Único.

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―¿YoonGi-hyung~? ―Un pequeño cuerpo de cabellera rubia llamaba a su mayor.

Hace instantes, mientras él estaba en su habitación escuchó ruidos que provenían de su cocina y supuso que su hyung favorito había llegado a su departamento.

Salió de su rosado cuarto a pasos un tanto rápidos vistiendo un pijama algo holgado y sus pantuflas de conejitos que tanto amaba.

Llegó al lugar de la bulla y efectivamente era él, estaba frente al lavadero de la cocina limpiando los trastes que dejó olvidados... y sucios.

Aprovechó que no escuchó su llegada para acercarse y abrazarlo por la espalda, introduciendo sus pequeñas manitos debajo del mandil que YoonGi llevaba puesto, tocando la suave tela de la polera que vestía. Abrazó su plano abdomen acercando sus fosas nasales a la parte trasera de esta, oliendo el varonil aroma que transmitía el de cabellos negros, que tanto le gustaba.

―Hola, bebé. ―Sacudió sus manos dejando caer algunas gotas de agua por el fregadero tomando una pequeña toalla que estaba a su alcance para secar estas y dar por terminada sus labor de "lavador de platos a domicilio".

Deshizo el abrazo del rubio para quitarse el mandil dejándolo en un pequeño perchero. Giró su cuerpo admirando el bello rostro de JiMin acunándolo entre sus manos sintiendo la piel de sus abultadas mejillas, procediendo a iniciar un abrazo.

YoonGi acarició los dorados cabellos del bajito percibiendo el delicioso aroma del shampoo que usaba, mientras JiMin se perdía en el aroma de YoonGi que la polera de este había adquirido.

―¿Cómo estás, bebé? ―JiMin al escuchar la pregunta de su hyung, retiró su cara de ese lugar viéndolo de frente, sin deshacer el abrazo.

―Bien, YoonGi. ―YoonGi escuchó la fina voz del rubio y fue imposible que su corazón no diera brincos en su lugar. ―Le pido una disculpa por hacerlo lavar mis trastes sucios... los olvidé.

JiMin hizo un puchero que su mayor deshizo iniciando un beso, sintió claramente los finos labios de este jugar con los suyos, iba a profundizarlo interviniendo con su lengua pero el pelinegro separó sus labios produciendo un chasquido.

―Tienes que lavar los trastes que usas, JiMin... ―Hizo una pausa para levantar el rostro del rubio posando dos de sus dedos en su mentón; pues este al sentirse regañado, agachó su mirada. ―No siempre voy a tener que limpiarlos yo, mi amor.

―Lo lamento, hyung. ―JiMin era muy sensible en todo aspecto; y por el comentario que hizo YoonGi, ya sentía sus ojos cristalizarse.

―No, bebé. ―YoonGi lo abrazó, tratando de tranquilizarlo pues este ya estaba llorando.

―Yoonie... Hazme cariñitos. ―El nombrado no lo pensó dos veces y cargó a JiMin de sus trabajados muslos traseros llevándolo a la sala, sentándose él en el sofá y JiMin en sus piernas.

Ahí procedió a acariciar los sedosos cabellos de su pequeño, sintiendo con las yemas de sus dedos el cuero cabelludo de este, poco a poco llevó sus pálidas manos a la diminuta cintura que el rubio poseía, levantando un poco la parte superior del pijama.

Mientras esto sucedía abajo; arriba, YoonGi dejaba sonoros besos por todo el rostro de JiMin, concentrándose en la pequeña nariz de su pequeño mientras este pegaba sus frentes disfrutando de las caricias de su hyung.

―Y-YoonGi. ―El nombrado dejó otro sonoro beso en la punta de la nariz de JiMin, invitándolo a continuar. ―¿Hoy te vas a quedar a dormir?

YoonGi quitó sus manos de la cintura del rubio para acostarlo en el sofá, metiéndose entre sus piernas ocultando su rostro en la curvatura del cuello contrario.

―Sí, mi amor. ―Susurró muy cerca del oído del pequeño, estremeciéndolo debido a su ronca voz.

Se quedó quieto aspirando el delicioso aroma de JiMin.

―¿Qué le dijo a su novia? ―YoonGi levantó su rostro mirando al pequeño cuerpo debajo suyo, afirmando sus manos a cada lado de este.

―Que iba a dormir en la casa de mis padres... ―Desvió su mirada. ―No se negó; lo que tenemos, hace tiempo dejó de ser una relación.

―Hyung. ―JiMin cambió de posición sentándose en el suave sofá, aferrándose al cuello de YoonGi. ―Deja de pensar en ella. Ahora estás aquí, conmigo... Y eso basta.

―Te amo demasiado, pequeño. ―Lo acostó de nuevo, iniciando un beso. ―No sabes cuanto espero terminar con ella y estar contigo.

―Shh~. ―Posó su dedo índice en los labios del pelinegro, haciendo la seña de "Silencio". ―Ahora sólo dame cariñitos.

YoonGi sonrió dejando mostrar sus rosadas encías y blancos dientes, iniciando con la sesión de cariños a su pequeño amigo.

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