Harán ya casi 20 años, que despedimos a mi madre por última vez hacia su descanso eterno ,y hoy regrese al hogar que me vio crecer, ese mismo hogar que vio a mi madre llorar mi partida hacia una nueva aventura llamada vida.
Ciertamente la edad me pesa en cada paso que doy, llegando a casa volteó a ver el árbol que mamá y papá plantaron cuando yo apenas era un niño pequeño,vinieron a mi tantos recuerdos a mi mente, que la melancolía mezclada con el sentimiento de tristeza se agolparon en mi corazón que me hicieron caer de rodillas frente a aquel árbol.
Aún recuerdo ese día como si hubiera sido ayer , acompañando a mis padres al invernadero que estaba cerca de casa , a comprar aquel pequeño arbolito; flaco, escuálido y no más alto que mi hermano que por ese entonces tenía 2 años de edad.
Entonces al llegar a casa papá se dispuso a cavar un hoyo poco profundo para plantarlo, inocentemente le pregunté a mamá que estaba sentada en la mecedora dispuesta en el jardín de la casa :
-”Mami, cuanto tiempo tardará en crecer”, a lo que ella con su infinita sabiduría y ternura me contestó de manera que un niño de mi edad pudiera entender.
-”Hijo mío,este arbolito comenzó como una semillita, con el tiempo irá creciendo más y más resistiendo todo tipo de adversidades y al final se levantará majestuoso ofreciendo su sombra al viajero y hogar para las aves”-
Es como la vida nacemos frágiles y desprotegidos, con el paso del tiempo crecemos y adquirimos experiencias , superando las dificultades y pruebas que se nos presentan en el camino, y al final dejamos un legado que perdurará por siempre.
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Bajo la sombra de un árbol
Short StoryUna gran lección del ser más puro del universo, nuestras madres