El hogar de las palabras rotas

Lo que aprendí

Aprendí que las personas puede irse.
Que no importa cuanto las quieras se van sin decir nada, y si dan una explicación no es tan lógica, pero tratas de justificarla.
Que no importa cuanto las extrañes, sólo se van.
Que aunque trates no volverán, o no sera lo mismo.
Que los grandes amigos, pueden volverse grandes desconocidos.
Que las relaciones pueden acabar en una noche.
Que el dolor es inevitable... Pero el sufrir es opcional.
Que el que no arriesga no gana, y si no gana, por lo menos aprende. Y si no aprende volverá a tropezar una y otra vez hasta que lo aprenda.
Que las personas desconocidas pueden llegar a ser inseparables, pero no podrán llenar todo el vacío.
Que el odio, y el amor, son tan importantes en la vida.
Que ambos sentimientos son tan similares.
Que ambos sentimientos, te ayudan a crecer, a ser feliz, o a destruirte, por eso son tan iguales.
Que poseer es querer vomitar, y el extrañar es querer morir.
Que las palabras duelan más que los golpes.
Que el pensar sea estar en el borde del abismo del suicidio.
Que el suicidio sea una salida pero aveces este cerrada.
Que el fumar, tomar o drogarse por querer sea peor que por hacerlo por morir.
Que el suicido aveces no funcione, pero el homicidio si.
Que los sueños o se vuelven más ambiciosos y posibles o se vuelven miserables e imposibles.
Que la familia puede ser hermosa y un gran sostén, o tu peor calvario.
Que no se puede olvidar a alguien, solo se puede superarlo.
Pero lo mas importante, aprendí que por más que me lamente, las cosas no van a cambiar hasta que yo las haga cambiar.

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[Este texto fue sacando de mí historia corta "De mí, para ti" por si alguien le interesa pasarse por ahí a echarle un vistazo]

[Foto hecha por mí, publicada en mi Instagram @iamespha]