YoonGi tan sólo tenía una semana en esa nueva escuela y ya todos sabían que con el no debían meterse.
Así que siempre estaba solo, le molestaba estar con más personas que no hacen o hablan algo interesante. Todos son iguales según él.Hoy no era la excepción. Caminaba por los pasillos dirigiéndose hacia los baños, estaba en la hora del receso.
Iba a entrar en uno de los cubículos pero un sonido extraño lo detuvo, "un sollozo".
Se alejo un poco de la puerta buscando con la mirada el lugar de donde provenía ese sollozo.Camino por delante de otros cubículos y se detuvo en uno.
Dió dos pequeños golpes en la puerta y se acerco un poco para escuchar mejor.— Oye...¿Te encuentras bien? —espero un poco, no hubo respuesta.
Iba a hablar de nuevo, pero una voz lo detuvo.— Vete... —se escuchó como un susurro, pero se oía la voz entrecortada y con una pizca de miedo...¿miedo?
— ¿Puedo ayudarte en algo? —volvió a preguntar YoonGi con voz suave.
Nuevamente sin respuesta.
Acerco su mano a el pomo de la pequeña puerta de color azul y lo giró lentamente hasta conseguir abrir la puerta.Se asustó por el saltito que dio aquel chico pelirrosa cuando noto que YoonGi abrió la puerta.
— N-no me h-hagas n-nada p-por favor... — habló con una vosesita tan linda pero que logró que YoonGi sintiera compasión. Pero aquel chico tenía miedo, se abrazo a si mismo cerrando fuertemente los ojos.
— Hey, no te voy a hacer nada, tranquilo —YoonGi intento acercase pero aquel chico se alejó.
— Vete...por favor —rogó el pelirrosa.
YoonGi no tuvo opción y un poco inseguro se fue.
Era la primera vez que veía a ese chico, y considerando que ya conocía a la escuela completa, era raro que no lo haya visto antes.