Los mafiosos y sus familias

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Cuando llegué a casa vino a saludarme Darcy corriendo. Lo cogí en brazos y le di un beso en la frente. Estaba todo a oscuras. Fui a la habitación de mi madre. Estaba tumbada en la cama, pero no sabía si estaba dormida. Me dirigí a mi habitación sin hacer mucho ruido. Estaba todo tal y como lo dejé, La ladrona de libros estaba abierto por una de mis páginas favoritas.

 Estaba todo tal y como lo dejé, La ladrona de libros estaba abierto por una de mis páginas favoritas

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Cerré el libro y lo guardé en su respectivo sitio de la estantería. Me puse el pijama y colgué la ropa en el perchero, ahora no me apetecía doblarla y colocarla ordenadamente en el cajón. Me introduje en la cama y Darcy subió de un salto a hacerme compañía. Me quedé dormida en menos de cinco minutos.

Kevin

Caminábamos por un pasillo oscuro. En suelo estaba repleto de alfombras de terciopelo y en las paredes había muchos retratos que me producían escalofríos. Los dos hombres que tenía detrás me recordaron a Los hombres de Negro, como admiro a Will Smith. En esta situación él seguramente les pegaría una patada en sus partes, les robaría las escopetas, se tiraría por la ventana, iría corriendo a la torre de en frente, raptaría a alguien y negociaría su secuestro. Pero yo no soy él, y por lo tanto tengo a dos hombres apuntándome con armas cada dos segundos detrás y me espera alguien parecido al Padrino en una sala enorme donde acabamos de entrar.

-It's here.-dijo uno de los hombres-

Me recuerda al comedor de la Bella y la bestia, pues hay una chimenea y una mesa enormemente larga, puede que para comer cien personas o más. Este palacio me está poniendo cada vez más nervioso. Entre las sombras había una figura, la cual no podía distinguir muy bien.

-Bienvenido, Kevin. Ha pasado mucho tiempo.

-No el suficiente para pensarme el trato que hicimos, pero tú insististe.

Hizo una seña. 

-Get out.-los hombres le hicieron caso y se retiraron dando un portazo-

-Ahora que estamos tú y yo solos, cuéntame, hijo, ¿qué tal te va todo?

-Bien, y quiero que siga siendo así, por eso estoy aquí.-mejor no dar muchos detalles-

-Estupendo.

Se levantó y fue andando hacia mí a lo largo de toda la mesa.

-He oído que intentas conquistar a una chica...-al ver mi mueca prosiguió-Sí, hijo, sigo teniendo espías. Hombres fieles que no me dejan atrás nunca, a los cuales debéis vuestra protección.

-No necesitaríamos protección si no nos hubieras metido en esto.

-No, no, no. Vosotros,-me señaló-fuisteis los que os metisteis de lleno. Si hubieras aceptado el negocio cuando te lo ofrecí, ahora no estaríamos teniendo esta discusión.

El Rebelde Y La BailarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora