sonrió con mesura, los brillantes ojos de su hijo eran lo más hermoso que había visto en ese día de lluvia y frío intenso, nada podía hacerlo sentir mejor. Se sentó al lado del joven y comenzó con su relato.

—Hace mucho tiempo, en una era de dragones y poderes no comprensibles para el entendimiento humano, había cierto chico, que estaba enamorado del misterio. Desde que nació, el primer día que pudo abrir sus ojos y apreciar lo que había a su alrededor, vio en lo alto del firmamento algo que deseaba alcanzar. Anhelaba tocar la brillantez que iluminaba sus noches oscuras, y en la locura de su amor imposible, buscó una forma de interactuar con ella. Con la luna. Domo un dragón y voló hacia el cielo en su búsqueda, pero, a mitad del largo camino se dio cuenta que nunca sería capaz de siquiera llegar a tocarla y el sueño de estar con su amada en lo alto del cielo, se esfumó como el viento. Junto a su dragón rojo se volvió un triste errante a la noble edad de quince años. Los dioses, tristes por lo que veían, le dieron al chico una segunda oportunidad... Le regalaron el dragón albino, la encarnación misma de su amada luna, aunque no era fácil tener este regalo. Él tenía que hallarlo y encantar su noble corazón, esa era la única forma de estar, por fin, al lado de su amada e inalcanzable luna.

Nuestro Secreto |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora