Es viernes el fin de semana es algo que anhelo desde que empieza la semana, salgo casi corriendo por las puertas de la Universidad Nacional De Seúl. Y en lo que camino hacia mi casa mi mente empieza a divagar… desvió mi camino y termino yendo a la cafetería, como todas las tardes después de un día pesado en la facultad es el lugar en donde se me olvida el resto del mundo , a veces me pregunto si estar aquí tiene sentido. No sé porque nos preocupamos por el amor si nunca dura, ¿qué más dará? Pero ahora dudaba de ello, lo busco con la mirada discretamente... allí estaba él limpiando las mesas y sirviendo cafés con una sonrisa, la sonrisa mas linda que existe en el planeta.
Desearía que lo que digan los libros, los doramas, y todas las fantasías que mi cabeza crea fueran sean ciertas y que el amor fuera algo real, puro y verdadero, que pudiera durar para siempre.
Estoy sentado en la misma mesa de cada tarde, cerca de la ventana, me gustaba ver a la gente pasar, cada persona escondía una historia diferente. Me pregunto si algún día podre entender al amor. Y porque la gente se complica tanto por ello.
El planeta llamando a Taemin. Me doy cuenta que sigo con la mochila en los hombros y las manos llenas con mis libros. Dejo los libros a un lado a la vez que observaba como él se acercaba a mí.
-¿Qué deseas tomar, mi cid ? -preguntó él de forma teatral. Su pelo negro , su sonrisa, sus ojos grandes , el tono de su voz, su manera de saber cómo hacerme reír con cualquier estupidez... todo era tan perfecto, pero nunca tendría el valor de decírselo.
-¿Enserio, Minho? -pregunté riendo.
-¿Debo entender eso como un “lo de siempre”? - contestó contagiándose con mi risa a la vez que observaba los libros. -¿Muchos exámenes?
-Prff, demasiados. -afirmé poniendo cara de desesperación. Él rió y se alejó aun carcajeando dirigiéndose hacia la barra donde se dispuso a treme ni banana milk.
Y para ocultar que lo miraba agarro el primer libro del montón y lo abro “pfff fisicoquímica… que carajo cuando se me ocurrió estudiar Química. No creí que fuera tan complicada.
Y de pronto... ¡Zaz! Un líquido frio calló sobre la manga de mi camiseta, resbalando hasta mis pantalones y dejándolo todo empapado. ¡Joder! Exclamé en mis adentros.
-¡Lo siento! ¡Lo siento mucho! -exclamó Minho. Levanté la vista para mirarlo, y realmente, aunque no quería lo miré mal
-No era mi intención... -tartamudeó-
No pasa nada. -suspiré. -Me cambio y listo
-De verás lo siento mucho, -continúo dándome unas servilletas. -deja que te recompense.-sonrió.
-¿Y cómo piensas recompensarme? – digo sorprendido por lo que dijo
-¿Qué te parece si te invito a cenar? -pregunta esperanzado.
Salí de aquella cafetería y me dispuse a dirigirme a mi departamento, necesitaba una ducha para asimilar que esta noche tenía una cita con Minho. Bueno si se podía llamar cita ya que no estoy seguro s i le gustan los niños o simplemente estoy creando una historia en mi cabeza y el solo pretende ser un buen amigo.
¡Venga ya! Las diez menos veinticinco y aún no sabía que ponerme. ¿Formal, o no? Joder, mi armario está lleno y no tengo la menor idea que es lo que me voy a poner
Observé el armario indeciso, finalmente me decidí, no ir ni tan formal ni tan casual, unos jeans deslavados y una camisa de cuadros.
Me asomé a la ventana y noté que una suave brisa fría comenzaba a amenazar, así que cogí mi chaqueta negra, me peine, y me puse loción, cosa que no hago muy seguido ya que siempre salgo corriendo a la facultad.