Las horas pasan. El tiempo se acorta en diferentes realidades: una de ellas es un encuentro apasionado y tierno; y en otra realidad: es una carta abierta con un nombre oculto; y en otra realidad: es un encuentro frío y repetitivo; y en otra realidad: solo, y lleno de esperanza, espero tu llegada sentado en la vereda de alguna casa, y que al tener una rosa en mi mano y después de saborear su esencia con mi nariz te recuerdo como una madre recuerda a su hijo en tiempos de guerra. Solo espero vivir el tiempo en que dure cumplir el propósito de la cuarta opción, o sea ver tu, hermosa y elegante, cara otra vez; no quiero, pero si el destino me orilla a las playas de la agonía, prometo esperarte mi amada en ese mundo que, seguramente, existe después de la muerte. Esperaré tu regreso, y te aseguro que tendré las fuerzas necesarias para declarar mi amor personalmente, aún si me quemo en el infierno o me molestan los querubines: siempre en mis labios te guardaré esos «balbuceos empalagosos» que simboliza el amor inefable que siento por ti.
La primera vez que te ví supe que no saldrías de mi cabeza, ya que al dejarte pasar ese día, y mi corazón se calmó por el sociego de estar a una distancia prudencial nunca deje que otra idea se plante en mi mente sino se asocia contigo antes. Llevo un año así. Perdóname por hacer que tu nombre cause un dolor insoportable...no puedo evitar: ¡Soy un hombre! Uno enamorado y atormentado por el anonimato.
Cuando leas esta carta sabrás cuanto me importas. Eres mi «todo»: eres las flores de mi casa y eres esa funda que se alza por las corrientes de aire; sencilla y preciosa, eres mi madre y todas las mujeres que conocí y conoceré, eres mi sueño y mi placer, eres mi sol y mi luna: luz de mi corazón deprimido y solo, eres mi boca y mi canto, eres mis ojos y mis emociones, eres mi primer amor y el primer beso. Estarás ahí...siempre «ahí» cuando crezca y me vuelva un hombre que ama y respeta a las mujeres. Nunca las haré sufrir te lo prometo: las consentiré y las protegeré de los «malos hombres» y las abrazaré sin la escusa de que hace frío y les daré un beso en las mañanas, y si por algún motivo me olvidó se lo daré en la noche después de escuchar la respuesta a esta pregunta «¿Como estuvo tu día?»...ojala que todo esto suceda contigo y no con las que están atrás tuyo. No soporto esa realidad como no soporto la idea de vivir sin ti; un hipócrita tampoco. Perdón por transformar tu nombre en tormento...¡No lo puedo evitar! Quiero, pero no puedo.
Mientras escribo esto no lloro, aunque si lo haré si las cosas no salen bien o estoy a punto de morir. El tiempo, después de conocerte, pasaba tan rápido que, sin darme cuenta, llegaba a ese punto de mi vida que es el inicio de mis dolores de cabeza y el fin de ellos al tomarme la pastilla del «reencuentro». Ahora los dolores de tu ausencia se prolonga meses, ya no te veo muy seguido. Y parece que cada mañana espero algo que nunca llegará: me levanto por los primeros latidos de amor y me acuesto con el último suspiro de decepción. No quiero perderte...
Así que dejaré esta carta en tu ruta, y como haz de haber visto esta dentro de una casita de madera y cristal para protegerla de la lluvia, pero no sé si resista hasta el próximo invierno. Deduzco a la primera persona que pasara cerca de esta casita con una sonrisa: «¿Que es esto?» Se preguntarán, y que al acercarse y ver que adentro está una carta sellada con un lazo rojo y tú nombre escrito con una caligrafía casi perfecta dirán: «Que tierno» y levantándose con la decisión de compra una flor para esta noble causa se aleja con el viento moviendo sus cabellos: Está claro que el mundo comprenderá mi pesar, aún si este mundo es una suposición. Y se que al regresar por algún motivo estará acompañado de la dueña de la florería con una rosa en ambas manos. Los dos se arrodillarán y rezarán a Dios para que me dé las fuerzas necesarias para declarar mi amor personalmente. Pensarás que estoy delirando, y que imagino cosas sin sentido, pero se que las probabilidades son altas. ¿Sabes cuando construí está casita de madera y coloque está carta en su interior?, pues fue un día antes de San Valentín.
Lo dirá el tiempo en que resista está carta y la madera que la custodia o lo dirá mi cobardía al dejarte pasar de largo o lo dirá tu corazón cansado de esperar: declarando tu amor hacia a mi que en secreto y timidez se me fue ocultado o lo diré, personalmente, yo apenas te divisé por la ruta que haz dejado de frecuentar o lo dirá mi lápida si nunca llegas, a pesar de que no la considero una opción puede estar presente en mi memoria, pero lejos y opacada por la luz de la esperanza.
Te doy un adiós si decides pasar de largo con tu novio (aquel que, por respeto a tí, lo nombró una vez en esta carta: entiende es mi enemigo en esta guerra fría), pero si decides aceptar mi amor, aunque tengas hijos y seas una anciana quisquillosa, estaré aqui todos los días hasta que muera. Esperando volverte a ver, más que sea una última vez antes de que aquellos hombres que gozan decir que son tus confidentes te lleven de la mano hacia una mañana que se agota el amor mientras tú belleza se disipa por la serie de números que es la «edad». Si tengo que seguir este camino, o está quinta opción: no habrá futuro ni tiempo «después» para mí, solo la muerte acompañada por los únicos familiares que tengo, y la anterior vejez que viví, atormentado por "ese" amor no correspondido, y que cuyas ideas de «declaración-amorosa» volaron, al igual que mi voz, en este cielo azul donde te conocí por primera vez; a la deriva, sin rumbo, sin propósito.
Atentamente el joven de atrás tuyo.
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Cinco Destinos
RomanceUna carta para la chica que me dió un cosquilleo pasajero. Espero que cuando deje esta carta en la calle la lluvia no arrastre su casa hacia la alcantarilla, ya que esperó que esta chica la recoja y pueda leer como me enamoro con su «indiferencia»...