Hagámoslo.

[La brisa de la mañana es fría
Nuestros cuerpos se enfrían
Ven a abrigarte bajo las sábanas.
Siento tu calor, tu cabello desordenado y tu sonrisa tímida.]

Cuando había invitado a Ji Yong a pasar a su departamento, realmente no lo había hecho con dobles intenciones. No importaba todo el alcohol que tuviera transitando por su torrente sanguíneo, él nunca planeó enredarse con su buen amigo.

Lo que le llevaba a pensar que él que terminó planeándolo fue el mismo Ji Yong.

Cuando era pequeño, su hermana mayor le había advertido sobre las señales. Esas cosas que hacen las chicas para darte a saber que quieren hacerlo.

Desde luego que, a sus escasos doce años, toda esa cantaleta de señales y hacerlo no significaban nada para él, hasta que entró a la escuela media comenzó a verlo.

Número uno: Las chicas son en extremo lindas, son divertidas y se acercan a ti con la intención de rozar tu cuerpo.

Número dos: Buscan cualquier pretexto para quedarse a solas contigo.

Número tres: Se lanzan sobre ti, como fieras hambrientas.

Seung Hyun no era capaz de recordar el resto de las señales, ni siquiera vio algo similar en su delgado amigo, a excepción de la número tres, pero sólo pasó hasta que Ji Yong subió sobre su cadera cuando se tumbó en la cama.

Ahora pensaba que llevarle a su habitación había sido un tanto exagerado.

Pero había pasado y estaba bien.

Más que bien.

El alcohol estaba comenzando a dejar su organismo, mientras que fumaba un cigarrillo y observaba a Ji Yong mirar a través del ventanal, contemplando el amanecer.

Era una mañana fría, una pequeña brisa se colaba por algún lugar y Seung Hyun sintió frío, cuando Ji Yong se removió incómodo, supo que también sintió la temperatura bajar.

—Ven aquí, pescarás un resfriado. —Palmeó el lugar a su lado y Ji Yong, como un cordero sumiso, acató la invitación, sonriendo tímidamente.

Se escabulló bajo las sábanas rápidamente, cubriéndose hasta el cuello, lucía más tímido que horas atrás cuando se arrojó a los brazos del mayor.

Seung sintió el suave cabello de Ji Yong rozar su hombro, y la calidez de su cuerpo incitarle a acercarse un poco más. Y así lo hizo. Con la mente más clara y las agallas estúpidas que poseía por naturaleza, pasó su brazo sobre el estómago desnudo del otro, estremeciéndole.

El tacto era suave, cálido y delicioso.

[Deja las luces prendidas
Quiero recordarlo todo claramente.
Tu perfecta silueta cuando volteas a verme
Me vuelves loco, maldición, debajo de tu pelo, debajo de tus hombros
Cuando nuestras miradas se cruzan, comenzamos.]

Los esponjosos labios de Kwon temblaron cuando sintió la respiración de Seung chocar contra su cuello, todo su cuerpo vibró al compás de las caricias que la mano le regalaban sobre sus costillas.

Giró su rostro, extasiado, sus labios se curvearon levemente, como invitándole, consintiendo el tacto.

Seung Hyun lamió sus propios labios, humedeciéndolos para lo que vendría después. Toma con más confianza la cintura de Ji Yong y nuevamente lo sube sobre su pelvis.